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Acción
En Filipinas, Joe Armstrong (Michael Dudikoff), un soldado americano de la Armada, cae en una emboscada tendida por unos rebeldes. Pero con su supremo dominio de las artes marciales consigue defenderse y, de paso, descubrir una horrible conspiración en el seno del ejército americano... (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2013
26 de mayo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero, por favor, observemos el cartel de «Guerrero americano». Las barras y las estrellas a todo color, y un Joe con katana atacando a un ninja (según la película, pronunciado «ninja», como se escribe...) agachado y de espaldas. Qué poderío.
Fijémonos en que ni siquiera el dibujo de Joe transmite ni un mínimo de emoción, de esfuerzo. Ay, madre, después critican a otros actores del género de acción y cuyos nombres sería ofensivo para ellos nombrar aquí, pero este Michael Dudikoff no tiene precio. Su expresividad sí que es nula, haga lo que haga, y mate a quien mate. El chico se mueve, imagino, que bien, pero los combates son tan, tan, tan lentos, tan coreografiados, tan pésimamente dispuestos, que la acción se queda en una especie de bizcocho desinflado que no apetece lo más mínimo. El resto del reparto está más o menos a su altura y los personajes son típico tópicos, incluido el de la chica-hija-del-jefe-que-es-una-chillona-tonta, porque vaya comportamiento cuando huyen del primer ataque. Niña, cállate un rato.
La mezcla de «ninjas» y cultura occidental no es muy brillante, entre otras cosas porque es imposible creerse esto: ¿cómo es posible que el mayor ataque a unos militares sea, ¡atención!, unos «ninjas» con estrellas y palos? Pero, ¿y las balas, y las pistolas? Supuestamente las esquivan... pero podemos ver cómo los soldados ni tiene la intención de disparar; se quedan quietos, a la espera de que los «ninjas» vaya a por ellos. En fin, que es una paranoia friki que entretiene, no hay duda, y que a los niños les encantará, pero que vista con perspectiva y a pesar de toda la condescendencia del mundo, no puede aceptarse como buena.
Para los muy nostálgicos y para un rato chistoso, ya está.
Fijémonos en que ni siquiera el dibujo de Joe transmite ni un mínimo de emoción, de esfuerzo. Ay, madre, después critican a otros actores del género de acción y cuyos nombres sería ofensivo para ellos nombrar aquí, pero este Michael Dudikoff no tiene precio. Su expresividad sí que es nula, haga lo que haga, y mate a quien mate. El chico se mueve, imagino, que bien, pero los combates son tan, tan, tan lentos, tan coreografiados, tan pésimamente dispuestos, que la acción se queda en una especie de bizcocho desinflado que no apetece lo más mínimo. El resto del reparto está más o menos a su altura y los personajes son típico tópicos, incluido el de la chica-hija-del-jefe-que-es-una-chillona-tonta, porque vaya comportamiento cuando huyen del primer ataque. Niña, cállate un rato.
La mezcla de «ninjas» y cultura occidental no es muy brillante, entre otras cosas porque es imposible creerse esto: ¿cómo es posible que el mayor ataque a unos militares sea, ¡atención!, unos «ninjas» con estrellas y palos? Pero, ¿y las balas, y las pistolas? Supuestamente las esquivan... pero podemos ver cómo los soldados ni tiene la intención de disparar; se quedan quietos, a la espera de que los «ninjas» vaya a por ellos. En fin, que es una paranoia friki que entretiene, no hay duda, y que a los niños les encantará, pero que vista con perspectiva y a pesar de toda la condescendencia del mundo, no puede aceptarse como buena.
Para los muy nostálgicos y para un rato chistoso, ya está.