Tenemos un problema, y es el exceso de campañas de marketing en nuestra cultura. En nuestro cine, parece que tenemos que tragarnos lo que nos empaquetan y envuelven con un lazo, a pesar de que lo abramos y nos encontremos con una gran bola de mierda. Caso Almodóvar, y ahora parece que con Amenábar también, y todo para aparentar que molamos mucho fuera de nuestras fronteras; Mira que directores uno manchego, y otro español también, aunque haya nacido en Chile. ¡¡Penélope de Alcobendas!! ...Flirteando con los Oscars, los Globos de Oro... etc. Y es que, maldita sea... a lo largo de la historia, algo ha pasado siempre en nuestra latitud, en nuestra península:
- El bisonte de Altamira
- Velázquez, Goya.
- El Lazarillo. El Quijote de Cervantes
- Manuel de Falla
- Picasso, Dalí.
- Quevedo, Bequer, Lorca, Valle Inclán.
- Buñuel, Berlanga.
Son varios ejemplos de una marea inmensa de muchos y muchos.
Por lo tanto me niego en pensar que este tipo de cosas y resultados mediocres puedan representarnos, en este caso en el CINE, habiendo gente seguro que pudiera hacer algo más con, nada más y nada menos: El momento en el que ¡ARDE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA! ¡¡QUÉ HACES!! Eso debería haber sido CINE.
La película aprueba porque Amenábar no dudo que tenga talento, es más tiene una cabeza privilegiada, y es listo. Pero no lo logra. No hace CINE con mayúsculas, y lo que tenía en sus manos era grande. Se lo dejó en Abre los Ojos y en la Gran Vía desierta. Espero que lo recupere, lo necesitamos.