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Voto de Ferdydurke:
1
5.4
27,088
Terror
Secuela de la película [•REC] (2006), con el mismo formato de falso documental. Quince minutos después del final de la primera parte, un grupo de policías entran en el edificio acompañados por un doctor con tal de conseguir la sangre de los infectados, en especial la de la infectada inicial que habitaba el ático, para encontrar una cura. A su vez, tres adolescentes, un bombero y un antiguo inquilino entran por el alcantarillado. Lo que ... [+]
29 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda vez ni siquiera tiene gracia. La pena se come a la risa. La vergüenza (ajena, propia y del mundanal ruido) gana al humor. La chapuza y la caradura, al cine mismo.
Hostia, puta, cojones... Me cago en la hostia, puta, cojones.... A la enésima potencia.
Aaaaaaaaa........ Eeeeeee...... Iiiiiiiiiiiiiiii........... Ooooooo........... Uuuuuuu......... Vocalismo agónico.
La cámara se cae, fundido en negro, se mueve, se arrastra, fundido en negro. Tú la coges, se la pasas, la rompes, la tiras, me la cambias, fundido en negro...
Y ya. Y nada más.
Primera parte. Llegan dos polis, un encargado y un cámara. Solo los diez primeros minutos, cuando todavía no ha habido grito, se sostienen. De hecho, así debería haber sido el resto, subiendo escaleras hasta el infinito, de caracol, subiendo y charlando, por la torre de Babel o la de Eiffel, sube que te sube...
Hostia, puta, cojones... Me cago en la hostia, puta, cojones.... A la enésima potencia.
Aaaaaaaaa........ Eeeeeee...... Iiiiiiiiiiiiiiii........... Ooooooo........... Uuuuuuu......... Vocalismo agónico.
La cámara se cae, fundido en negro, se mueve, se arrastra, fundido en negro. Tú la coges, se la pasas, la rompes, la tiras, me la cambias, fundido en negro...
Y ya. Y nada más.
Primera parte. Llegan dos polis, un encargado y un cámara. Solo los diez primeros minutos, cuando todavía no ha habido grito, se sostienen. De hecho, así debería haber sido el resto, subiendo escaleras hasta el infinito, de caracol, subiendo y charlando, por la torre de Babel o la de Eiffel, sube que te sube...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aparece un cura. De verdad. No es choteo. Me lo creo. Una epidemia de demonios ateos y cansinos que puede acabar con la humanidad tal como la conocemos y nos ponemos en manos de un alzacuellos, un crucifijo, unos recitados, dos tontos de capirote que dan voces y una cámara.
Bien. Vamos bien.
Aparecen tres críos igual de imbéciles que el primer trío (o cuarteto). Solo que más jóvenes.
Aparece Manuela Velasco. Menos mal. Ya se la echaba de menos.
Ahora es diabla. Se ha alienado. Bicho malo en cuerpo extraño.
Ella gana. Siempre. Hasta la victoria final.
Nota: Es cierto que en España somos de jarana, berrido y poco seso. Si algo nos caracteriza es el barullo, el bulto, el cachondeo (eso dicen, y si se comenta seguro que es cierto).
Por lo tanto, esta obra, y la primera o antecesora, podrían ser en verdad, aunque a mí no me convenzan, el retrato fiel de nuestra alma oscura y castigada, de nuestra desesperación, cansancio y tristeza, siglos de historia que nos han dejado llenos de magulladuras y negro descreimiento, de cinismo, pillaje y brutal comedia, de mentiras, miseria y agotada pesadumbre; esa fiereza sórdida, taimada y mediocre que tratamos de enmascarar, en vano, con la bulla y el alboroto, con el trapicheo al ritmo del borrego; una esencia gregaria y cobarde que nos obliga al tumulto, la muchedumbre y el común voceo. Para que no se note que tenemos mucho miedo y no sabemos dónde. Para que parezca que somos del disfrute y no del acojone.
Patrañas valientes a fuerza de puro susto.
Sin duda.
Bien. Vamos bien.
Aparecen tres críos igual de imbéciles que el primer trío (o cuarteto). Solo que más jóvenes.
Aparece Manuela Velasco. Menos mal. Ya se la echaba de menos.
Ahora es diabla. Se ha alienado. Bicho malo en cuerpo extraño.
Ella gana. Siempre. Hasta la victoria final.
Nota: Es cierto que en España somos de jarana, berrido y poco seso. Si algo nos caracteriza es el barullo, el bulto, el cachondeo (eso dicen, y si se comenta seguro que es cierto).
Por lo tanto, esta obra, y la primera o antecesora, podrían ser en verdad, aunque a mí no me convenzan, el retrato fiel de nuestra alma oscura y castigada, de nuestra desesperación, cansancio y tristeza, siglos de historia que nos han dejado llenos de magulladuras y negro descreimiento, de cinismo, pillaje y brutal comedia, de mentiras, miseria y agotada pesadumbre; esa fiereza sórdida, taimada y mediocre que tratamos de enmascarar, en vano, con la bulla y el alboroto, con el trapicheo al ritmo del borrego; una esencia gregaria y cobarde que nos obliga al tumulto, la muchedumbre y el común voceo. Para que no se note que tenemos mucho miedo y no sabemos dónde. Para que parezca que somos del disfrute y no del acojone.
Patrañas valientes a fuerza de puro susto.
Sin duda.