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Voto de Ferdydurke:
5

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5
Fantástico
Un hada aparece en la pantalla en medio de un jardín, haciendo nacer unos bebés de unas coles. Se trata de una nueva versión que Alice Guy hizo de su corto original 'La fée aux choux' (1896) , que se considera perdido. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2024
13 de julio de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siniestro cuento de terror en el que se habla del robo, masivo, indiscriminado, impune, de niños por parte de una, cómo no, pérfida mujer tenía que ser o bruja de adarga antigua.
Si ya el tema, tan de (siempre, eterna) actualidad, o no nos acordamos de la película reciente de Jim Caviezel, Sound of Freedom que tanta ira o mala baba suscitó entre los plumillas tan obedientes, a toque de pito los juntaletras fílmicos, lo que mande padre, o de aquella de Joaquin Phoenix, En realidad nunca estuviste aquí, es de espanto y tentetieso, ¿Quién puede (robar) matar a un niño?, o si no que se lo pregunten a Jólivud y a todos los medios críticos al retortero, ocultamiento, sal en la herida, abierta, en canal, (aquí) le añaden estupefacción, a quién se le ocurre (que la detengan...), al mostrar, digamos, más madera, unos lactantes o bebés, criaturitas benditas, escondidas, con tan malas artes, mezcladas con muñecos (sí, diabólicos), sea, es decir, El coleccionista, vamos, taxonomía, El aura, lo que nos quieren decir, y no hace falta haber ido a Oxford para saberlo o pillarlo al vuelo de buenas a primeras, es que primero los roba, la muy loba, y luego o después los diseca o convierte en monigotes, la muy cabrona, (Los crímenes del) museo de cera, horror de horrores, como contaban en aquel cuento corto animado en aquella tienda Alma hace nada, gloria.
En resumen o conclusión, uno de los miedos más ancestrales viscerales atávicos del ser humano que de un tiempo a esta parte contratante se ha convertido, desgraciadamente, en el pan nuestro de cada día, en materia peliculera, más o menos oblicua o disimulada, como reflejo, más o menos reprimido/censurado, de la sociedad/real(mente existente).
El problema, quizás normal, nada casual y sí causal, es que este corto no se sabe bien si lo celebra, más bien pareciera, o lo denuncia condena, el hecho monstruoso, queda la duda, morrocotuda, ambigua, línea de sombra.
Por lo demás, bien, a tanta maldad a espuertas le corresponde o toca un tono o guinda trozo de arte arbotante cachondo ominoso oligofrénico hermoso.
Si ya el tema, tan de (siempre, eterna) actualidad, o no nos acordamos de la película reciente de Jim Caviezel, Sound of Freedom que tanta ira o mala baba suscitó entre los plumillas tan obedientes, a toque de pito los juntaletras fílmicos, lo que mande padre, o de aquella de Joaquin Phoenix, En realidad nunca estuviste aquí, es de espanto y tentetieso, ¿Quién puede (robar) matar a un niño?, o si no que se lo pregunten a Jólivud y a todos los medios críticos al retortero, ocultamiento, sal en la herida, abierta, en canal, (aquí) le añaden estupefacción, a quién se le ocurre (que la detengan...), al mostrar, digamos, más madera, unos lactantes o bebés, criaturitas benditas, escondidas, con tan malas artes, mezcladas con muñecos (sí, diabólicos), sea, es decir, El coleccionista, vamos, taxonomía, El aura, lo que nos quieren decir, y no hace falta haber ido a Oxford para saberlo o pillarlo al vuelo de buenas a primeras, es que primero los roba, la muy loba, y luego o después los diseca o convierte en monigotes, la muy cabrona, (Los crímenes del) museo de cera, horror de horrores, como contaban en aquel cuento corto animado en aquella tienda Alma hace nada, gloria.
En resumen o conclusión, uno de los miedos más ancestrales viscerales atávicos del ser humano que de un tiempo a esta parte contratante se ha convertido, desgraciadamente, en el pan nuestro de cada día, en materia peliculera, más o menos oblicua o disimulada, como reflejo, más o menos reprimido/censurado, de la sociedad/real(mente existente).
El problema, quizás normal, nada casual y sí causal, es que este corto no se sabe bien si lo celebra, más bien pareciera, o lo denuncia condena, el hecho monstruoso, queda la duda, morrocotuda, ambigua, línea de sombra.
Por lo demás, bien, a tanta maldad a espuertas le corresponde o toca un tono o guinda trozo de arte arbotante cachondo ominoso oligofrénico hermoso.