The Cabbage Patch FairyCortometraje
4.5
162
Fantástico
Un hada aparece en la pantalla en medio de un jardín, haciendo nacer unos bebés de unas coles. Se trata de una nueva versión que Alice Guy hizo de su corto original 'La fée aux choux' (1896) , que se considera perdido. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2015
3 de junio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En España siempre se ha dicho que los niños vienen de París… o que los trae la cigüeña. Cuando te das cuenta de que ni sabes hablar francés ni has visto nunca la cigüeña, comienzas a preguntarte de donde sacará la gente estos cuentos de hadas.
Lo de París tiene su lógica: la frase empezó a circular en los años 60, una época en la que muchas parejas españolas iban a París de luna de miel y, una vez de regreso, la mujer descubría que esperaba un hijo.
En Italia y Europa central en general, sin embargo, no le atribuyen un origen tan romántico y elegante. Aquí se dice que los niños nacen bajo las coles, según una creencia popular de Europa central, donde durante siglos la col ha sido el símbolo de la fecundidad. El cultivo de esta verdura era tarea exclusiva de la mujer: se sembraba en primavera y se recogía tras nueve meses, justo lo que dura el tiempo de gestación de un niño.
Tras esta aclaración vamos con la crítica cinéfila:
Alice Guy realizó la primera película narrativa de la historia del cine: "La Fee aux Choux", ("El hada de las coles"), escrita, dirigida y producida por ella misma, en 1896, unas semanas antes del ingreso a la realización cinematográfica del genial Georges Méliès.
Cuatro años después, no contenta con el resultado de aquella ópera prima, se auto-plagió dirigiendo este "remake", que copia hasta en los más mínimos detalles a su antecesora. De hecho he tenido que ver los dos cortos un par de veces para cercionarme de que no eran el mismo.
Lo de París tiene su lógica: la frase empezó a circular en los años 60, una época en la que muchas parejas españolas iban a París de luna de miel y, una vez de regreso, la mujer descubría que esperaba un hijo.
En Italia y Europa central en general, sin embargo, no le atribuyen un origen tan romántico y elegante. Aquí se dice que los niños nacen bajo las coles, según una creencia popular de Europa central, donde durante siglos la col ha sido el símbolo de la fecundidad. El cultivo de esta verdura era tarea exclusiva de la mujer: se sembraba en primavera y se recogía tras nueve meses, justo lo que dura el tiempo de gestación de un niño.
Tras esta aclaración vamos con la crítica cinéfila:
Alice Guy realizó la primera película narrativa de la historia del cine: "La Fee aux Choux", ("El hada de las coles"), escrita, dirigida y producida por ella misma, en 1896, unas semanas antes del ingreso a la realización cinematográfica del genial Georges Méliès.
Cuatro años después, no contenta con el resultado de aquella ópera prima, se auto-plagió dirigiendo este "remake", que copia hasta en los más mínimos detalles a su antecesora. De hecho he tenido que ver los dos cortos un par de veces para cercionarme de que no eran el mismo.
13 de julio de 2024
13 de julio de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siniestro cuento de terror en el que se habla del robo, masivo, indiscriminado, impune, de niños por parte de una, cómo no, pérfida mujer tenía que ser o bruja de adarga antigua.
Si ya el tema, tan de (siempre, eterna) actualidad, o no nos acordamos de la película reciente de Jim Caviezel, Sound of Freedom que tanta ira o mala baba suscitó entre los plumillas tan obedientes, a toque de pito los juntaletras fílmicos, lo que mande padre, o de aquella de Joaquin Phoenix, En realidad nunca estuviste aquí, es de espanto y tentetieso, ¿Quién puede (robar) matar a un niño?, o si no que se lo pregunten a Jólivud y a todos los medios críticos al retortero, ocultamiento, sal en la herida, abierta, en canal, (aquí) le añaden estupefacción, a quién se le ocurre (que la detengan...), al mostrar, digamos, más madera, unos lactantes o bebés, criaturitas benditas, escondidas, con tan malas artes, mezcladas con muñecos (sí, diabólicos), sea, es decir, El coleccionista, vamos, taxonomía, El aura, lo que nos quieren decir, y no hace falta haber ido a Oxford para saberlo o pillarlo al vuelo de buenas a primeras, es que primero los roba, la muy loba, y luego o después los diseca o convierte en monigotes, la muy cabrona, (Los crímenes del) museo de cera, horror de horrores, como contaban en aquel cuento corto animado en aquella tienda Alma hace nada, gloria.
En resumen o conclusión, uno de los miedos más ancestrales viscerales atávicos del ser humano que de un tiempo a esta parte contratante se ha convertido, desgraciadamente, en el pan nuestro de cada día, en materia peliculera, más o menos oblicua o disimulada, como reflejo, más o menos reprimido/censurado, de la sociedad/real(mente existente).
El problema, quizás normal, nada casual y sí causal, es que este corto no se sabe bien si lo celebra, más bien pareciera, o lo denuncia condena, el hecho monstruoso, queda la duda, morrocotuda, ambigua, línea de sombra.
Por lo demás, bien, a tanta maldad a espuertas le corresponde o toca un tono o guinda trozo de arte arbotante cachondo ominoso oligofrénico hermoso.
Si ya el tema, tan de (siempre, eterna) actualidad, o no nos acordamos de la película reciente de Jim Caviezel, Sound of Freedom que tanta ira o mala baba suscitó entre los plumillas tan obedientes, a toque de pito los juntaletras fílmicos, lo que mande padre, o de aquella de Joaquin Phoenix, En realidad nunca estuviste aquí, es de espanto y tentetieso, ¿Quién puede (robar) matar a un niño?, o si no que se lo pregunten a Jólivud y a todos los medios críticos al retortero, ocultamiento, sal en la herida, abierta, en canal, (aquí) le añaden estupefacción, a quién se le ocurre (que la detengan...), al mostrar, digamos, más madera, unos lactantes o bebés, criaturitas benditas, escondidas, con tan malas artes, mezcladas con muñecos (sí, diabólicos), sea, es decir, El coleccionista, vamos, taxonomía, El aura, lo que nos quieren decir, y no hace falta haber ido a Oxford para saberlo o pillarlo al vuelo de buenas a primeras, es que primero los roba, la muy loba, y luego o después los diseca o convierte en monigotes, la muy cabrona, (Los crímenes del) museo de cera, horror de horrores, como contaban en aquel cuento corto animado en aquella tienda Alma hace nada, gloria.
En resumen o conclusión, uno de los miedos más ancestrales viscerales atávicos del ser humano que de un tiempo a esta parte contratante se ha convertido, desgraciadamente, en el pan nuestro de cada día, en materia peliculera, más o menos oblicua o disimulada, como reflejo, más o menos reprimido/censurado, de la sociedad/real(mente existente).
El problema, quizás normal, nada casual y sí causal, es que este corto no se sabe bien si lo celebra, más bien pareciera, o lo denuncia condena, el hecho monstruoso, queda la duda, morrocotuda, ambigua, línea de sombra.
Por lo demás, bien, a tanta maldad a espuertas le corresponde o toca un tono o guinda trozo de arte arbotante cachondo ominoso oligofrénico hermoso.
29 de julio de 2018
29 de julio de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De corte mágico y fantástico, A. Guy trae a colación su memorable corto de 1896 y ofrece una segunda copia de la misma filmación seguramente tratando de reeditar el éxito que había obtenido cuatro años atrás.
Por su fuerte capacidad de impacto, por su sentido de la originalidad y por su carácter vanguardista parece que mereció esta segunda oportunidad.
Cuanto se dijo sobre la primera versión es válido también para ésta nueva presentación salvo en lo concerniente a su valor como novedad.
Por su fuerte capacidad de impacto, por su sentido de la originalidad y por su carácter vanguardista parece que mereció esta segunda oportunidad.
Cuanto se dijo sobre la primera versión es válido también para ésta nueva presentación salvo en lo concerniente a su valor como novedad.
18 de agosto de 2020
18 de agosto de 2020
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Simplemente brutal. Una escenografía impresionante. Un nivel narrativo exquisito. Una producción que no deja nada que desear. Todo el mundo debería ver esta película porque es IMPRESIONANTE.
¿Película de culto? Sí, gracias.
¿Película de culto? Sí, gracias.
3 de junio de 2015
3 de junio de 2015
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me interesa ver cortos antiguos de la época en la que el cine estaba en pañales (Anda! Qué bien traído, jaja). Si bien últimamente me estoy volviendo demasiado "moñas" al ponerme a ver las novelas que emiten por la tarde la cadena pública, el aceptar como algo bueno este corto sería ya verme con vestidito y peineta a juego. El corto puede resultar curioso, pero es levemente insufrible. Y es insufrible porque no tiene porque ver nadie como una mujer que hace de hada saca bebés de unas coles y los pone en la tierra. ¿Qué padres tan desaprensivos dejaron a sus niños para tal cosa? XD. Es un pase que vea novelitas de mujeres y me gusten (debo decir que si las actrices de las mismas fueran feas, no las vería... Pero no puedo dejar de ver a Celia Freijeiro sin ponerme cachondo, sorry Xd) pero ésto ya no. Tanto azúcar me producirá ganas de vomitar. No hace falta que la veas, no aporta nada. Ni tampoco es un documento histórico, es un petardo. Eso sí, me sorprende que en 1900 hubieran mujeres directoras... Pensaba que no se atrevieron a cursar la carrera hasta bien poquito, y antes de que naciera mi abuela ya había alguna que otra. Muy bien.
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