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Comedia
El señor Hulot (Jacques Tati) no tiene trabajo, ocupándose de llevar a su sobrino Gérard (Alain Becourt) a la escuela y traerlo después a la ultramoderna casa de su hermana (Adrienne Servantie), casada con el señor Arpel (Jean-Pierre Zola), quien intenta ocupar a su cuñado en la empresa de fabricación de tubos de plástico en la que trabaja. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2020
16 de enero de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una estética que nos lleva a los cuentos, construida con una gama cromática improbable y una dirección de arte que nos recuerda a los tebeos que devorábamos de niños, Tati nos introduce un mundo más amable, con menos preocupaciones, el mundo de la inocencia perdida y reencontrada, que se opone sin ningún tipo de discurso y de una forma amistosa, al mundo de la apariencia y el estatus social.
Cada escena esconde de un modo más o menos explícito, un pequeño gag de comedia, que desde el principio va tatuando una sonrisa en nuestro gesto de espectador cínico hasta convertirlo en un reflejo del mensaje velado que nos va regalando.
Ayuda un delicioso tema musical que compone la banda sonora a la que acompañan los abundantes efectos sonoros que juegan un papel fundamental en el retrato de estos dos mundos que pone frente al plano de simetría. Un ejemplar trabajo sonoro que aunque pueda parecer excesivo, da la sensación que es justo lo que pretende.
Una elegante forma de volver a ser efímeramente lo que no debimos dejar de ser: Niños, perros o Hulots.
Cada escena esconde de un modo más o menos explícito, un pequeño gag de comedia, que desde el principio va tatuando una sonrisa en nuestro gesto de espectador cínico hasta convertirlo en un reflejo del mensaje velado que nos va regalando.
Ayuda un delicioso tema musical que compone la banda sonora a la que acompañan los abundantes efectos sonoros que juegan un papel fundamental en el retrato de estos dos mundos que pone frente al plano de simetría. Un ejemplar trabajo sonoro que aunque pueda parecer excesivo, da la sensación que es justo lo que pretende.
Una elegante forma de volver a ser efímeramente lo que no debimos dejar de ser: Niños, perros o Hulots.