Termino de ver la trilogía protagonizada por Wesley Snipes sobre el semivampiro superhéroe de MARVEL Comics igual que la comencé: con un sabor agridulce, con una sensación de distracción pasajera apacible pero banal. La trama nos conduce igual que las dos cintas anteriores por la caza a un malvado vampiro (en la primera tuvo a Frost (Stephen Dorff ), en a segunda a Nomak (Luke Goss) y en esta tercera al mismísimo Drácula (Dominic Purcell) versionado con muchas licencias para hacer el papel de antagonista de cine de acción) y las alianzas que Blade debe o no hacer para derrotar a los malvados de turno.

Lo cierto es que "Blade Trinity" no arriesga ni para bien ni para mal. No aporta en su libreto una sola dosis de hondanadas, erudición, virajes y multifacetas que complazcan a todo aquel que busque un blockbuster de calidad (desde luego esto no es el cine de acción superheróica o de ciencia-ficción de Christopher Nolan, de James Cameron, de Steven Spielberg o de Ridley Scott), pero tampoco desbarra en exceso en el desarrollo de su relato como para dejar puntos muertos que aburran en demasía (algo que su primera parte sí tuvo y desdibujó el buen hacer argumental de sus primeras secuencias). La trama es nulamente original y excesivamente perezosa, y acaba siendo una mera excusa (revista mil y una veces en el cine contemporáneo) para la concatenación de escenas de persecuciones, combates y rescates que darán lugar al duelo final.

Y "Blade Trinity" va evolucionando en esa caza al objetivo de forma lo bastante despierta y ágil como para entretener en su justa medida y en casi todo momento en un primer visionado. La puesta en escena de relumbrón hace el resto para compensar tan poca materia literaria del guión. "Blade Trinity" sigue contando con unas coreografías de peleas y tiroteos expeditas y deslumbrantes, envueltas en una fotografía elegante (donde los negros y blancos contrastan con un medido uso de la luz intensa eléctrizante), una realización briosa y prolífica, y unas interpretaciones robustas (tampoco tienen mucho con lo que jugar más allá de las batallas físicas tanto de ellos como de sus dobles). Wesley Snipes ES Blade, ese Blade impávido pero eficaz a la hora de aniquilar a los chupasangre más habilidosos, y Ryan Reynolds (cuyo bautizo en el mundo superheróico se dió aquí. Más tarde llegarían las mediocres pero también distraídas "X-Men orígenes: Lobezno" (2009) y "Green Lantern" (2011), y poco después las que son para mí su culmen actoral: la notable saga de "Deadpool") es una gran adición al relato, al que aporta un desahogado sentido del humor con ese innato descaro que sabe dar a las frases de burla (poco originales en este "Blade Trinity", pero Reynolds saca oro de ellas y ya asomaba la patita frente a lo que nos regalaría como el "mercenario bocazas" de la MARVEL).

En definitiva estamos ante una cinta de género de acción pura, con unos toques de fantasía poco elaborados y realmente olvidables. Solo aporta lo que se pide de ella a un público muy concreto: el espectador ávido de la acción de serie B (las películas de Van Damme o Stallone más usuales están a este mismo nivel) o el muy fanático de las viñetas de MARVEL que no se conforme más que con un recreo muy muy justito. Para el resto ni es recomendable ni es indispensable, pues no aporta nada que no se haya visto ya y mejor.

Lo peor: Su guión
Lo mejor: Ryan Reynolds y su actuación. Su realización presta y oportuna en cada patada y carrera.