... porque mientras dura... ¡vaya tortura!

Esta secuela de la cinta de acción "Speed" (de la cual tampoco guardo ningún recuerdo especial, sinceramente) mete a la Bullock, a su novio (policía, claro está) de turno y al villano unidimensional (con enfurruñada cara de malvado) de toda la vida en un crucero bastante cutre y soso.

Los 120 minutos consisten en ver al malo maloso (un Dafoe totalmente acartonado) del cual el guión apenas explica algo (es malo y punto. Se demuestra con algún gruñido y grito que pega, que con eso es suficiente oiga. Y si no es suficiente, se gastan unos segundos en verle ducharse con sanguijuelas (¿ven el profundo "doble sentido"? jajaja)... una escena que como mucho produce risa inintencionada. Al final sabremos de sus motivaciones con cuatro atropelladas frases para justificar sus chorradas) intentar hacer la vida imposible a los pasajeros del puñetero barco (ya sea amenazando con explosivos o intentando estrellar el navío, todo vale) mientras la Bullock y su acompañante se convierten en inesperados héroes que tratan de salvar a los pasajeros.

El guión parte de una premisa previsíble y típica... pero es que además se desarrolla con momentos desaboridos y monótonos, situaciones tontas, diálogos repetitivos y "cortitos" (ya no recuerdo cuantas veces repite la Bullock a su novio eso de "¡¡¡¡realmente no nos conocemos!!!!"... pero fueron MUCHAS veces a lo largo de las dos horas. Una frasecita que la primera vez que se escucha tiene un pase... pero a la cuarta ya deseas tirar a la Bullock por la borda por pesada), y chascarrilos memos que en lugar de dar risa dan ganas de llorar. Para colmo De Bont embebe al film con un ritmo que resulta ser todo lo contrario al título de la cinta; es algo plomizo, aburrido y tedioso... incluso en las escenas de acción (cuyo montaje no destaca para nada) que resultan hasta cómicas sin querer (incluso los extras parecen estar riéndose) ("Tiburón" tuvo menos presupuesto y transmitía 1000 veces mejor el peligro). Ni la puesta en escena ni los efectos sorprenden o llaman la atención por nada. Y las actuaciones transmiten una desgana continuada (el tal Jason Patric es el nuevo antónimo de "carisma").

En fin. ¿De verdad hacían falta gastar 120 minutos para esto?. Es cierto que el final sus minutos hacen sentir intensas emociones... el film aumenta por momentos el nerviosismo del espectador que puede llegar a tener agitadas convulsiones... eso sí, producidas por el hartazgo y la pérdida de paciencia (si a los 10 minutos ya da ganas de llorar el asunto, no es de extrañar que al final del metraje entren unas ganas locas de convertirse en kamikaze... ¡asi que CUIDADO!). Así que sí, muchas emociones dentro de este barco idiota de 2 horas: emociones de pena, tedio y repugnancia.

Lo peor: Jason Patric.
Lo mejor: ¿Las sanguijuelas de Dafoe?