El título es, junto con la banda sonora, lo más atractivo de este guisote que se depone continuamente en el arte cinematográfico. Con un título así uno se esperaría una especie de "Último tango en Paris" o "Io sono l'amore": un ardiente romance con su clave en lo sexual unido esta vez a todo lo pasional y entusiasta del espíritu hispano. Pero no, "Lucía y el sexo" es la antítesis de esas cintas.

En "Lucía y el sexo" se echan de menos muchas cosas, pero lo que más se echa de menos es UNA HISTORIA. No me atrevería ni a llamar guión a este garabato que se ofrece como excusa para sus escenas de sexo (que además, las hemos visto mejores) un fastidioso cúmulo de repelentes anécdotas de nula construcción y desmedido bostezo (me sentí como el perro de "Jerry Maguire"). Ya no es que no logre interesar irremediablemente (aunque Medem, ya que no hay guión, lo intenta con saltos temporales que consiguen justo el efecto contrario: esto es desvincularnos ya por completo de todo el relato), es que no despierta en mí ni un leve arqueo de ceja (¡y mira que hay escenas pretendidamente tórridas!), pero es que seguro que en el porno nos encontramos mejores guiones o escenas de cama mucho más "morbosas" y certeras.

Así que aquí... la nada más absoluta. Ni un encuentro sexual que despierte el interés y la curiosidad; no veremos personajes atados a un romance... porque no hay ni personajes ni romance (no esperen choque de caractéres o circunstancias en la trama, pues todos los personajes son igual de idiotas y planos, y todas las circunstancias son igual de vacías).

El reparto es tan obviable como sustituíble... pero me queda la duda de si es por culpa del propio elenco o simplemente porque el producto es tan insalvable que cualquiera hubiera realizado el mismo olvidable trabajo... prefiero quedarme con la duda.

La realización tampoco salva ningún plato. Quizás se salven sus créditos iniciales, pero luego el film va ofreciendo demasiados planos cerrados de escaso gusto, que para colmo no dejan que la hermosísima banda sonora de Alberto Iglesias se luzca (¡y mira que eso no requiere demasiado en el aspecto visual! ¡si es que parece que "Lucía y el sexo" lo hace todo mal aposta!) y eso sí que es un sacrilegio.

En fin, luego dirán que el público es idiota porque no quiere ir a ver cine español, yo creo que lo que le pasa al público español es que aprecia demasiado el arte... y teme toparse con cosas como ésta. Más bien el incomprendido es el espectador y no el cineasta.

Lo mejor: La banda sonora de Alberto Iglesias (¡qué manera de desaprovechar su partitura!). Los créditos iniciales.
Lo peor: Todo lo demás.