El listón, si bien no insuperable ("Como entrenar a tu dragón" (2010) tampoco es que sea "El Príncipe de Egipto" (1998), "La bella y la bestia" (1991), "Del revés" (2015) o "El Rey León" (1994)), estaba alto con "Cómo entrenar a tu dragón": una cinta de animación 3D orientada al público infantil pero sin renunciar al público adulto, uno de los largometrajes de DreamWorks Animation más destacados... no tanto por su propuesta de aventuras, amistad y combate a los villanos de turno (una temática más vista que el tebeo en este tipo de productos) sino por su forma de llevarla en el guion con sumo tacto, sensibilidad (que no sensiblería), lirismo y agudeza. A esto se le añadió un digno diseño animado y una banda sonora para el recuerdo (indispensable para todo cinéfilo lo logrado por John Powell en cortes como "Test Drive" o "Forbiden Frienship").

Y como se suele decir que "segundas partes nunca fueron buenas", admito que mis expectativas no estaban esperando algo que igualara a aquel curioso largo para toda la familia. Sin embargo "Cómo entrenar a tu dragón 2" logra situarse a la misma altura que su predecesora, pues conserva los alicientes que surtieron efecto en la primera parte sin dejar por ello de aportar una aventura diferente a su predecesora. El protagonista Hippo ya no es un adolescente timorato en busca de su propósito sino un veinteañero que lidera con solidez los vuelos sobre los dragones de su aldea. Este nuevo "arte" que se domina (y que ha hecho prosperar la isla vikinga en la que reina su padre) hace que se descubran nuevos horizontes... hasta que se da con el reino de malvado Drago que esclaviza y utiliza como armas a los dragones. Está en poder de Hippo y sus amigos (con alguna que otra alianza sorpresa) detener esta nueva amenaza.

Si bien es cierto que "Cómo entrenar a tu dragón 2" no evita pasearse por lugares comunes de toda aventura de fantasía (ya sabemos cómo van a acabar "los malos" o cómo va a hacerlo el protagonista), por lo que tenemos ciertas (no muchas) escenas de acción demasiado obligadas y alongadas sin necesidad, así como varios personajes del todo esquemáticos (los que salen peor parados son Drago o los amigos Snotlout y Fishlegs que solo son recursos cómicos)... realmente el film se compensa de sobra gracias a todas sus otras virtudes del guion (Dean DeBlois sigue en la misma línea con la que nos regaló en "Mulán" (1998) y en "Cómo entrenar a tu dragón"). Acertadamente la trama no es una repetición de la anterior (lo que hubiera dado pie a odiosas comparaciones) y va en otra línea que ya no es la amistad entre dos criaturas muy diferentes pero con más en común de lo que parece en la superficie, está vez la sutileza alegórica va hacia los derroteros del respeto y la connivencia con la naturaleza, la apreciación de su belleza y la aceptación de la realidad que se nos presenta (Hippo aquí aprende una nueva lección (más en spoilers). La trama tiene un ritmo brioso, y solo en su desenlace cargado de acción baja algo el listón (para el público mayor de 10 años). Y es que la historia tiene una evolución muy ajustada, con una sucesión enriquecedora de acontecimientos, una cohesión natural, unos personajes cercanos e intrincados (me refiero por supuesto a Hippo y a Valka) y un tono de desenfado (todo un acierto la voz en off cuando el relato la necesita) que animan (valga la redundancia) la historia tanto a niños como a adultos.

Así pues estamos ante una cinta que apenas aburre, y que casi siempre transmite su sentido de la diversión o de la admiración por sus parajes y seres. A esto último contribuye una notable animación; repleta y colorida. Todo un espléndido abanico de colores con un magnífico diseño de escenarios. También tenemos en esta segunda parte unas expresiones faciales más pulidas que en su predecesora. La banda sonora de Powell por su parte mantiene con tino los acordes de la primera parte (¡cómo para no hacerlo!) mientras que las nuevas canciones son del todo olvidables.

Así que en definitiva tenemos una combinación que empapa de esa alegría por la aventura, gracias a una avispada puesta en escena y a un ponderado y armonioso guion (cuyo fondo es clásico... y en algunos puntos de la trama resulta algo simplificada de forma infantil. Pero por fortuna esa es la excepción a la regla del conjunto). La historia tiene un tono jovial eficiente para todo público... y un gusto por la sensibilidad para todo adulto y bastantes niños. Muy recomendable a todo público que desee pasar un rato de entretenimiento vivaz y festivo... e indispensable para el más aficionado al cine de animación en general y la saga en particular. El resto no va a perderse una obra maestra que traspase géneros (no es un largo que recomendaría por ejemplo a los fans del thriller adulto o el western). Si se trata de cine de animación para todos los públicos... "Cómo entrenar a tu dragón 2" es equiparable a "Big Hero 6" (2014), "Madagascar" (2005), "Epic" (2013), "Shrek 2" (2004), "Toy Story" (1995), "Arthur Christmas" (2011) u "Onward" (2020). Supera con creces a cintas como "Home" (2015), "Shrek Tercero" (2007), "Justin y la espada del valor" (2013), "Bolt" (2008) o "Ice Age 3" (2009), pero no llega a la maravilla de "Coco" (2017), "Shrek" (2001), "Rompe Ralph" (2012), "Buscando a Nemo" (2003), "Los increíbles" (2004) o "Monstruos S.A." (2001).

Lo mejor: Su primer tercio (en todo: en ritmo narrativo, en despliegue audiovisual, en tratamiento argumental).
Lo peor: Su último tercio...