Dylan (Timberlake) es un corriente y desenvuelto diseñador de páginas web que se traslada a NY por una oferta de empleo; nada más aterrizar conoce a Jamie (Kunis), su "recruitier", una vivaracha y locuaz fémina con la que congenia enseguida. Ambos se convierten muy pronto en mejores amigos y grandes confidentes... con derecho a roce. En principio, y apesar del gran amor de amistad que sienten el uno por el otro, la linea entre el romance y la amistad parece clara... hasta que poco a poco... ya se sabe lo que pasa con casi todos los amigos con derecho a roce...

Esta comedia romántica resulta un amable placer. El film se beneficia principalmente de la gran química que exudan Timberlake y Kunis. La pareja protagonista tiene un feeling de lo más primordial y una complicidad asombrosa. Parecen conocerse y gustarse de toda la vida, lo cual ayuda enormemente a sus personajes que sienten una conexión de camaredería instantanea, iniciando una amistad cómplice y comprensiva donde ambos se relatan sus pesares y sus alegrías (no por compromiso sino porque se sienten a gusto con su mutua compañía llena de sinceridad y apoyo). Y es que, cuando compartes tu vida y rutina con alguien con quien conectas, todo es más agradecido... y el film así lo transmite a merced sobre todo de esa innegable química de la pareja que se palpa de forma muy evidente... tanto se palpa que es de esas cintas románticas en las que deseas que todo acabe como debe terminar: con el par unido románticamente.

Gracias a esta química todo fluye con buena desenvoltura y un gran optimismo. El veloz desarrollo (la cinta goza de un ritmo raudo y ágil que no aburre jamás con un montaje de lo más preciso) de esta divertida amistad es creíble, y su rápido compadreo resulta comprensible y partícipe; su guión (al que también hay que reconocer una decente labor de escritura con algunos momentos de lo más divertidos y curiosos... a destacar algún montaje sobre los primeros encuentros sexuales del par) con esos diálogos irónicos, guasones y gamberros o esas situaciones desenfadas entre la pareja (o los personajes secundarios) funcionan de maravilla... e incluso las gracietas más tipiconas (que envuelven tics, manías o debates recurrentes) resultan tiernas y adorables si son compartidas en pantalla por el dúo. Incluso Timberlake consigue que sus carencias como actor falto de chispa (evidenciadas en el metraje de vez en cuado) queden maquilladas cuando comparte escenas con Kunis.

La actriz por su parte está encantadora ya sea en presencia de Timberlake o sin él, encaja como un guante en su personaje femenino idealizante, arrollador y magnetizante, y desprende una gran afabilidad y desparpajo. Los actores secundarios también aportan cierto encanto (a destacar a Clarkson como desvergonzada madre de Jamie o a un tierno Jenkis como padre de Dylan. Ambos personajes sencillos y poco desarrollados pero que en manos de estos actores sacan cierto petroleo de sus momentos).

El punto negativo es que...