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Voto de Verdebotella:
8

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8
7.6
60,331
Comedia. Drama. Romance
Hollywood, 1927. George Valentin es una gran estrella del cine mudo a quien la vida le sonríe. Pero con la llegada del cine sonoro, su carrera corre peligro de quedar sepultada en el olvido. Por su parte, la joven actriz Peppy Miller, que empezó como extra al lado de Valentin, se convierte en una estrella del cine sonoro.
27 de febrero de 2012
27 de febrero de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toma la firme decisión que es un homenaje. Un homenaje emotivo, y ya está. Es esa película-isla que aparece cada cierto año y rompe los esquemas por su singularidad, como lo fue "La delgada línea roja" o "Bailando en la oscuridad". Esta película solo se podía hacer una vez, y se ha hecho bien, afortunadamente.
La historia, el Hollywood de los años 20, es una amalgama de tópicos que encajan a la perfección para ofrecernos un relato cálido de una época que cambiaría el cine. ¿Blanco y negro? ¿Muda? ¿Con intertítulos? Sus posibles "limitaciones" son sus bazas, una historia sencilla, ya contada en numerosas ocasiones, resalta aquí por su simpatía y su complicidad. Una película llena de encanto y elegancia, a pesar de sus clichés.
Porque lo grande del cine mudo son sus imágenes y sus actores, sus gestos, sus movimientos, la cámara; aquí no hay palabras, cuando empatizas con el personaje el grado de conexión lo pones tú, tú rellenas esas líneas de frase que lo actores dejan entrever, sus emociones, son tus emociones, tus palabras, son sus palabras. La expresión de Jean Dujardin es el vehículo del film, nos movemos con él y por él, su creación es gran parte del éxito de la película, su sonrisa eterna y su porte de galán de cine clásico hacen el resto.
El silencio, un perro, nostalgia, risas, lluvía, dolor y amor. Termina la película y recordamos a Borzage, a Lubitsch, a "Sunrise", salimos del cine con una sonrisa. Es suficiente. Lo que no es, es una obra maestra, eso seguro. No os dejéis llevar. Disfrútala. Una pequeña joya. Es el séptimo arte.
La historia, el Hollywood de los años 20, es una amalgama de tópicos que encajan a la perfección para ofrecernos un relato cálido de una época que cambiaría el cine. ¿Blanco y negro? ¿Muda? ¿Con intertítulos? Sus posibles "limitaciones" son sus bazas, una historia sencilla, ya contada en numerosas ocasiones, resalta aquí por su simpatía y su complicidad. Una película llena de encanto y elegancia, a pesar de sus clichés.
Porque lo grande del cine mudo son sus imágenes y sus actores, sus gestos, sus movimientos, la cámara; aquí no hay palabras, cuando empatizas con el personaje el grado de conexión lo pones tú, tú rellenas esas líneas de frase que lo actores dejan entrever, sus emociones, son tus emociones, tus palabras, son sus palabras. La expresión de Jean Dujardin es el vehículo del film, nos movemos con él y por él, su creación es gran parte del éxito de la película, su sonrisa eterna y su porte de galán de cine clásico hacen el resto.
El silencio, un perro, nostalgia, risas, lluvía, dolor y amor. Termina la película y recordamos a Borzage, a Lubitsch, a "Sunrise", salimos del cine con una sonrisa. Es suficiente. Lo que no es, es una obra maestra, eso seguro. No os dejéis llevar. Disfrútala. Una pequeña joya. Es el séptimo arte.