Una maravillosa película con sublimes y desgarradores diálogos y una fuerza dramática brutal. En ella te pierdes por completo durante todo el metraje, que no sufre bajada alguna y se desarrolla de tal manera que cada vez te va interesando más. Fue la segunda película dirigida por Gibson y creo que ha sido la mejor que ha dirigido en toda su carrera. Gibson muestra su encanto personal y lo expone a un William Wallace glorificado y capaz de gritar: ¡Libertad! , cuando le sea necesario.
Con batallas bélicas épicas cuando los efectos especiales por ordenador les eran una cosa muy ajena al cine. La primera batalla frente a los ingleses con la idea de Wallace de usar enormes lanzas que ensarten a la caballería... ¡Es magnífica! No existen mejores escenas que esas en los años noventa, no señor. El film es un clásico que puede ser visto como una obra maestra sublime si la escudriñas un poco. El elenco actoral está muy bien, desde Sophie Marceu como princesa casada con un príncipe gay, hasta un Mel Gibson que hace de héroe sin miedo y glorificado por las tropas. Patrick McGoohan, hace de Eduardo I, Rey de Inglaterra, villano, cruel, sanguinario y miserable que ejecuta a todo escoses que osan salirse de las normas. Su actuación es prodigiosa, sin andarnos con rodeos. Pero es que actores menos dramáticos que él como Peter Hanly, que hacen de hijo afeminado, lo hacen de una forma muy convincente. La película cuenta con unos paisajes escoceses preciosos, llenos de verde y que yo sólo puedo ver por la tele porque en Sevilla no llueve ni un cuarto de lo que llueve en Escocia. El guión es a tener en cuenta y la dirección parece la de un director con experiencia. Su final épico. Como debe ser (en "spoiler" lo contaré con más detalle). Y no me puedo olvidar de los secuaces de Wallace, sus lugartenientes: Brendan Gleeson y James Cosmo, que son puros perros de guerra. David O´Hara pone el punto cómico entre tanta sangre, batalla y zorrería bélica. Una peli genial que debe verse varias veces al año. Recomendable no, indispensable.