Este uno de esos films que de entrada puede costar aproximarse, ya que parece más bien una versión sacada de la saga de Transformers. Sin embargo, en este film de Guillermo del Toro, el único parecido con los transformers es que sus raíces son orientales. El resto es mera coincidencia.

Del Toro situa la acción en un tiempo indeterminado en el que el planeta Tierra es atacado por unos enormes monstruos, llamados "Kaiju" (palabra que nos remite al universo nipón de Godzilla), frente a los cuales sólo unos robots tripulados por dos humanos simultáneamente (llamados "jaegers") son capaces de hacerles frente. El argumento no va mucho más allá, pese a Guillermo del Toro y su guionista Travis Beacham tienen que rellenar los huecos que dejan los mastodónticos enfrentamientos entre los kaiju y los robots, con una línea argumental que comprenda la rivalidad entre algunos personajes, la relaciones paterno-filiales y naturalmente alguna historia de amor. De ello se encarga el reparto encabezado por Idris Elba, Charlie Hunnan, Rinko Kikuchi, con la ayuda de la aparición de Ron Perlman componiendo un delirante traficante de órganos de Kaiju (y el cameo de Santiago Segura).

De todas formas, un film de estas características no acostumbra a ser recordado por sus interpretaciones, sinó más bien por sus efectos especiales y sus escenas de acción. Del Toro no defrauda a sus seguidores con mastodónticas peleas entre kaijus y jaegers. La gran mayoría de ellas tienen lugar de noche y en el mar, y además llama la atención tanto la variedad de kaijus (que parecen una mezcla entre diversos tipos de dinosaurios) como la de jaegers, con formas y coloridos diferentes. Uno de los aspectos que más ha cuidado el realizador (a parte de las "set pieces" de las peleas) es la estética en general, pintando un mundo (aunque habría que decir más concretamente Hong Kong) en el que los restos de las luchas entre Kaijus y Jaegers han quedado totalmente integrados en la ciudades donde han tenido lugar los enfrentamientos, e incluso se ha establecido un mercado negro de restos aprovechables de Kaijus.

La idea que Del Toro ha intentado hacer una versión paralela de Transformers, o una adaptación de algún manga japonés se desmonta a los pocos segundos de empezar el film. Puede que se trate de un film de encargo, pero parece claro que el realizador mexicano ha buscado su inspiración, no en los 90 o principios de los 2000 como puede parecer en un principio, sino en realidad se ha ido a los 60/70 reactualizando un tipo de películas, tipo Godzilla y demás que eran muy populares entre el público nipón, e incluso no descartaría influencias del tipo Mazinger Z y otras sagas que proliferaron en los 70. Así, con las nuevas tecnologías digitales, Del Toro nos lleva a hacer un ejercicio de nostalgia, que quizás será mucho más valorado en oriente que no en Occidente, y algo menos en nuestro país, puesto que aquí no llegaron demasiadas películas de este estilo. Aún así, recomiendo no perderse este film, que sin dejar de ser lo que conocemos como "blockbuster" con todos los defectos y virtudes que arrastra esta connotación, por lo menos tiene virtudes como no pasar desapercibido.