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8
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8
7.6
128,551
Thriller. Intriga
En el verano de 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (DiCaprio) y Chuck Aule (Ruffalo) son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina (Mortimer) que estaba recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley (Kingsley). Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos ... [+]
9 de diciembre de 2011
9 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scorsese nos ofrece un film en el que se adentra de pleno en el llamado "thriller psicológico" con una historia en la que dos agentes judiciales (interpretados por Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo) acuden al hospital psiquiátrico de Ashecliffe, situado en la tétrica isla de Shutter, que da título al film, antigua prisión en la época de la guerra de Secesión, para intentar averiguar el paradero de uno de sus internos, misteriosamente desaparecido.
El film de Scorsese se sustenta sobre tres aspectos fundamentales. En primer lugar, su puesta en escena, deliveradamente oscura, tétrica, no sólo con la apariencia de un hospital psiquiátrico que en realidad es una prisión del siglo XIX reconvertida (lo que contribuye al clima desasosegante y misterioso cada vez que sus personajes recorren las galerías del "hospital"), sino también su fotografía en la que dominan los tonos oscuros (con tremendos contrastes del blanco de las vestimentas de los trabajadores del centro), y las localizaciones exteriores que no contribuyen precisamente a la tranquilidad. Además hay que agradecer que pese a ese clima que recrea el realizador, semejante a films de terror, no hay grandes sobresaltos.
En segundo lugar, destacaría el excelente guión, firmado por Laeta Kologridis basado en una novela de Dennis Lehane (firmante de títulos también llevados al cine como "Mystic River" o "Adios, pequeña, adios"). La trama nos guarda una vuelta de tuerca final, pero lo interesante de la misma es lo retorcido del recorrido que realiza su protagonista Teddy Daniels (DiCaprio), en su búsqueda de la verdad, al mismo tiempo que algún suceso del pasado parece que se despierta en su interior.
Por último, habría que destacar las excelentes interpretaciones que nos ofrecen todos los actores del reparto. Después de varias colaboraciones, parece que DiCaprio está empezando a sentirse cómodo en un film de Scorsese, consiguiendo su mejor registro hasta la fecha de todos los films en los que ha participado junto a Scorsese. Junto a él, Ruffalo también está convincente en su papel, aunque tampoco es que tenga una excesiva trascendencia, destacando bastante más las breves pero intensas aportaciones de Michelle Williams, Elias Koteas, Emily Mortimer o Patricia Clarkson. Pero el que consigue destacar por encima de todos es Ben Kingsley, que sabe construir un personaje lleno de claroscuros, misterioso y enigmático.
Con todo ello, Scorsese construye un film interesante, intrigante, desasosegante, con un excelente trabajo estético, buscando ofrecernos su propia visión del género del "thriller" psicológico, y sin duda, uno de los puntos fuertes del film. Por contra, el film genera unas expectativas iniciales que se van desinflando a medida que avanza la historia, con una resolución quizás excesivamente convencional. Sin duda, hay aspectos que son mejorables, pero en algunos momentos se atisba al mejor Scorsese.
El film de Scorsese se sustenta sobre tres aspectos fundamentales. En primer lugar, su puesta en escena, deliveradamente oscura, tétrica, no sólo con la apariencia de un hospital psiquiátrico que en realidad es una prisión del siglo XIX reconvertida (lo que contribuye al clima desasosegante y misterioso cada vez que sus personajes recorren las galerías del "hospital"), sino también su fotografía en la que dominan los tonos oscuros (con tremendos contrastes del blanco de las vestimentas de los trabajadores del centro), y las localizaciones exteriores que no contribuyen precisamente a la tranquilidad. Además hay que agradecer que pese a ese clima que recrea el realizador, semejante a films de terror, no hay grandes sobresaltos.
En segundo lugar, destacaría el excelente guión, firmado por Laeta Kologridis basado en una novela de Dennis Lehane (firmante de títulos también llevados al cine como "Mystic River" o "Adios, pequeña, adios"). La trama nos guarda una vuelta de tuerca final, pero lo interesante de la misma es lo retorcido del recorrido que realiza su protagonista Teddy Daniels (DiCaprio), en su búsqueda de la verdad, al mismo tiempo que algún suceso del pasado parece que se despierta en su interior.
Por último, habría que destacar las excelentes interpretaciones que nos ofrecen todos los actores del reparto. Después de varias colaboraciones, parece que DiCaprio está empezando a sentirse cómodo en un film de Scorsese, consiguiendo su mejor registro hasta la fecha de todos los films en los que ha participado junto a Scorsese. Junto a él, Ruffalo también está convincente en su papel, aunque tampoco es que tenga una excesiva trascendencia, destacando bastante más las breves pero intensas aportaciones de Michelle Williams, Elias Koteas, Emily Mortimer o Patricia Clarkson. Pero el que consigue destacar por encima de todos es Ben Kingsley, que sabe construir un personaje lleno de claroscuros, misterioso y enigmático.
Con todo ello, Scorsese construye un film interesante, intrigante, desasosegante, con un excelente trabajo estético, buscando ofrecernos su propia visión del género del "thriller" psicológico, y sin duda, uno de los puntos fuertes del film. Por contra, el film genera unas expectativas iniciales que se van desinflando a medida que avanza la historia, con una resolución quizás excesivamente convencional. Sin duda, hay aspectos que son mejorables, pero en algunos momentos se atisba al mejor Scorsese.