Aunque es inevitable pensar que se trata de un film comercial “para todos los públicos”, lo cierto es que hay que reconocer que Abrams consigue firmar un film equilibrado en varios sentidos, algo que no parecía sencillo de entrada. El realizador nos presenta un film que tiene la capacidad de contentar por un lado a los habituales de la saga, y por el otro es capaz de atraerse nuevos adeptos, con una historia que para seguirla no es del todo fundamental haber visto las diez anteriores, las series y demás. Por ello, uno de los puntos fuertes del film es su guión, capaz de enlazar la tradicicón con los nuevos tiempos con cierto rizo. Abrams vuelve a los orígenes, pero al origen del origen, es decir, nos presenta los futuros Kirk y Spock cuando todavía eran aprendices, y en un alarde espacio-temporal, consigue ligar esta histora dentro del núcleo argumental de la saga de Star Trek (pero además literalmente como verá todo el que vea el film), de forma que consigue en esta última entrega una cierta coherencia en general con otras tramas que se han visto anteriormente, pero que al mismo tiempo no es necesario que un espectador “nuevo”• conozca.

Por otro lado,en cuanto a efectos especiales, qué duda cabe, que un film que se presenta como “de ciencia-ficción”, debe tener unos efectos visuales espectaculares, y en este punto tampoco defraudará a todo aquel al que acuda al cine. El trabajo en el apartado técnico es notable, pocas veces había penetrado la cámara con semejante soltura en las entrañas de la “USS Enterprise”, ni visto las naves romulanas de tal forma. Sin lugar a dudas es uno de los puntos fuertes del film, que aunque parte a tener en cuenta, el director no olvida contarnos una historia que nos interese. Por ello, la revitalización de la factoría no es sólo argumental sino también visual.

Hablando de revitalización, Abrams se ha atrevido a mostrarnos un nuevo reparto, prácticamente dejando de lado el antiguo, rejuveneciendo a sus personajes con intérpretes como Chris Pine, Zachary Quinto que son los nuevos Kirk y Spock, quienes demuestran estar a la altura. De paso, Abrams abre la puerta a la generación más joven para que se pueda subir a la nave “Enterprise”. En el reparto podemos encontrar también a un casi irreconocible Eric Bana haciendo el papel de malo e incluso brevemente podemos reconocer a la casi desparecida en las pantallas Winona Ryder.

Aunque Abrams haya declarado públicamente que no era un “tekkie”, demuestra haberse empapado bien en su universo lo que hará las delicias de los fanáticos de la serie. Los que no somos tan fanáticos, la verdad es que pasaremos dos horas muy entretenidos, en una aventura que aunque tiene un gran bagaje detrás, nos podremos sumergir por ella sin problemas. No cabe duda que la factoría “Star Trek” le debe mucho a Abrams.