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Thriller. Intriga
En el verano de 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (DiCaprio) y Chuck Aule (Ruffalo) son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina (Mortimer) que estaba recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley (Kingsley). Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos ... [+]
29 de mayo de 2012
29 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando, el mundo del cine nos sorprende con películas que, aunque les falte un paso para ser obras maestras, constituyen una experiencia inolvidable de puro perfectas que resultan.
Shutter Island es una de esas películas.
De Martin Scorsese a estas alturas ya debería haber poco que decir, pero sigue resultando sorprendente cómo es capaz de continuar dando pasos adelante en su técnica. su realización para Shutter Island es casi una pieza de museo, un derroche de elegancia, efectividad e inteligencia constantes, que pone en imágenes una historia que atrapa desde el primer momento. El guión de Laeta Kalogridis funciona con la precisión de un reloj. Cada diálogo, cada mirada, cada gota de sangre o de lluvia tienen su razón de ser, y conforman un fascinante crescendo de paranoia en lo que nada es lo que parece. Es el sabor del cine clásico, del de toda la vida, de ese en el que no importaban los presupuestos ni los efectos visuales, sino sólo el diálogo y los actores, que al fin y al cabo es de lo que se nutre el cine en su esencia. Podría decirse que Shutter Island perfectamente podría pasar por una de esos filmes de la añorada época dorada de Hollywood.
Nada de esto tendría valor si no fuera por el excepcional trabajo de Leonardo DiCaprio, un actor en estado de gracia permanente desde 2006 (cuando encadenó seguidas esas dos grandes interpretaciones de Infiltrados y Diamante de sangre), que alcanza aquí el que quizás es su trabajo más logrado, no sólo por la enorme exigencia del papel, sino por lo alejado que está este personaje del tipo de hombre encantador, amable o heroico que lo hicieron famoso en los 90.
Y no me olvido de Mark Ruffalo (¿existe un actor normalmente más olvidado e infravalorado que él, desgraciadamente? Siempre le toca trabajar a la sombra de otros, sin ser quien lleve el peso de la película. Aquí vuelve a demostrar su camaleónico don para la actuación y su condición de robaescenas), Ben Kinglsey (le van como anillo al dedo los personajes de hombre sibilino y misterioso), Max Von Sydow y las estupendas Michelle Williams, Emily Mortimer y Patricia Clarkson. Todos ellos conforman uno de los repartos más brillantes y fascinantes delos últimos años.
No le pongo un 10 porque hay cierto momento, justo antes de la explicación del misterio, en que Scorsese y Kalogridis pierden el ritmo y el interés durante unos 10 minutos que podrían no haber estado, pero lo demás es un ejercicio de cine con mayúsculas. Una película que habría hecho sentirse orgulloso al maestro Hitchcock y a la maestra Agatha Christie.
Lo mejor: Es CINE en mayúsculas, y lo es porque todo es sobresaliente. Y tanto Scorsese como Kalogridis o todos los actores dan lo mejor de sí.
Lo peor: El castillo de naipes se medio derrumba antes del soberbio final, y éso ocurre porque la película es demasiado larga.
Shutter Island es una de esas películas.
De Martin Scorsese a estas alturas ya debería haber poco que decir, pero sigue resultando sorprendente cómo es capaz de continuar dando pasos adelante en su técnica. su realización para Shutter Island es casi una pieza de museo, un derroche de elegancia, efectividad e inteligencia constantes, que pone en imágenes una historia que atrapa desde el primer momento. El guión de Laeta Kalogridis funciona con la precisión de un reloj. Cada diálogo, cada mirada, cada gota de sangre o de lluvia tienen su razón de ser, y conforman un fascinante crescendo de paranoia en lo que nada es lo que parece. Es el sabor del cine clásico, del de toda la vida, de ese en el que no importaban los presupuestos ni los efectos visuales, sino sólo el diálogo y los actores, que al fin y al cabo es de lo que se nutre el cine en su esencia. Podría decirse que Shutter Island perfectamente podría pasar por una de esos filmes de la añorada época dorada de Hollywood.
Nada de esto tendría valor si no fuera por el excepcional trabajo de Leonardo DiCaprio, un actor en estado de gracia permanente desde 2006 (cuando encadenó seguidas esas dos grandes interpretaciones de Infiltrados y Diamante de sangre), que alcanza aquí el que quizás es su trabajo más logrado, no sólo por la enorme exigencia del papel, sino por lo alejado que está este personaje del tipo de hombre encantador, amable o heroico que lo hicieron famoso en los 90.
Y no me olvido de Mark Ruffalo (¿existe un actor normalmente más olvidado e infravalorado que él, desgraciadamente? Siempre le toca trabajar a la sombra de otros, sin ser quien lleve el peso de la película. Aquí vuelve a demostrar su camaleónico don para la actuación y su condición de robaescenas), Ben Kinglsey (le van como anillo al dedo los personajes de hombre sibilino y misterioso), Max Von Sydow y las estupendas Michelle Williams, Emily Mortimer y Patricia Clarkson. Todos ellos conforman uno de los repartos más brillantes y fascinantes delos últimos años.
No le pongo un 10 porque hay cierto momento, justo antes de la explicación del misterio, en que Scorsese y Kalogridis pierden el ritmo y el interés durante unos 10 minutos que podrían no haber estado, pero lo demás es un ejercicio de cine con mayúsculas. Una película que habría hecho sentirse orgulloso al maestro Hitchcock y a la maestra Agatha Christie.
Lo mejor: Es CINE en mayúsculas, y lo es porque todo es sobresaliente. Y tanto Scorsese como Kalogridis o todos los actores dan lo mejor de sí.
Lo peor: El castillo de naipes se medio derrumba antes del soberbio final, y éso ocurre porque la película es demasiado larga.