La gran pregunta: ¿podría superarse a sí mismo Christopher Nolan? Recordemos que es ese tipo que ha filmado cosas como Memento, Insomnio, El truco final o El caballero oscuro, obras maestras de la inteligencia al servicio del espectáculo cinematográfico (sobre todas las de los últimos años). La respuesta es un SÍ rotundo. Nolan ha vuelto a maravillar al mundo con Inception (traducida como Origen). De entrada, voy a decir que estoy seguro de que es la película del año; y, no siendo para nada exagerado, diría que estamos ante una de las películas de la década.
Una película es muy buena cuando, mientras la ves, sientes algo indescriptible, algo que te hace vibrar el corazón y la mente con la historia que estás viendo a la vez que sientes una admiración profunda hacia quien ha urdido esa maravilla. Cuando pasan los días y aún sientes esa emoción cuando piensas en ella, cuando aún recuerdas con deleite muchas de sus escenas y descubres mentalmente muchos de los recovecos de su historia y sus personajes, estás ante algo más… estás ante una película que sabes que no te va a abandonar, que siempre estará en tu olimpo personal y, con un poco de suerte, en lo más alto de la historia del cine. Eso me ocurrió con Origen.
Origen, por si alguien tenía dudas, es la consagración definitiva de Christopher Nolan como el mejor director de su generación. Prueba de ello es su trayectoria siempre ascendente, con películas de corte muy distinto pero que han ido configurando un universo muy personal, donde ha reflexionado constantemente sobre temas como la locura, la redención, la venganza, el subconsciente o la manipulación del individuo. Origen podría funcionar como gran compendio de esos temas, sus preocupaciones y sus obsesiones al fin y al cabo. Pero también es un ejemplo modélico de cómo conjugar inteligencia y entretenimiento, profundidad y diversión, personalidad y comercialidad en una misma película, y hacerlo con éxito. Ésa es la tecla que viene tocando Christopher Nolan en los últimos años, la clave de su cine, y desde luego, no es tan fácil decirlo como hacerlo.
La inteligencia de Nolan se aprecia en cualquier aspecto de la película. Por ejemplo, en el reparto. Escoge como protagonista a Di Caprio, un actor solvente y en continuamente en alza (menudo currículum tiene el tío), secundado por un buen grupo de jóvenes secundarios bastante interesantes, como pueden ser Ellen Page, Marion Cotillard, Tom Hardy, Cillian Murphy o Joseph Gordon-Levitt. Y como veteranos, Michael Caine y Ken Watanabe, siempre magníficos. Un reparto conjuntado a la perfección e implicado al 100% con la historia, con grandes momentos cada uno de ellos.

-SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, SIN DESVELAR NADA-