Segunda parte del último filón del cine español, tras confirmarse que habrá tercera y cuarta parte (ahí es nada). El tándem Balagueró-Plaza ha decidido explotar la gallina de los huevos de oro, y puestos a hacerlo, más vale que sean ellos, tipos con talento, antes que cualquier cenutrio con el signo del euro en los ojos.
Hablo de talento porque el guión de Rec 2, si bien no es un alarde de originalidad ni de inventiva, sí que es un guión hábil a la hora de tirar del hilo y ampliar el ya de por sí limitado horizonte de la historia de Rec. Una historia que parecía completamente cerrada adquiere nueva dimensión con este habilidoso planteamiento, que pasa por la presencia de nuevos personajes y nuevos misterios. Se multiplica el juego de cámaras y se introducen nuevos resquicios en la historia.
Desgraciadamente, ya es imposible recuperar el impacto que causó la primera parte, ya se ha perdido el efecto sorpresa que supuso esa cámara en mano frenética dentro de ese entorno pavorosamente realista. Se intenta, pero no se consigue. Además, los personajes ya no son tan atractivos, no consiguen que suframos por ellos, sino que los seguimos rutinariamente, con cierta sensación de indiferencia (contribuye a ello la plana interpretación de los actores). Vamos simplemente en busca del siguiente susto o sobresalto, sin darle importancia a la historia que nos están contando. La historia va ganando enteros conforme avanza, y su tramo final es ciertamente lo mejor, donde se encuentran los mejores momentos.
Rec 2 no es una película redonda. Tiene tramos bastante rutinarios, la sensación de deja vu es inevitable, y termina sintiéndose como una película de altibajos. La historia que se cuenta se ha ampliado con algunos aciertos, pero no sé hasta qué punto esos nuevos misterios podrán alimentar una tercera y una cuarta parte. Me quedo con la primera parte, que sí que fue un verdadero hito en el cine de terror.