Si algo hay que alabar de Capote, aparte de la magnífica interpretación de Philip Seymour Hoffman, es que haya sabido alejarse del biopic al uso y haya centrado sus 110 minutos en un episodio concreto de la vida del escritor que sirve perfectamente para conocerlo. Ya basta esos mastodónticos biopics que sólo ofrecen datos en su mayoría innecesarios.
La película presenta la evolución de Capote a raíz de su implicación en el caso que se relata en A sangre fría: su frivolidad poco a poco se va convirtiendo en dolor conforme va conociendo a los asesinos de la familia Clutter. La figura que crea Hoffman es una maravilla, pues nos ofrece todos los matices de la compleja personalidad del escritor, absolutamente todos, de modo que estamos durante toda la película delante del propio Capote.
Totalmente recomendable. El mejor biopic en mucho tiempo, precisamente porque se despega de todo lo visto hasta ahora. Hoffman, y el resto del reparto, sobresalientes.
Y, por supuesto, quien no haya leído A sangre fría, ¿a qué está esperando?