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Voto de Plano Subjetivo :
8
Drama La historia sigue a una pareja de ancianos. Él tiene problemas de corazón y ella padece Alzheimer. Una mirada cercana a la realidad de este matrimonio que trata de lidiar con sus enfermedades y el paso del tiempo.
6 de octubre de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mirada con la que un director dota a su creación está siempre de manera directamente relacionada con el momento vital en que este se encuentra. De modo que, una película como 'Candilejas' jamás tendría el mismo significado dentro de la obra de Chaplin de no haber sido realizada en 1952, autoconsciente de que su tiempo ya había pasado y culminando así uno de los legados con más trascendencia en la historia del cine.

Guardando las distancias, el polémico director francoargetino Gaspar Noé sufrió un derrame cerebral hace 2 años que dice haberle cambiado la perspectiva acerca de la vida y la muerte. A partir de esa nueva visión, y partiendo sobre ciemientos similares al de uno de sus filmes de cabecera -y también de un servidor- como es 'Amour' (2012) del maestro austriaco Michael Haneke, retrata los últimos días de una pareja de octogenarios de la forma más cruda posible, dispuesto a rompernos por dentro una vez más, eso sí, está vez sin sexo, violencia y (apenas) drogas.

Para adentrarnos en la rutina de la vejez, el enfant terrible nos propone un juego de imágenes que ya experimentó en su mediometraje 'Lux Æterna' (2019) a través de la proyección simultanea de dos sucesos con cámaras distintas sobre una pantalla partida, provocando de esta forma unas rimas entre secuencias análogas de una belleza plástica y narrativa visual excelsa. Esto podría verse como un mero capricho estético, pero la realidad es que en su mayor parte constituye un factor fundamental en el desarrollo de la cinta y la concatenación de secuencias, favoreciendo la libertad de improvisación que el cineasta impregna en sus intérpretes, el totémico director del giallo Dario Argento y la actriz de la Nouvelle Vague Françoise Lebrun.

Siendo posiblemente la obra más "accesible" de un director al que rara vez se le atribuye este calificativo, no por ello se muestra menos exigente con el espectador, ya que requiere de paciencia y dedicación durante su extendido metraje, donde el simple ocaso de sus personajes deambulando sobre la pantalla proboca por momentos el mayor de los desasiegos dentro de ese hiperrealismo descarnado. Una madura -en todos los sentidos- y terrenal pieza de autor que coloca a Noé no solo como uno de los cineastas modernos más interesantes y personales, sino capaz de demostrar la capacidad que tiene de reinventar su estilo sin perder su verdadera esencia.

Instagram: @plano_subjetivo
Plano Subjetivo
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