Espectaculares paisajes, una puesta en escena exquisita y un Michael Fassbender sobresaliente. Hasta aquí lo bueno.
Si la saga Alien es un thriller sobrecogedor y apabullante que en su día derrochó originalidad y dedicación convirtiéndose casi de inmediato en obra de culto inolvidable, estamos ni más ni menos ante una garrapata que se le ha enganchado en el culo: un engendrillo presuntuoso y comercialoide a más no poder con el único objetivo de sacar pasta subiéndose a las barbas de la saga original para caer rápidamente en el olvido. Vamos, de lo peor.
Y ahora al grano:
El guion apesta; las escenas de asco y acción se intercalan entre diálogos moñas, clichés genéricos y giros argumentales absurdos que bajo un espeso manto de pretensión intentan de mala manera disimular las docenas de boquetes en la trama. Una premisa ambigua, un desarrollo vago y tramposo y un desenlace blando.
Los personajes no solo son demasiados en número (algunos completamente inútiles de los que nunca recordarás sus nombres ni te importarán un carajo), horriblemente planos y están para dejarse matar en su mayoría; es que con la incoherencia que arrastran y lo estúpidos que el guión los hace ser parecen más una excursión de fin de curso que una expedición interplanetaria (hay momentos de auténtico descojone)
En fin, que esto no es más que el único resultado posible cuando juntas a un guionista pedante y veleidoso con un director decadente y pasota y les das una burrada de dinero: un producto de ínfima calidad muy bien adornado; y va otro.
Dos estrellas por el equipo que diseñó y construyó los decorados y otra por Michael Fassbender. Para el resto... ¡¡¡UNA M\€R#@ COMO UN PIANO!!!