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Voto de Santiago Cremades:
8
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que me gustaría recomendar pero que no me atrevo a recomendar. BALADA TRISTE DE TROMPETA hace referencia al pasado, un tiempo muerto que no ha encontrado el reposo de la paz, ese muerto que llora y gime en el Payaso Triste. Sin embargo lo que DEFINE a Balada es ese MOTORISTA que vuela, que siempre fracasa en su intento de volar, que acaba siempre estampado contra una pared, que cae al suelo y nadie repara en su dolor, porque ese Motorista es, y es mera intuición del que esto escribe, Alex de la Iglesia. La DIRECCIÓN de Balada es complicada, ya que se basa en una historia encadenada de sucesos inconexos y mal pegados, al tiempo que resulta la propia de un director de cine curtido, serio, con oficio, que ha trabajado el MONTAJE con sangre y sudor personal, como deseando acabar con la película.
Una TRAPECISTA, dos PAYASOS y una ORDEN por cumplir que no quiere ser cumplida, se enredan en una historia SIN GUION y SIN NARRATIVA.
Balada se escenifica en dos actos. El primero de ellos es deslumbrante, los créditos de entrada, la Guerra de 1936-39 y los efectos sobre un niño, dan paso a un recordatorio documental de la España que llega al año 1973, donde se inicia el segundo de los actos con resultado entre incrédulo y decepcionante.
El color gris escenifica la miseria de la vida, la entrada de luz, lateral y perfectamente enfocada, componen una serie de fotogramas dignos de KIKO DE LA RICA, donde la planimetría de los cuadros, desde los de conjunto y semi-conjunto, planos medios y primeros planos, junto a picados y contrapicados, muestran situaciones de descripción y creación, alcanzando y sumergiendo al espectador en una visión sonora que es difícil de seguir pero que envuelve la capacidad de comprensión de aquel que está ante la pantalla, de modo que el ritmo emocional del espectador se somete a la ausencia de emoción contenida en la película. Dicho de otro modo, al no existir Narrativa y ser el Montaje un imposible, la sucesión de secuencias responden a un modo estanco sin ilación entre planos y escenas, de modo que la rapidez de desplazamiento del objeto, la venganza propiciada por el Padre del Payaso Triste, se transforma en el sujeto de la película. En cuanto a los ACTORES decir que no actúan, representan papeles que no son creíbles. Todos los personajes parten de un juicio, y ese razonar al personaje absorbe las emociones del mismo, de modo que la idea previa domina sobre la percepción del personaje. Las reacciones son un encadenamiento de sinsentido porque el sujeto principal ambiental es un circo que aparece como fondo de unas historias que carecen de interés pero que llenan el metraje.
Santiago Cremades
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