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Voto de Chris Jiménez:
4
Terror Patrick Magee es un desquiciado científico y ocultista que se comunica con los muertos. Mientras tanto se van produciendo una serie de muertes en extrañas circunstancias y cada vez más horripilantes. La bella fotógrafa que se dedica a tomar instantáneas de la pintoresca arquitectura local y el detective de turno de Scotland Yard, se pondran tras la pista de estos extraños asesinatos. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2017
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Arrastrándose silencioso por los tejados, observando en todas direcciones en la oscuridad perpetua que le envuelve, la criatura negra y felina aguarda.
Su presencia transmite una sensación de elegancia majestuosa y a la vez de terrorífica amenaza, no es extraño que sea el animal que habita en muchas pesadillas.

Al menos en las de Allan Poe, quien bien nos describirá su tormento debido a dicha criatura en "The Black Cat", uno de los relatos más espiritualmente oscuros y desoladores que he tenido el placer/la desgracia de leer en mi vida...y que al parecer nunca jamás ha sido trasladado al medio cinematográfico como es debido, o se ha hecho siempre con variantes y un gusto desagradable para no respetar el desarrollo ni a los personajes originales; lo cierto es que es imposible de plasmar en imágenes la prosa descorazonadora, maligna, que evoca el escritor...
Pero lo que sí lograron los artífices de las diversas pseudoadaptaciones visuales (Edgar Ulmer, Harold Hoffman, Albert Rogell o Roger Corman) fue modelar unas atmósferas realmente deudoras de las sensaciones del universo "poeniano", y esto es lo que también podemos hallar aquí, trabajo que en Gran Bretaña llevó a cabo un Lucio Fulci reencontrado en los brazos de su productor Giulio Sbarigia tras la muy estresante experiencia de "Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes". Esta vez, y por desgracia no junto a Dardano Sacchetti (sino al habitual del "giallo" Biagio Proietti) reimagina la historia corta de 1.843 para uno de sus viajes al horror gótico.

Y lo consigue. Las primeras secuencias de su "Gatto Nero", envueltas en la esotérica música del maestro Pino Donaggio, rozan un nivel de abstracción onírica; el minino que se desliza por los tejados de ese pueblo inglés tan bien rescatado de la tradición del horror clásico. Los ojos amarillos y penetrantes, esas pupilas alargadas como resquicios a un reino de tinieblas, que perturban la mente de un hombre hasta hacerle salirse del camino y estrellar su coche; no será la primera vez que veamos el poderoso embrujo de este animal actuar, pero ya asegura un comienzo memorable.
Esto, por supuesto, no tiene absolutamente nada que ver con Poe, y en lugar del relato que ya conocemos el guión prepara el encuentro entre tres personajes clave: Patrick Magee, inquietante, flemático, que encarna a Miles, un médium dueño del gato protagonista; Mimsy Farmer, de Jill, curiosa fotógrafa, quien en cada escena parece que está de paso; y David Warbeck como Gorley, el forastero inspector sardónico encargado de investigar una serie de raras muertes. Personajes que son muy típicos de los films del director y de esta vertiente "B" del género, introducidos con calzador tras habernos hecho presenciar algunas secuencias arbitrarias de violencia y extrañeza.

Esto será en lo que se apoye el film, no en vano así se lo anuncia Miles a Jill: hay que aceptar la presencia de lo ilógico por encima de la razón, como sucedía en la previa "Miedo en la Ciudad...", pero la diferencia con ella, y la posterior "El Más Allá" está en no poseer esa misma fuerza, esa impronta visceral que las caracteriza. En esta ocasión Fulci relata un cuento de sombras, neblina y voces de ultratumba con Miles de puente entre los vivos y los espíritus y el gato de símbolo de la muerte, pero no le saca todo el jugo que pudiera, mientras llena la primera parte de la trama de muertes más propias de un "slasher" (adolescentes desnudos incluidos, por favor...).
Eso sí, deja la sobredosis de hemoglobina y nos sumerge en un clima de puro misterio, casi sofisticado. El problema es que la estructura narrativa es un caos de principio a fin, los personajes se encuentran por conveniencia del guión y sus interacciones son harto ridículas (la conversación entre Jill y Miles acerca de sus dones o la evidente necesidad de iniciar un romance entre ella y el inspector); lo peor es cómo dan por hecho o pasan por alto sucesos totalmente incomprensibles. Y al gato, convertido en todo un asesino salido del Infierno, le espera la misma suerte fatal que al de Poe, aunque no sentimos lo mismo por él; el guión hace un guiño a ese y a otros detalles del viejo relato.

Guiños sólo, porque lo de respetar su esencia nada de nada. Se juega con ofrecernos algunos instantes individuales de gran atractivo visual, sin embargo en conjunto fracasa, todo es incoherente, da vueltas sin sentido, hay miles de secundarios que se presentan para morir o para dejar una participación intrascendente, historias a medio cocinar que pareciesen mutiladas en la sala de montaje (el motivo inicial de la visita de Jill al pueblo, la relación amorosa entre Miles y la sra. Grayson (¿dónde queda eso?), sin olvidar todo el tema de las grabaciones de las "voces de los espíritus", que está por estar, y el motivo de la sed de sangre del gato).
Y estas incoherencias y subtramas mal organizadas nos conducen a una resolución sin sentido (todavía me desconcierta que Jill no huya cada vez que se le acerca Miles) que sí recuerda al clímax del cuento de Poe, emparedamiento incluido, pero más intenso resultaba en las páginas, claro, y es que el dúo Fulci/Proietti se olvida de desarrollar algo esencial: la relación entre el médium y dicho gato; por lo que sabemos es un animal que pasa por su casa a saltar sobre él para atacarle de vez en cuando o a dominar su mente de una manera nunca explicada.

Todo queda en el clásico batiburrillo de ideas "fulciano", tan hipnótico como desconcertante, a veces ridículo (hablando de ataques, no olvidemos el múltiple y sangriento al inspector en plena calle, una joyita que va al cajón de la comedia involuntaria más exagerada y vergonzosa).
Tal vez lo peor de esta extraña película sea el estar ubicada entre dos títulos de mayor envergadura y mejor acabado como "Miedo en la Ciudad..." y "El Más Allá", si bien hay fans que la tienen en un pedestal...quizás por miedo a que aparezca el gato de las narices tras ellos y les desolle a zarpazos.
Chris Jiménez
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