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Voto de Chris Jiménez:
5
Acción Cuando el crimen se extiende como una plaga, el teniente de policía Marion "Cobra" Cobretti es el único remedio para combatirlo. La misión de Cobra consiste, por una parte, en detener a los seguidores de una secta de asesinos y, por otra en proteger a Ingrid, la testigo de un asesinato cometido por la banda. Con lo que no cuenta es con la existencia de un "topo" en el departamento de policía, que se encargará de informar del escondite de la chica. (FILMAFFINITY) [+]
15 de junio de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se producen delitos con violencia cada 25 segundos, asaltos a mano armada cada 65 segundos, asesinatos cada 24 minutos, y 250 violaciones al día...América, el mejor lugar para vivir.
Sólo hay un culpable: el crimen, una enfermedad. Y para esta sociedad quebrada y salvaje sólo hay un remedio.

Se presenta así en sociedad Marion Cobretti, cúspide del anti-heroísmo policial de los '80 que hereda la actitud más reaccionaria de aquellos que castigaban a los criminales como se merecían en la década anterior (Harry Callahan, Jim Doyle y Paul Kersey los mejores ejemplos). Los héroes que excitaban a Reagan, y Sylvester Stallone (una de las estrellas del momento y amigo del anterior) iba a dar vida a uno de los más recordados por los fans del cine de acción; en realidad el actor estaba retocando el guión de "Súperdetective en Hollywood" antes de ser despedido y reemplazado por Eddie Murphy...
Entonces los dueños de Cannon, Yoram Globus y Menahem Golan, le contratan para un éxito que resolviera la crisis a la cual les había llevado Tobe Hooper; Stallone reorganizó los restos de aquel borrador y utilizó de base "Fair Game", de la experta en literatura criminal Paula Gosling (aunque la semejanza entre ambos textos es pura coincidencia...). Aquél se sentía un tanto ocioso, por eso puso tras la cámara al veterano pero poco afortunado George P. Cosmatos, con quien ya colaboró en la (infumable) secuela de "Acorralado", ambos protagonizando un caótico rodaje que se debatía entre el inflado ego del primero y la incompetencia del segundo.

Los minutos iniciales de "Cobra" (cuya entrada es calcada a la de "Magnum Force") sirven para introducir al héroe y sacar a relucir el tipo de filosofía que mantiene el film en todo su esplendor cuando un psicópata chiflado miembro de una terrorífica secta de psicópatas chiflados que desean destruir el Mundo, asalta un supermercado a punta de escopeta. El espectador se pone sin duda de parte del agente encargado de reducirle, "último recurso" de una policía demasiado débil e ingenua incapaz de proceder por miedo a las quejas del sector más "progre" de la sociedad: Cobretti, quien espeta al loco "El crimen es una enfermedad...y yo soy el remedio".
Modelo del defensor orgulloso no de la ley y el orden, sino de la justicia (no en vano le han puesto el nombre auténtico de John Wayne), por eso cuando llega a su casa aplica su propio criterio a los mexicanos que le impiden aparcar. El parecido con el libro no existe pues Stallone introduce una serie de dobles morales e ideas a cual más reaccionaria, plagiando el clásico de Siegel y Eastwood. Pero mientras él indagaba en la personalidad melancólica de Callahan y la locura neurótica que le dominaba en su lucha contra una basura social con la cual terminaba equiparándose, poco importa al guión retratar a "Cobra" más allá de un policía duro, chulo (ningún otro es capaz de comerse una pizza llevando aún los guantes de cuero y las gafas de sol) e incluso con tiempo para brindarnos chistes en momentos inoportunos.

La trama despega cuando Ingrid, modelo de encefalograma plano y cuerpo de infarto, presencia un asesinato a mano de los secuaces del líder de los chiflados; tan importante es su anonimato que deciden ir tras ella, resorte argumental delirante que une a la modelo y al héroe, quien junto a su compañero Tony deberá protegerla sea como sea (único punto en común con la novela). Rellenando los agujeros de este más que previsible policíaco que se escora a un sombrío "psychothriller" con carga ideológica recordando al estilo de Lustig, Stallone y Cosmatos hacen gala del efectismo del cual quieren dotar al film con secuencias de estética videoclip (era la época de "Corrupción en Miami"), y grandes dosis de acción que destacan por su tono de intensidad y violencia.
Porque lejos de los insulsos, a veces vergonzosos diálogos (Ingrid y "Cobra" discutiendo sobre el verdadero nombre de éste...), las idas y venidas de la trama, que no llevan a ningún sitio (se produce un incidente y vuelta a la oficina para escuchar otro sermón al protagonista, y se produce otro incidente...y así), y las mediocres interpretaciones, en especial la de nuestro héroe, sólo las escenas de acción, decentemente filmadas pese lo que algunos opinan, son lo que logran llegar al entretenimiento (en especial el último y apocalíptico tramo, fusión de "Mad Max" y "Acorralado").

Stallone y su álter-ego muestran a cada rato su poca elocuencia y falta de carisma, y ante todo su capacidad para estar haciendo cualquier cosa innecesaria (su frenética revisión de archivos, ¡con los guantes puestos!, razón por la que debe sudar tanto...y es que "Cobra" no está hecho para la vida de oficina). Tras su enorme sombra tenemos a su esposa de por aquel entonces y quien ya paseó su belleza en "Rocky IV" y "El Guerrero Rojo", al detestable pero eficaz Brian Thompson y a dos leyendas: Andy Robinson y Reni Santoni, coincidiendo tras 15 años desde "Harry, "el Sucio" " (el segundo en el mismo papel y el primero, irónicamente, en el lado contrario de donde se encontraba su "Scorpio"), reforzando aún más la importancia de la obra de Siegel.
Pese a las malas vibraciones durante el rodaje, la negativa de Warner de mantener el montaje original del actor (que pasaba las dos horas con un contenido demasiado escabroso), las seis nominaciones a los Raspberry y las aplastantes opiniones de los críticos, "Cobra" funcionó bien en cines, arrasó en su venta en videoclubs, y todos los chavales (incluido mi padre, señores) desearon imitar el "look" de su implacable policía (Ray-Ban y cerilla en la boca). Producto de su época, para bien y para mal; mejor no pensar en sus duros y ahora muy políticamente incorrectos ideales e intentemos disfrutar de ella todo lo posible como fans de la acción.

En 1.995 "Caza Legal" volvía a adaptar la obra de Gosling, siendo más fiel al texto original pero fracasando en el intento.
Chris Jiménez
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