Lo que más llama la atención, en principio, es la escenografía y los decorados, además de las ganas de innovar y crear algo diferente por parte del director. Puertas que no existen, nombres de las calles y de las casas y propietarios sobre el propio asfalto, mobiliario casi inexistente, fuerte luz por la mañana, oscuridad absoluta de noche.

La película es como una representación teatral, en ese espacio cerrado que he descrito, con unos extraños personajes.

Nicole Kidman hace una excepcional interpretación de GRACE, una fugitiva de la que nada sabemos. Una memorable interpretación, de lo mejorcito de su carrera.

Grace llega a Dogville, con una atmósfera axfisiante, al principio se encuentra a gusto, pero paulatinamente su situación llega a límites insoportables de tortura y de humillación.

Evidentemente, lo mejor de la película es la historia en sí, los tremendos e impactantes diálogos. Cuando acabas de verla, desde luego no te deja indiferente. A mí me ha hecho reflexionar sobre la condición humana, sobre las reacciones de las personas en situaciones límite. Creo que Dogville es una metáfora de algo más profundo, puede simbolizar la sociedad cerrada e insolidaria que se muestra cruel con toda persona ajena a ese mundo y que pueda llegar a alterarlo. Es una crítica a la sociedad burguesa que rechaza a todo el que es diferente o pone en peligro los ideales sobre los que se sustenta.

El final pone los pelos de punta, es escalofriante.