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Voto de Natxo Borràs:
6
Terror. Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico. Comedia Fantasía basada en la novela de Julio Verne, en la que un muchacho y su protector quedan abandonados a su suerte en una isla desierta, tras un naufragio. En la isla son amenazados por criaturas prehistóricas y un científico demente. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién entrada la década de los ochenta, el cine español estaba en punto bébil. Se trataba de renovarse o morir. Con la restauración de la Democracia, poco dinero, un intento de golpe de estado por haber,… ¿Qué se puede decir de la Industria Cinematográfica Española? El entretenimiento provenía del exterior: Spielberg y Lucas invadían los cines, los más cinéfilos, cuando no se arrinconaban revisitando en los cine-clubs viejas piezas de Welles, Ophüls, o clásicos censurados que en su momento no podían disfrutar, recurrían a Godard, Malle, Truffaut, Dreyer, Bresson, Tarkovsky o Bergman o incluso el mismo Buñuel si hacía falta… Pero el cine enteramente español no gozaba de un momento de libertad aportada por las subvenciones privadas (Mediaset, por ejemplo) o públicas (Instituto de Crédito Oficial o Ministerio de Cultura). No había un Amenábar o un Bayona,… Y la gente disfrutaba con las exportaciones si no se echaban unas risas con los “bingueros” Pajares y Esteso, o se calentaban con el desquiciado y aborrecible destape de un Ricard Reguant o un Carlos Aured…

Pero allí estaba el valenciano Juan Piquer Simón. Cineasta a reivindicar. Dónde planeaba un proyecto a partir de una idea, tenía que buscarse la vida. Y si anteponemos la C de cutrerio a la de calidad, Piquer era, indudablemente, el Rey. No se le podía poner a la altura de maestros ibéricos del géero fantástico como el mediático Chicho Ibañez Serrador (¿Quién puede Matar a un Niño?) o Jorge Grau (No Profanar el Sueño de los Muertos), porque quedaba bastante atrás aunque se agenció su público con obras menores del terror sanguinario tales como “Mil Gritos Tiene la Noche” (1982) o “Slugs; Muerte Viscosa” (1988) más la aportación española de “E.T” con “Los Nuevos Extraterrestres” (1983).

Pero Piquer era un gran aficionado a las aventuras de Julio Verne y se puede decir que sus mejores películas rebosan del imaginario del novelista francés. Un buen ejemplo es “Misterio en la Isla de los Monstruos”, adaptación de la obra “Escuela de Robinsones” y que un año más tarde adaptaría también en “Los Diablos del Mar” contando nuevamente con el olvidado actor Ian Sera (fetiche en sus films y que participó en “Fanny Pelopaja” de Vicente Aranda), Paul Naschy así como la presencia de una desconocida Ana Obregón y dos grandes del cine británico como el Van Helsing-Cushing o el Coleccionista-Stamp.

Una isla comprada, de nombre Spencer, es el punto de naufragio donde un estudiante aventurero (ian Sera) y su tutor Artelect (David Hatton) se enfrentan a los peligros más inesperados como la incursión de unos piratas en busca de una mina de oro o los monstruos del título, muy de cartón piedra, pero que en su forma artesanal se demostró que, a fuerza de voluntad, desde el director a todo el equipo técnico se lo pasaron en grande.
Natxo Borràs
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