Zabriskie Point: dícese del punto denominado en un área de yacimientos de antiguos lagos depositados hace entre 5 y 10 millones de años. Estos reposos han sido echados a un lado y empujados hacia arriba por fuerzas terrestres y erosionados por el viento y el agua. Contienen borato y yeso.

Situado en el Desierto Mojave, en pleno Valle de la Muerte californianio, ésta singular área geológica se convierte en la parada temporal de dos vidas jóvenes y errantes siempre arropadas al límite de unos convulsos acontecimientos: y es que Mark (Mark Frechette) es un estudiante implicado en los disturbios en la Universidad y en el tiroteo a un agente de la policía, con lo cual huye en avión, mientras que Daria (Daria Halprin) es una de las secretarias de Lee Allen (Rod Taylor) un especulador que quiere arrendarse en unas tierras en Phoenix, Arizona, punto final de un recorrido en que se interpone Zabriskie Point.

A modo de introducción el director de “La Noche” (La Notte, 1960) nos introduce en un debate que ya no va aparecer en el resto de la película (los estudiantes discutiendo sobre las injusticias, incluso dentro de las aulas entre blancos y negros) y se lanza a la carretera para que sus retoños, y, expresen su total liberación de una sociedad abrazada en el alarmismo, la denuncia y el miedo por unas razones evidentes: los Derechos Civiles y la Guerra del Vietnam, algo que un europeo como el italiano Antonioni, tan reclamado en América gracias a la carta de presentación internacional que supuso "Blow-Up" (1966), puso en entredicho con su punto de vista, según la opinión de la mayoría de críticos norteamericanos, maravillados aún con la lisérgica intromisión de Dennis Hopper y su "Easy Rider" (1969) que aún resonaba y de inevitable alusión.

Sus jóvenes actores fueron muy populares entre los circuitos hippies y contraculturales aunque después de “Zabriskie Point” dieron por cerrada su relación con el círculo cinematográfico. A Daria Halprin se la volvió a ver un año después en un tenso largometraje titulado “Jerusalén” (1972); Mark Frechette correría peor suerte; moriría de un accidente cargando unas pesas en 1975, cumpliendo condena en prisión después de verse implicado en el robo a un banco de Boston. Dos rebeldes por su causa alistados por un Antonioni que, curiosamente, no convenció en su momento.