No, Custer no fue un héroe. El Custer histórico fue un mando audaz y sanguinario. Un tipo pagado de si mismo con patosas habilidades para el arte de la guerra, un mando cruel y con un desprecio a los indios deleznable. El Custer histórico es un tipo repugnante y lo último que alguien debería admirar en ningún sentido.

Pero por fortuna esta película no trata al Custer histórico, esta película hace una hagiografía donde Custer se transfigura en Errol Flynn y tenemos una gran epopeya del cine con una de las parejas más icónicas en la gran pantalla. Pues el señor Flynn molaba mucho más cuando aparecía Olivia de Havilland que esta señora también mola un rato.

El planteamiento de la cinta y del héroe es ejemplar, la naturalidad con la que surge el romance demuestra la química de la pareja protagonista. La cinta destila en todo momento un aura heroíca con cierto aire de tragedia griega donde el héroe va a sacrificarse en pos de un bien mayor y de la forma más épica posible. Cabe destacar también la presencia de secundarios tiernos y carismáticos (el polifacético Anthony Quinn que hacía de todos los pueblos de la tierra) así como el uso de Garry Owens como tema principal que imprime fuerza en la película.

Espectaculares son las cargas de caballería durante la Guerra de Secesión representadas en la película así como la recreación de Little Big Horn, imágenes que quedarán grabadas para siempre en el imaginario colectivo.

Es cierto que la película es una hagiografía, que falta completamente a la verdad histórica y nos hace pasar a un villano por un héroe. Pero eso no quita que sea una película maravillosa. Las consideraciones morales la dejamos en otro momento.