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Voto de TOM REGAN:
6
21 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
128/12(17/10/18) Sugerente aunque irregular comedia romántica producida y dirigida por Billy Wilder, guión de Wilder e IAL Diamond se basa en la novela de Claude Anet Ariane, “Jeune fille russe” (traducido “Ariane, la chica joven rusa”), que se filmó como “Scampolo” en 1928 y “Scampolo, ein Kind der Strasse” en 1932, este último con un guión coescrito por Wilder, este se inspiró en una adaptación alemana de la novela Ariane de 1931, dirigida por Paul Czinner. Es un film poco conocido en la filmografía wilderiana, relato con algunos altibajos que la impiden elevarse, narración que mezcla a u n mujeriego voraz con la virginidad de una joven pícara, ello sazonado con muchas influencias del venerado por el director, el gran Lubitsch, con gags muy del estilo del germano, con esa sutilidad y elegancia, con fueras de campo y elipsis cargadas de humor punzante, se suma una deliciosa Audrey Hepburn (aunque habría que “encarcelar” a su peluquero), o un maravilloso Maurice Chevalier. Pero es una cinta desequilibrada, con un metraje estirado sin sentido hasta más allá de las dos horas, con bajadas de ritmo, faltándole la acidez de sus mejores trabajos, con un Gary Cooper de galán bastante ajado en años (él mismo lo pensaba), y con un final chirriante en lo edulcorado, que incluso para rizar el rizo tuvo un epílogo añadido moralista para la versión Usa a causa de los puritanos. Coescrita por Wilder y IAL Diamond, en su primera de sus 12 colaboraciones, se conocieron cuando Wilder contactó a Diamond después de leer un artículo que había escrito para la revista mensual Screen Writers Guild, los dos hombres se pusieron en marcha de inmediato, y Wilder sugirió que colaboraran en un proyecto basado en una película en lengua alemana que había coescrito a principios de los años treinta. Fue un fracaso comercial en los Estados Unidos, pero fue un gran éxito en Europa, donde se estrenó con el título Ariane.Como curiosidad decir que la esposa de Billy Wilder, Audrey Young aparece en un cameo como una de las amantes de Frank Flanagan.
La cinta tiene en su centro la peculiar relación entre un maduro playboy y una angelical muchachita, de cómo los roles se Van intercambiando por el “mundo” adquirido por ella por la influencia de los expedientes de su detective progenitor, que le han supuesto una ventana diferente al aséptico microcosmos en el que se mueve. Deseosa de nuevas aventuras se embarca en una relación donde la inocencia que se le presupone a la cándida joven es capaz de poner contra las cuerdas el libertinaje promiscuo de él, sintiéndose herido en su orgullo por las historias que ella le cuenta y que le ponen nervioso hasta progresar hasta el borde de la locura. Una manipuladora de las que gustaban Wilder, como demostró en films como “Perdición”, “Sunset Boulevard”, o “En bandeja de plata”, en su visión de las féminas como arteras que mueven los hilos de los hombres con sus armas de mujer, en un crescendo de inquietud que tiene su zenit en la noche que Frank pasa escuchando la grabación que le ha “regalado” Ariane, lo mejor del film, esa progresión gradual en que él la escucha primero sonriendo, le va cambiando el gesto a medida que repite la cinta, comienza a beber, entran en acción los zíngaros y una mesita de bebidas rodante, hasta que Frank es embestido por la ira, excelso manejo de las elipsis y el fuera de campo, el más genuino Billy Wilder desborda la pantalla en este tramo.
Cuarteto zíngaro que bien merecería un spion-off, sería buena idea observar las relaciones de Frank desde su distante punto vista. Cuatro músicos que tienen en la suite 14 del parisino Hotel Ritz su escenario perpetuo como fondo musical a las conquistas del mujeriego Frank, casi siempre tocando el “Vals Fascinación”, que luego la pareja protagonista alarga su melodía tarareándola cuando no están. Cuarteto que acompaña a su mecenas incluso en jornadas de camping, junto a la pareja en una barca, o yendo con el ínclito en su avión en sus viajes, siendo también acompañantes de Frank en sus ebrias jornadas en que agua sus zozobras en alcohol, o en el baño turco, fabuloso recurso wilderiano, genial fruto de una mente surrealista en sus ganas de dotar un humor de farsa romántica.
Me parece una película transgresora y valiente para su tiempo, pues por algún lado he leído que no tiene sexo en la suite 14, que ella sigue virginal, pues sus visitas son cortas, pero para mí queda claro que tuvieron algo más que besitos, y que el sexo estuvo presente cuando estando juntos hay una elipsis, hay un movimiento de cámara, y vemos a Ariane peinándose en el baño, para mí esto es síntoma claro de que han fornicado. Incluso no concibo que él pueda creerse que ha estado con todos los hombres que dice ella si no lo acompaña esto con experiencia y facilidades sexuales.
Frank Flannagan es exitoso playboy norteamericano dedicado a los negocios del petróleo, la construcción (aconseja a la ciudad de Venecia que pavimente los canales), la bolsa y los sloganes para la pepsi-cola, que cada año en la época estival alquila la suite nº 14 del Ritz, así como un cuarteto de músicos zíngaros que le amenizan sus veladas. Gary Cooper encarna con elegancia y un punto distendido a este disoluto, pero desgraciadamente la grieta de edad con Audrey parece aun mayor de lo que realmente es, ella 27 y Cooper 55, su rostro estaba ajado y resulta complicado tragarse la relación entre los dos, chirría en imagen, parece su padre más que su amante, a Cooper le falta ese punto cínico enérgico que lo haga verosímil, parece que todo fluye románticamente por imperativo del guión, tanto así que el propio Cooper no estaba contento con su aportación; Audrey Hepburn despliega encanto y magnetismo fabuloso, su enjuto físiso y su angelical rostro desprenden atracción, imposible no caer rendidos a su ternura... (sigo en spoiler)
La cinta tiene en su centro la peculiar relación entre un maduro playboy y una angelical muchachita, de cómo los roles se Van intercambiando por el “mundo” adquirido por ella por la influencia de los expedientes de su detective progenitor, que le han supuesto una ventana diferente al aséptico microcosmos en el que se mueve. Deseosa de nuevas aventuras se embarca en una relación donde la inocencia que se le presupone a la cándida joven es capaz de poner contra las cuerdas el libertinaje promiscuo de él, sintiéndose herido en su orgullo por las historias que ella le cuenta y que le ponen nervioso hasta progresar hasta el borde de la locura. Una manipuladora de las que gustaban Wilder, como demostró en films como “Perdición”, “Sunset Boulevard”, o “En bandeja de plata”, en su visión de las féminas como arteras que mueven los hilos de los hombres con sus armas de mujer, en un crescendo de inquietud que tiene su zenit en la noche que Frank pasa escuchando la grabación que le ha “regalado” Ariane, lo mejor del film, esa progresión gradual en que él la escucha primero sonriendo, le va cambiando el gesto a medida que repite la cinta, comienza a beber, entran en acción los zíngaros y una mesita de bebidas rodante, hasta que Frank es embestido por la ira, excelso manejo de las elipsis y el fuera de campo, el más genuino Billy Wilder desborda la pantalla en este tramo.
Cuarteto zíngaro que bien merecería un spion-off, sería buena idea observar las relaciones de Frank desde su distante punto vista. Cuatro músicos que tienen en la suite 14 del parisino Hotel Ritz su escenario perpetuo como fondo musical a las conquistas del mujeriego Frank, casi siempre tocando el “Vals Fascinación”, que luego la pareja protagonista alarga su melodía tarareándola cuando no están. Cuarteto que acompaña a su mecenas incluso en jornadas de camping, junto a la pareja en una barca, o yendo con el ínclito en su avión en sus viajes, siendo también acompañantes de Frank en sus ebrias jornadas en que agua sus zozobras en alcohol, o en el baño turco, fabuloso recurso wilderiano, genial fruto de una mente surrealista en sus ganas de dotar un humor de farsa romántica.
Me parece una película transgresora y valiente para su tiempo, pues por algún lado he leído que no tiene sexo en la suite 14, que ella sigue virginal, pues sus visitas son cortas, pero para mí queda claro que tuvieron algo más que besitos, y que el sexo estuvo presente cuando estando juntos hay una elipsis, hay un movimiento de cámara, y vemos a Ariane peinándose en el baño, para mí esto es síntoma claro de que han fornicado. Incluso no concibo que él pueda creerse que ha estado con todos los hombres que dice ella si no lo acompaña esto con experiencia y facilidades sexuales.
Frank Flannagan es exitoso playboy norteamericano dedicado a los negocios del petróleo, la construcción (aconseja a la ciudad de Venecia que pavimente los canales), la bolsa y los sloganes para la pepsi-cola, que cada año en la época estival alquila la suite nº 14 del Ritz, así como un cuarteto de músicos zíngaros que le amenizan sus veladas. Gary Cooper encarna con elegancia y un punto distendido a este disoluto, pero desgraciadamente la grieta de edad con Audrey parece aun mayor de lo que realmente es, ella 27 y Cooper 55, su rostro estaba ajado y resulta complicado tragarse la relación entre los dos, chirría en imagen, parece su padre más que su amante, a Cooper le falta ese punto cínico enérgico que lo haga verosímil, parece que todo fluye románticamente por imperativo del guión, tanto así que el propio Cooper no estaba contento con su aportación; Audrey Hepburn despliega encanto y magnetismo fabuloso, su enjuto físiso y su angelical rostro desprenden atracción, imposible no caer rendidos a su ternura... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
…Lástima de la manía que había de emparejarla con gente mayor que la deslucían en frescura (“Sabrina” o “My fair lady”); Maurice Chevalier está sensacional en su papel de padre de Ariane, desprende dulzura, cariño, empatía, con una sonrisa fascinante, con charlas estimulantes con ella, o con esa última y sentida conversación con Frank, lástima de su final (spoiler); John McGiver en su debut en cine realiza una interpretación brillante como el “cornudo” Monsieur X.
La puesta en escena rezuma clasicismo y galanura glamurosa, empezando por la estupenda dirección artística Alexandre Trauner (El apartamento” o “El hombre que quiso reinar”), proyectando escenarios preciosos, como el Château of Vitry en los Yvelines, el PalaisGarnier sede de la Ópera de París, y el Hôtel Ritz Paris en la Place Vendome; esto en miscelánea con la cinematografía en glorioso b/n de William C. Mellor (“Un lugar en el sol” o “Gigante”), con unagama de grises que embellecen las escenas, con formidables fuera de campo, con gusto por el detalle, con encuadres que sacan partido de las tomas; esto entrelazado al gran trabajo de edición de Léonide Azar (“La ronda” o “Ascensor al cadalso”), que juega con las elipsis de modo fenomenal, lo del alargado metraje no se lo achaco a él; La música tiene importancia vital en la trama, destacando el (mantra) “Vals Fascinación” de Fermo Dante Marchetti con letras (1905) de Maurice de Féraudy y letras inglesas de Dick Manning, interpretada por el cuarteto The Gypsies, también estos tocan " C'est si bon " de Henri Betti con letra de André Hornez, "L'ame de Poètes" de Charles Trenet ; Gran parte del preludio a la ópera “Tristan und Isolde” de Richard Wagner se escucha durante la secuencia ambientada en teatro Palais Garnier; Matty Malneck, amiga de Wilder de sus días de Paul Whiteman en Viena, escribió tres canciones para la película, “Life in afternoon”, “Ariane” y “Paprika caliente”; La música extra-diegética es obra de Franz Waxman (“Un lugar en el sol” o “La ventana indiscreta”), opacada por los temas referidos.
Spoiler:
El final me resulta nefasto. Me queda almibarado que al final Frank se quede con Ariane, el final adecuado hubiera sido que el traten partiera con él en el vagón y ella en la estación, lo otro me es acomodaticio y nada coherente, pues realmente Frank se cansará rápidamente de la joven Ariane, probablemente en Cannes cambiará de mujer y dejará a chica desvirgada, mancillada y humillada, marcada de por vida. Y lo del padre es de ella es de traca, ve que su inocente hija se la lleva un playboy y sonríe de oreja a oreja, él que sabe mejor que nadie que es un libertino patológico , dejará a su virginal filia como un trasto abandonado en la cuneta, pues nada hace presagiar lo contrario, Frank solo está encaprichado en la jovial cuasi-adolescente, cuando tenga lo que no ha podido tener la cambiará por la siguiente, ella no es para él un acto de redención es una trofeo más en su colección. Y lo del enunciado final impuesto por la productora para su distribución estadounidense para no escandalizar a la puritana sociedad del país me queda estridente, y es que Maurice Chevalier grabó una narración al final de la película para que el público supiera que Ariane y Flannagan están casados y viven en la ciudad de Nueva York. Aunque Wilder se opuso a la adición, se vio obligado a incluirla para evitar quejas de que la relación entre los dos era inmoral.
En conjunto una desnivelada propuesta del maestro Wilder, que incluso en su irregularidad hay tramos que hacen el minutaje recomendable, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier, el cuarteto zíngaro, y la escena del carrito de bebida. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/10/ariane.html
La puesta en escena rezuma clasicismo y galanura glamurosa, empezando por la estupenda dirección artística Alexandre Trauner (El apartamento” o “El hombre que quiso reinar”), proyectando escenarios preciosos, como el Château of Vitry en los Yvelines, el PalaisGarnier sede de la Ópera de París, y el Hôtel Ritz Paris en la Place Vendome; esto en miscelánea con la cinematografía en glorioso b/n de William C. Mellor (“Un lugar en el sol” o “Gigante”), con unagama de grises que embellecen las escenas, con formidables fuera de campo, con gusto por el detalle, con encuadres que sacan partido de las tomas; esto entrelazado al gran trabajo de edición de Léonide Azar (“La ronda” o “Ascensor al cadalso”), que juega con las elipsis de modo fenomenal, lo del alargado metraje no se lo achaco a él; La música tiene importancia vital en la trama, destacando el (mantra) “Vals Fascinación” de Fermo Dante Marchetti con letras (1905) de Maurice de Féraudy y letras inglesas de Dick Manning, interpretada por el cuarteto The Gypsies, también estos tocan " C'est si bon " de Henri Betti con letra de André Hornez, "L'ame de Poètes" de Charles Trenet ; Gran parte del preludio a la ópera “Tristan und Isolde” de Richard Wagner se escucha durante la secuencia ambientada en teatro Palais Garnier; Matty Malneck, amiga de Wilder de sus días de Paul Whiteman en Viena, escribió tres canciones para la película, “Life in afternoon”, “Ariane” y “Paprika caliente”; La música extra-diegética es obra de Franz Waxman (“Un lugar en el sol” o “La ventana indiscreta”), opacada por los temas referidos.
Spoiler:
El final me resulta nefasto. Me queda almibarado que al final Frank se quede con Ariane, el final adecuado hubiera sido que el traten partiera con él en el vagón y ella en la estación, lo otro me es acomodaticio y nada coherente, pues realmente Frank se cansará rápidamente de la joven Ariane, probablemente en Cannes cambiará de mujer y dejará a chica desvirgada, mancillada y humillada, marcada de por vida. Y lo del padre es de ella es de traca, ve que su inocente hija se la lleva un playboy y sonríe de oreja a oreja, él que sabe mejor que nadie que es un libertino patológico , dejará a su virginal filia como un trasto abandonado en la cuneta, pues nada hace presagiar lo contrario, Frank solo está encaprichado en la jovial cuasi-adolescente, cuando tenga lo que no ha podido tener la cambiará por la siguiente, ella no es para él un acto de redención es una trofeo más en su colección. Y lo del enunciado final impuesto por la productora para su distribución estadounidense para no escandalizar a la puritana sociedad del país me queda estridente, y es que Maurice Chevalier grabó una narración al final de la película para que el público supiera que Ariane y Flannagan están casados y viven en la ciudad de Nueva York. Aunque Wilder se opuso a la adición, se vio obligado a incluirla para evitar quejas de que la relación entre los dos era inmoral.
En conjunto una desnivelada propuesta del maestro Wilder, que incluso en su irregularidad hay tramos que hacen el minutaje recomendable, Audrey Hepburn, Maurice Chevalier, el cuarteto zíngaro, y la escena del carrito de bebida. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/10/ariane.html