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España España · almeria
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Voto de TOM REGAN:
6
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Drama Carlos Bonifatti (Federico Luppi) y Rubén Molinuevo (Julio De Grazia), dos empresarios dedicados a la venta de botiquines, intentan mantener su fábrica abierta frente a los embates de la profunda política económica de desindustrialización que está llevando a cabo la última dictadura militar. Carlos se encuentra un día con un excompañero de la "colimba", Arteche (Gianni Lunadei), que le ofrece un negocio redondo. Decide entonces dejar su ... [+]
4 de junio de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
207/07(03/06/21) Entretenida dramedia argentina que tiene el defecto de ser irregular, pues va de más a muy menos, virando con ello de su tono de comedia al inicio, a un drama que se apoya en lo muy previsible en su sana crítica al capitalismo especulador. Dirigida por Fernando Ayala, con guión Jorge Goldenberg (“La fuga”), Héctor Olivera (“La Rebelión en la Patagonia”), y Oscar Viale (“Mi cuñado”), en lo que es un ataque s los poderes financieros, a su fatuidad, al mantra de que el dinero produce más dinero, y sobre todo a la corrupta ‘fontanería’ que la sustenta, ello enmarcando la historia en momento crucial del país andino, justo después de la victoria argentina en el Mundial de Futbol del 78, donde en la nación cayó la actividad industrial en favor de la especulara empresa financiera, y en el centro de todo esto, como epítome de los males esta pujanza hedonistas estarán dos familias, ‘capitaneadas’ por dos cuñado a los que dan vida unos excelentes Federico Luppi y Julio de Grazia, que rigen un taller de fabricación de botiquines, y que terminan separados para uno de ellos embarcarse en la empresa de préstamos, y con ello venderá su alma al Diablo (de la Plata Dulce).

Todo esto desarrollado en su tramo inicial con un ritmo trepidante, con gran sentido de cinismo hacia lo tóxico del dinero fácil (se arremete contra el capitalismo de modo directo, sin sutilezas, cuando oímos a un estadounidense en una conferencia disertar sobre como el mercado libre nos hace libres), con situaciones agiles, con diálogos agudos, con alegorías incisivas sobre lo que es el mundo de las finanzas (ese almacén plagado de cajas vacías, y donde todo es un trampantojo con teléfonos sin línea o aparatos de aire acondicionado de atrezo), con cantos de sirena, con embrujos de lujos, con personajes con los que se puede identificar el espectador en su cercanía de sus debilidades humanas (autos de lujo, casas de lujo, rajes de lujo, o una amante joven). Todo ello con humor ácido, punzante, como contrasta situaciones entre los dos cuñados. Pero esto (de modo) previsible, tiene un precio a pagar, y ahí radica su gran tara, que conforme avanza cae en lo panfletario facilón, sin capacidad de sorpresa. Para desembocar en un rush final que se venir desde muy atrás.

Se agradece que Ayala no trate al personaje que encarna Luppi, que se sabe manipulado en todo momento, y aun así se deja arrastrar, él se puede decir nuestra brújula moral, con él que nos es más sencillo identificarnos por cómo nos dejamos deslumbrar por el brillo del dinero, pero él es consciente es un testaferro que firma en conciencia de que le no es muy legal lo que hace. Aunque su final nos es telegrafiado para aquel que tenga algo de mundo en el cine. Luppi sabe darle credibilidad a su arco de desarrollo; Por el contrario Julio de Grazia como Rubén, me ha sido un personaje que estaba en otra película distinta a la de Luppi, de un histrionismo desopilante, con ademanes cual molino de viento, con gesticulaciones infinitas, siempre gritando, a lo que se suman sub tramas grotescas que chirrían frente a las de Bonifatti, como lo es lo referente a ser chofer de bus o cuando se mete a comerciar con productos en conserva, un pegote propio de cómo hay varios guionistas tras ello, provocando vaivenes de tono; El resto de secundarios se mueven por el estereotipo con molde preestablecido, como la esposa superficial, el hijo ocioso, la sobrina arribista, el empresario embaucador, todos delineados desde el inicio.

Como defecto pronunciado está el romance de Teodoro Bonifatti con una joven mujer (no doy el nombre por no spoilear), se le da demasiada cancha, además de darse apresuradamente, como si en la mesa de montaje nos hubieran hurtado metraje necesario. Desviando la atención de lo importante, quizás por mor de la taquilla tener a los pechos de la chica a la vista (momento chusco de sexo gratuito).

Me queda una película que prometía mucho más de lo que alcanza, al caer en los tópicos anti-capitalistas, aun así, se deja ver con agrado. Fuerza y honor!!!
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