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Voto de TOM REGAN:
8
17 de enero de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
179/01(03/14) Notable film antibelicista italiano del combativo Francesco Rosi, una tremenda oda al sinsentido de las guerras, al despotismo de los gerifaltes, un descarnado fresco de las vivencias de una compañía transalpina en los Alpes. Emilio Lussu describió en un libro, “Un año en el altiplano” (1938), sus vivencias entre 1916 y 1917 como soldado en esta cordillera, en la Brigada Sissari de Infantería, donde reflejó el increscendo hartazgo de los soldados que los llevó al motín en el verano de 1917, cerca de Santa Maria la Longa. Su alter ego en el film es el teniente Sassu, siendo al igual que este el escritor ferviente defensor de la contienda para ir evolucionando tras sus absurdas experiencias sobre el escenario bélico, aunque el final del libro varía con respecto a la película, Lussu fue un ferviente antifascista, estuvo en el parlamento italiano durante el auge del fascismo de Mussolini, en 1926 fue agredido por fascistas y este al defenderse disparó a uno de ellos, fue juzgado y condenado por ello, 5 años le pusieron a pasar en la isla de Lipari cerca de Sicilia, escapó en 1929, huyendo a París, donde fundó el movimiento Justicia y Libertad, participó en la Guerra Civil española, en la WWII estuvo en la resistencia italiana, tras la guerra fue Ministro de la ayuda con en un Gobierno de Unidad Nacional, tuvo problemas de los socialistas (con los que militaba) escindiéndose de ellos en 1964, creando otro partido, murió en 1975, una vida de película.
El escenario es la Gran Guerra, concretamente en los Alpes trentinos, el frente de Isonzo, lo que hoy es entre Italia y Eslovenia, donde se enfrentan los italianos frente a los austro-húngaros, seguimos a la División transalpina comandada por el tiránico General Leone (gran Alain Cluny), en ella está el joven teniente Sassu (gran Mark Frachette), idealista salido de la universidad que pidió unirse a la vanguardia y que a medida que ve lo que allí acontece se va desengañando, también está el oficial Ottolenghi (gran Gian Maria Volonté), un veterano contestatario izquierdista que sabotea cuando puede las cerriles órdenes del General. Asistimos a la incompetencia, la arrogancia, el despotismo, las humillaciones, las órdenes arbitrarias y demás tropelías derivan en rebeliones de la soldadesca.
El guión es del propio director Francesco Rosi, escrito junto a Tonino Guerra (“La noche”, “Blow-Up” o “Amarcord”) y Raffaele La Capria (“Las manos sobre la ciudad” o “Cristo se paró en Eboli”), hacen un collage descentrado de protagonista al principio, paseándonos con mordacidad por una guerra rebosante de irracionalidad, engullida por la deshumanización, una travesía hacia el infierno de la sinrazón, con el surrealista McGuffin de la toma de una colina en medio de la nada. La cinta es nada sutil remarcando el despotismo tiránico de los superiores que manejan como señores feudales a los soldados, no importándoles si viven o mueren, Rosi no está preocupado de mostrar un hilo conductor claro, nos mueve por las trincheras a modo de observador, poniendo el foco en la futilidad de las guerras, poniendo el acento en la construcción de una ambientación gris y sórdido, reflexionando con saña sobre que el verdadero enemigo no estaba al otro lado del frente, estaba entre sus filas y lo peor es que les daba órdenes, es la lucha entre clases la que más daño hace, de este modo se nos inocula que hay veces en que es justificable rebelarse contra las injusticias. Rosi expone que los ideales y el patriotismo es fácil defenderlos en la retaguardia pero en el averno de la vanguardia estos nobles valores quedan pervertidos, en esto recuerda bastante a la obra maestra kubrickiana “Senderos de gloria”, se mangonea cual animales a los soldados, no importan sus bajas en pos de un “bien mayor”, sus muertes están justificadas si es para atemorizar a posibles amotinados, se muestran misiones suicidas con el objetivo de romper la monotonía. La cinta se convierte en una descarnada denuncia de las arbitrariedades y la crueldad demencial, se exhibe la guerra lejos de victorias gloriosas y donde los valientes no peleaban contra naciones enemigas, si no contra los sátrapas que les mandaban a la muerte.
El General Leone representa los valores ancestrales cuasi-medievales de los Condes que podían disponer de sus súbditos a su antojo, capaz de mandar ejecutar a soldados a su capricho, por mandar para un avance, consejos de guerra sumarísimos, desertores, manda a gente a cortar alambradas con cortafríos rotos, manda ametrallar a sus soldados que retroceden de nlas balas enemigas, ordena ejecuciones bajo el modo del Imperio romano del diezmo (1 de cada 10), ataques con armaduras ridículas, ordena se expongan soldados al enemigo por puro idiotez, este personaje es interpretado con brillantez por Alain Cuny, mostrando carisma, carácter, valentía, desdén por la vida ajena, flema, narcisismo, con una pose regia, un villano atroz, tridimensional, arrogante, iracundo, Magnífica su encarnación. El Tte. Ottolenghi es el reverso del General, se preocupa de sus inferiores, les cuida, protege de las locuras de Leone, es un vivaraz e ingenioso militar que sufre las miserias bélicas, interpretado con vigor por Gian Maria Volonté, dmuestra una fuerte personalidad, unas grandes dotes de liderazgo. El Major Malchiodi representa el pelotilla trepa con pocos escrúpulos apoyando a su General, interpretado con esmero por Franco Graziosi… (continua en spoiler sin)
El escenario es la Gran Guerra, concretamente en los Alpes trentinos, el frente de Isonzo, lo que hoy es entre Italia y Eslovenia, donde se enfrentan los italianos frente a los austro-húngaros, seguimos a la División transalpina comandada por el tiránico General Leone (gran Alain Cluny), en ella está el joven teniente Sassu (gran Mark Frachette), idealista salido de la universidad que pidió unirse a la vanguardia y que a medida que ve lo que allí acontece se va desengañando, también está el oficial Ottolenghi (gran Gian Maria Volonté), un veterano contestatario izquierdista que sabotea cuando puede las cerriles órdenes del General. Asistimos a la incompetencia, la arrogancia, el despotismo, las humillaciones, las órdenes arbitrarias y demás tropelías derivan en rebeliones de la soldadesca.
El guión es del propio director Francesco Rosi, escrito junto a Tonino Guerra (“La noche”, “Blow-Up” o “Amarcord”) y Raffaele La Capria (“Las manos sobre la ciudad” o “Cristo se paró en Eboli”), hacen un collage descentrado de protagonista al principio, paseándonos con mordacidad por una guerra rebosante de irracionalidad, engullida por la deshumanización, una travesía hacia el infierno de la sinrazón, con el surrealista McGuffin de la toma de una colina en medio de la nada. La cinta es nada sutil remarcando el despotismo tiránico de los superiores que manejan como señores feudales a los soldados, no importándoles si viven o mueren, Rosi no está preocupado de mostrar un hilo conductor claro, nos mueve por las trincheras a modo de observador, poniendo el foco en la futilidad de las guerras, poniendo el acento en la construcción de una ambientación gris y sórdido, reflexionando con saña sobre que el verdadero enemigo no estaba al otro lado del frente, estaba entre sus filas y lo peor es que les daba órdenes, es la lucha entre clases la que más daño hace, de este modo se nos inocula que hay veces en que es justificable rebelarse contra las injusticias. Rosi expone que los ideales y el patriotismo es fácil defenderlos en la retaguardia pero en el averno de la vanguardia estos nobles valores quedan pervertidos, en esto recuerda bastante a la obra maestra kubrickiana “Senderos de gloria”, se mangonea cual animales a los soldados, no importan sus bajas en pos de un “bien mayor”, sus muertes están justificadas si es para atemorizar a posibles amotinados, se muestran misiones suicidas con el objetivo de romper la monotonía. La cinta se convierte en una descarnada denuncia de las arbitrariedades y la crueldad demencial, se exhibe la guerra lejos de victorias gloriosas y donde los valientes no peleaban contra naciones enemigas, si no contra los sátrapas que les mandaban a la muerte.
El General Leone representa los valores ancestrales cuasi-medievales de los Condes que podían disponer de sus súbditos a su antojo, capaz de mandar ejecutar a soldados a su capricho, por mandar para un avance, consejos de guerra sumarísimos, desertores, manda a gente a cortar alambradas con cortafríos rotos, manda ametrallar a sus soldados que retroceden de nlas balas enemigas, ordena ejecuciones bajo el modo del Imperio romano del diezmo (1 de cada 10), ataques con armaduras ridículas, ordena se expongan soldados al enemigo por puro idiotez, este personaje es interpretado con brillantez por Alain Cuny, mostrando carisma, carácter, valentía, desdén por la vida ajena, flema, narcisismo, con una pose regia, un villano atroz, tridimensional, arrogante, iracundo, Magnífica su encarnación. El Tte. Ottolenghi es el reverso del General, se preocupa de sus inferiores, les cuida, protege de las locuras de Leone, es un vivaraz e ingenioso militar que sufre las miserias bélicas, interpretado con vigor por Gian Maria Volonté, dmuestra una fuerte personalidad, unas grandes dotes de liderazgo. El Major Malchiodi representa el pelotilla trepa con pocos escrúpulos apoyando a su General, interpretado con esmero por Franco Graziosi… (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
…El Tte. Sassu representa a la gente que creía en una guerra justificada, se alistó voluntario para el frente, es el retrato de cómo la realidad destroza los ideales patrióticos por los que te han adoctrinado, interpretado con sensibilidad y matices por Mark Frachette, al ser un actor estadounidense su voz doblada es de Giancarlo Gianini, muy sentida su actuación, aportando dignidad y decencia a l horror de la guerra., este es un actor con una historia peculiar, solo hizo 3 films, era un carpintero al que Michelangelo Antonioni hizo protagonizar Zabriskie Point en USA, descubierto por el director de casting del realizador italiano durante una discusión en Boston, su último film fue “La Grande Escrofa Nera”, en 1973 pertenecía a una comuna, Lyman en Fort Hill, a la que daba su sueldo, un grupo de estos con Frachette intentaron atracar un banco en Boston, la policía lo impidió matando a uno de los asaltantes y deteniendo al actor, el 27 de septiembre de 1975 oficialmente sufrió un accidente en prisión, una pesa de 150 libras le cayó en el cuello asfixiándolo, tenía 27 años.
La puesta en escena rebosa realismo y naturalidad, mugrienta y feista, con un crudo diseño de producción de Andrea Crisanti (“Cinema Paradiso” o “Pura formalidad”), rodada en Yugoslavia, las autoridades italianas no dieron facilidades para la filmación, con meritoria recreación de trincheras y de parajes áridos sembrados de alambre de espino, esto maximizado por la espléndida fotografía de Pasqualino De Santis (“Romeo y Julieta”, La caída de los Dioses” o “Venecia”), rebosa sequedad, frío ambiental, tonos apagados, cielos grises, con nieblas, un paisaje cuasi-lunar, lejos del mundo, inoculando en el espectador la pesadumbre y desarraigo en que viven los soldados, la gelidez y humedad climática nos llega y cala. Piero Piccioni acompaña sin destacar mucho la acción.
Momentos para el recuerdo: Cuando el general manda fusilar arbitrariamente a un sargento y el Tte. Ottolenghi, lo engaña mostrándole un muerto en combate; El surrealista tramo en que el General Leone hace un discurso sobre las bondades de la armadura (Fassina) que llevan sus soldados, ingeniería italiana para a acabar con el enemigo, parte de la infantería lleva unos ridículos cascos de hierro con una pesada armadura en el pecho, alegoría de cómo los altos mandos veían como máquinas sustituibles a los soldados, el humor viene cuando estos avanzan cual autómatas por la tierra de nadie hacia los austriacos que acaban con ello con facilidad; Como hartos de que el general mande a soldados a cortar el alambre espino de los austriacos, un italiano coge el cortafríos y se acerca de pie y sin esconderse cansado de tanto sinsentido, los austriacos lo matan; Cuando el General Leone manda a sus hombres contra los austriacos en un ataque estéril, los austriacos les gritan desgarrados desde sus trincheras que no mueran más por nada; El consejo de guerra, en un increscendo de humor oscuro el general se va cansando de tantas excusas y cual ametralladora manda ejecutar a los reos sin escucharlos; Otro toque de humor cercano al retorcido de la Warner toons, cuando el Tte. Sassu pide al general se asome por una rendija mirador, el Tte. sabe que en el lado austriaco hay un hábil francotirador, busca maten al General, este observa una y otra vez sin consecuencias, se retira y el Tte. abre la rendija pone una ramita y el francotirador la destroza; y más…
El film creó en su momento gran polémica en Italia por lo mal que quedaban los mandos y donde el patriotismo quedaba en entredicho, llegando a ser demandada por difamación al ejército, fue absuelto, pero no se libró del boicot de muchos cines que se sentían amenazados.
En conjunto queda una notable obra que solo le echo en falta algo de sutilidad, por lo demás una gran muestra de cine que transpira la locura del sinsentido de las Guerras. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena rebosa realismo y naturalidad, mugrienta y feista, con un crudo diseño de producción de Andrea Crisanti (“Cinema Paradiso” o “Pura formalidad”), rodada en Yugoslavia, las autoridades italianas no dieron facilidades para la filmación, con meritoria recreación de trincheras y de parajes áridos sembrados de alambre de espino, esto maximizado por la espléndida fotografía de Pasqualino De Santis (“Romeo y Julieta”, La caída de los Dioses” o “Venecia”), rebosa sequedad, frío ambiental, tonos apagados, cielos grises, con nieblas, un paisaje cuasi-lunar, lejos del mundo, inoculando en el espectador la pesadumbre y desarraigo en que viven los soldados, la gelidez y humedad climática nos llega y cala. Piero Piccioni acompaña sin destacar mucho la acción.
Momentos para el recuerdo: Cuando el general manda fusilar arbitrariamente a un sargento y el Tte. Ottolenghi, lo engaña mostrándole un muerto en combate; El surrealista tramo en que el General Leone hace un discurso sobre las bondades de la armadura (Fassina) que llevan sus soldados, ingeniería italiana para a acabar con el enemigo, parte de la infantería lleva unos ridículos cascos de hierro con una pesada armadura en el pecho, alegoría de cómo los altos mandos veían como máquinas sustituibles a los soldados, el humor viene cuando estos avanzan cual autómatas por la tierra de nadie hacia los austriacos que acaban con ello con facilidad; Como hartos de que el general mande a soldados a cortar el alambre espino de los austriacos, un italiano coge el cortafríos y se acerca de pie y sin esconderse cansado de tanto sinsentido, los austriacos lo matan; Cuando el General Leone manda a sus hombres contra los austriacos en un ataque estéril, los austriacos les gritan desgarrados desde sus trincheras que no mueran más por nada; El consejo de guerra, en un increscendo de humor oscuro el general se va cansando de tantas excusas y cual ametralladora manda ejecutar a los reos sin escucharlos; Otro toque de humor cercano al retorcido de la Warner toons, cuando el Tte. Sassu pide al general se asome por una rendija mirador, el Tte. sabe que en el lado austriaco hay un hábil francotirador, busca maten al General, este observa una y otra vez sin consecuencias, se retira y el Tte. abre la rendija pone una ramita y el francotirador la destroza; y más…
El film creó en su momento gran polémica en Italia por lo mal que quedaban los mandos y donde el patriotismo quedaba en entredicho, llegando a ser demandada por difamación al ejército, fue absuelto, pero no se libró del boicot de muchos cines que se sentían amenazados.
En conjunto queda una notable obra que solo le echo en falta algo de sutilidad, por lo demás una gran muestra de cine que transpira la locura del sinsentido de las Guerras. Fuerza y honor!!!