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Voto de TOM REGAN:
6
Voto de TOM REGAN:
6
7.1
387
Drama. Intriga
Phroso es un popular mago que realiza trucos con su esposa. Un día descubre que su mujer se ha dado a la fuga con otro hombre contra quien perderá la función de sus piernas después de una pelea. Los meses pasan y la esposa de Phroso regresa con una niña para morir poco después. El mago jura venganza contra el hombre que le arrebató a su mujer pero no será hasta dieciocho años después, cuando Phroso establecido al oeste de Zanzíbar ... [+]
7 de enero de 2020
7 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
232/16(17/12/19) Interesante cinta silente realizada por el maestro del terror malsano Tod Browning, ello en comunión con uno de los más grandes actores de la era muda, el llamado Hombre de las Mil Caras, Leonidas Frank Chaney, conocido artísticamente como Lon Chaney, especialista en retratar a seres torturados psicológicamente, donde el maquillaje era parte primordial para roles como Quasimodo o El Fantasma de la Ópera, pero en este caso su cualidad disfuncional son sus piernas inútiles, teniendo que reptar para desplazarse, y quedando su rostro limpio de prótesis, demostrando una versatilidad expresiva impresionante. La historia se encuadra en la corriente del tiempo de encuadrar las historias en ambientes exóticos y donde el peligro a lo desconocido es constante, en este caso la profunda África (dejando esos sí, un tufillo racista-colonialista en el modo de enfocar a los nativos como salvajes sacrificadores de persona). Se basa en una obra de teatro escrita por Chester De Vonde y Kilbourn Gordon que había obtenido un gran éxito desde su estreno en 1926 pese al escándalo que provocó su argumento. Entre los autores de la adaptación se encontraba Waldemar Young, guionista que había colaborado y aún colaboraría en alguna ocasión con Browning. La cinta tiene su fuerte en la recreación de un ambiente enfermizo, podrido, viscoso, con una atmósfera selvática gracias a la gran labor en la cinematografía, relato con ínfulas al ‘Heart of Darkness’ de Joseph Conrad, donde el protagonista se convierte en un cuasi-emulo del Col. Willem Kurtz (inmortalizado en cine por Marlon Brando), donde el metraje se adentra en las sombras de la venganza, la que genera la herida del dolor físico y mental, un descenso a los infiernos de lo retorcido y sórdido, radiografiando con saña la maldad frente a la capacidad de redención. Ello dejando por el camino un poso (propio de los años) a racismo colonialista en la forma de enfocar a los nativos africanos como salvajes que sacrifican sin piedad a las personas. En el apartado de defectos está que al parecer la versión de 65 minutos que he visto está incompleta, con lo que hay elipsis que descolocan y desorientan, con personajes poco delineados, como esa muerte de la mujer del protagonista en la Iglesia no se sabe porque. Al oeste de Zanzíbar sería rehecho en 1932 como ‘Kongo’, que encontró a Walter Huston reemplazando a Chaney, que había sido el protagonista en la versión de Broadway varios años antes.
La película tiene su potencia en el tramo en que sucede en África, llegándonos el sudor del lugar, el calor, los vapores, un ambiente viscoso que te cala y se mimetiza con la putrefacción del alma del protagonista, e4sto gracias a la fenomenal cinematografía de Percy Hilburn (“Ben-Hur” de 1925), rodando en los Metro-Goldwyn-Mayer Studios-Culver City. Siendo este arrollador en esa alegoría de serpiente que se arrastra reptando por el suelo. Ello con un ritmo (demasiado) trepidante se suceden los acontecimientos, exponiendo el conflicto en el inicio, donde la venganza más retorcida (e inverosímil) es el motor del film, siendo la mejor escena en esta previa la imagen de Phroso reptando por las escaleras de una gótica iglesia. Habiendo una transformación repentina en una elipsis chirriante en que el protagonista Phroso pasa de ser un Don Nadie a ser un ‘Rey’ en la África profunda, dominado una tribu de negros con sus dotes de manipulación con la magia (o al menos esto hay que suponer, pues esto no se explica [como muchas otras cosas]), ello desde una mugrienta cabaña. Esta tribu con sus costumbres ancestrales (y poco creíbles) quema en hogueras a los hombres muertos con su esposa e hijos vivos (esto no tiene sentido, pues si fuera así la tribu se extinguiría). Aquí es donde Phroso lleva a cabo su vendetta en la que se ha tomado un gran tiempo, haciendo de la hija de su enemigo una piltrafa humana, humillándola una y otra vez. Entonces se produce un romance mal estructurado en su devenir, pues no se sabe el porqué del Doctor de no huir de Phroso, no se sabe que le retiene allí con él.
Como era normal en el cine de ese tiempo cuando se trataban temas de otras razas (sobre todo la negra), el hacer supremacismo de la Blanca, y denigrar hasta asalvajar atávicamente a las demás, en este caso la tribu de negros tiene costumbres de sacrificar personas vivas, haciendo pervivir la idea de condescendencia colonialista (en auge entonces) de que solo la raza Blanca puede traer la civilización.
Lon Chaney está sensacional en el rol del atormentado y enfermizo vengativo Phroso, aunque tiene un cambio poco creíble, cuando es el líder de una tribu africana Piernas Muertas resulta apabullante en su expresividad, en su modo reptil de moverse, con ese modo de torcer su físico que arrastra impulsado por sus muñones (seguro que Ivar, uno de los personajes de la serie “Vikings” de la actualidad, Ivar, se inspiró en este rol), en su risa perversa, en sus ademanes, en su mirada penetrante, toda una oda a emitir sensaciones. Un anti-héroe con rasgos de complejidad en su villanía y ello dejando entrever sus grietas de humanidad, una labor estremecedora en su modo de arrollar con su gran carisma, transmitiendo ira, rabia, perfidia, frustración, desesperación, e incluso amor. Un Titán de la actuación silente, maestro de la de la pantomima gracias a los años de comunicarse con sus padres sordos; Lionel Barrymore como Crane el antagonista de Chaney despliega vis perversa, siendo aterrador en la escena que se rebela un gran secreto y pasa de lo que parece un llanto a una cínica sonrisa; Marie Nolan encarnando a la desdichada Maizie cumple sin más; Warner axter da vida a Doc, en un rol confuso en su proceder.
La película tiene su potencia en el tramo en que sucede en África, llegándonos el sudor del lugar, el calor, los vapores, un ambiente viscoso que te cala y se mimetiza con la putrefacción del alma del protagonista, e4sto gracias a la fenomenal cinematografía de Percy Hilburn (“Ben-Hur” de 1925), rodando en los Metro-Goldwyn-Mayer Studios-Culver City. Siendo este arrollador en esa alegoría de serpiente que se arrastra reptando por el suelo. Ello con un ritmo (demasiado) trepidante se suceden los acontecimientos, exponiendo el conflicto en el inicio, donde la venganza más retorcida (e inverosímil) es el motor del film, siendo la mejor escena en esta previa la imagen de Phroso reptando por las escaleras de una gótica iglesia. Habiendo una transformación repentina en una elipsis chirriante en que el protagonista Phroso pasa de ser un Don Nadie a ser un ‘Rey’ en la África profunda, dominado una tribu de negros con sus dotes de manipulación con la magia (o al menos esto hay que suponer, pues esto no se explica [como muchas otras cosas]), ello desde una mugrienta cabaña. Esta tribu con sus costumbres ancestrales (y poco creíbles) quema en hogueras a los hombres muertos con su esposa e hijos vivos (esto no tiene sentido, pues si fuera así la tribu se extinguiría). Aquí es donde Phroso lleva a cabo su vendetta en la que se ha tomado un gran tiempo, haciendo de la hija de su enemigo una piltrafa humana, humillándola una y otra vez. Entonces se produce un romance mal estructurado en su devenir, pues no se sabe el porqué del Doctor de no huir de Phroso, no se sabe que le retiene allí con él.
Como era normal en el cine de ese tiempo cuando se trataban temas de otras razas (sobre todo la negra), el hacer supremacismo de la Blanca, y denigrar hasta asalvajar atávicamente a las demás, en este caso la tribu de negros tiene costumbres de sacrificar personas vivas, haciendo pervivir la idea de condescendencia colonialista (en auge entonces) de que solo la raza Blanca puede traer la civilización.
Lon Chaney está sensacional en el rol del atormentado y enfermizo vengativo Phroso, aunque tiene un cambio poco creíble, cuando es el líder de una tribu africana Piernas Muertas resulta apabullante en su expresividad, en su modo reptil de moverse, con ese modo de torcer su físico que arrastra impulsado por sus muñones (seguro que Ivar, uno de los personajes de la serie “Vikings” de la actualidad, Ivar, se inspiró en este rol), en su risa perversa, en sus ademanes, en su mirada penetrante, toda una oda a emitir sensaciones. Un anti-héroe con rasgos de complejidad en su villanía y ello dejando entrever sus grietas de humanidad, una labor estremecedora en su modo de arrollar con su gran carisma, transmitiendo ira, rabia, perfidia, frustración, desesperación, e incluso amor. Un Titán de la actuación silente, maestro de la de la pantomima gracias a los años de comunicarse con sus padres sordos; Lionel Barrymore como Crane el antagonista de Chaney despliega vis perversa, siendo aterrador en la escena que se rebela un gran secreto y pasa de lo que parece un llanto a una cínica sonrisa; Marie Nolan encarnando a la desdichada Maizie cumple sin más; Warner axter da vida a Doc, en un rol confuso en su proceder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La trama a partir que Phroso encuentra a su esposa muerta en la Catedral y a la hija llorando a su lado, da un salto donde falta mucha información que de sentido a la trama en África, varios años después los personajes son cogidos a media res teniendo que dar muchas licencias para seguirla; El giro sorpresa que da otro sentido a todo lo visto, no resulta hoy día muy imprevisible.
La versión está truncada, en parte debido a que los estudios eliminaron escenas bastante toscas. Según el historiador Michael Blake, Phroso originalmente encuentra su camino hacia África mientras caza a Crane; Una vez allí, él y sus dos secuaces de mala calidad, junto con el alcohólico Doc (Warner Baxter), juegan con estafas. Uno de estos juegos involucró a Phroso disfrazado como "el pato humano", una presunción eliminada del oeste de Zanzíbar, pero luego utilizada en Browning's Freaks (1932)
En el guión original, Maisie fue colocada en un burdel y criada como una prostituta depravada que contrae sífilis. Sin embargo, el productor Irving Thalberg insistió en que esto se suavizara un poco en la película, reduce el nivel de sordidez.
Chaney se comunicaba mejor con quienes compartían su afición por lo que otros consideran macabro. Su esposa se había casado previamente con un hombre sin piernas y su director preeminente, Tod Browning, huyó de su casa para unirse al carnaval, supuestamente por haber tenido al menos una aventura con un bicho raro. En muchas de sus películas, Browning representaba a hombres paralizados de la cintura para abajo, y más tarde, en Freaks (1932), utilizaba monstruos reales sin piernas.
La carrera de Browning terminaría gracias a la recepción desastrosa de Freaks solo cuatro años después, mientras que Chaney sería diagnosticada con cáncer solo un año después de que West of Zanzibar fuera liberado, muriendo por la enfermedad solo un año después, el 26 de agosto de 1930.
En conjunto me queda una cinta con picos de valor (Lon Chaney y al ambientación africana) que la hacen un buen pasatiempo, pero sin calar demasiado. Fuerza y honor!!!
La versión está truncada, en parte debido a que los estudios eliminaron escenas bastante toscas. Según el historiador Michael Blake, Phroso originalmente encuentra su camino hacia África mientras caza a Crane; Una vez allí, él y sus dos secuaces de mala calidad, junto con el alcohólico Doc (Warner Baxter), juegan con estafas. Uno de estos juegos involucró a Phroso disfrazado como "el pato humano", una presunción eliminada del oeste de Zanzíbar, pero luego utilizada en Browning's Freaks (1932)
En el guión original, Maisie fue colocada en un burdel y criada como una prostituta depravada que contrae sífilis. Sin embargo, el productor Irving Thalberg insistió en que esto se suavizara un poco en la película, reduce el nivel de sordidez.
Chaney se comunicaba mejor con quienes compartían su afición por lo que otros consideran macabro. Su esposa se había casado previamente con un hombre sin piernas y su director preeminente, Tod Browning, huyó de su casa para unirse al carnaval, supuestamente por haber tenido al menos una aventura con un bicho raro. En muchas de sus películas, Browning representaba a hombres paralizados de la cintura para abajo, y más tarde, en Freaks (1932), utilizaba monstruos reales sin piernas.
La carrera de Browning terminaría gracias a la recepción desastrosa de Freaks solo cuatro años después, mientras que Chaney sería diagnosticada con cáncer solo un año después de que West of Zanzibar fuera liberado, muriendo por la enfermedad solo un año después, el 26 de agosto de 1930.
En conjunto me queda una cinta con picos de valor (Lon Chaney y al ambientación africana) que la hacen un buen pasatiempo, pero sin calar demasiado. Fuerza y honor!!!