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Voto de TOM REGAN:
8
Mátalos suavemente
Voto de TOM REGAN:
8
Cine negro. Thriller Dos ex-convictos no demasiado brillantes son contratados para asaltar una lucrativa partida ilegal de poker. Las culpas recaerán sobre el organizador del juego y los ladrones podrán empezar una nueva vida. Por desgracia, el dinero robado pertenece a la mafia, que se pone en contacto con el investigador y asesino Jackie Cogan para encontrar a los culpables. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2013 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
16(26/01/13) El neozelandés Andrew Dominik vuelve a demostrar en su tercer largometraje su peculiar estilo dotado de un tremendo poderío, una magnética fascinación, donde el diálogo y la buena dirección de actores sobresale de modo extraordinario. Es un thriller que con un mordaz ingenio arremete despiadadamente contra ‘El Sueño Americano’, ello con la espléndida ambientación de un marco deprimente.
La acción se sitúa en Nueva Orleans en 2008, durante la campaña electoral para la presidencia entre el republicano McCain y Obama, Frankie (buen Ben Mendelson), recién salido del trullo, decide realizar un robo por encargo de Johnny Amato alias ‘Squirrel‘ (buen Vincent Curatola), busca un cómplice en el yonki Russell (buen Scoot McNairy), entre los dos no suman medio cerebro, son dos infelices perdedores, deben robar una timba de póker ilegal patrocinada por la mafia local en la persona de Markie Trattman (gran Ray Liotta), al que pretenden caiga la culpa. La mafia en la persona de ‘El Conductor’ (gran Richard Jenkins) contrata a un sicario profesional de fuera, Jackie Cogan (gran Brad Pitt, también productor), para que recupere el dinero y castigue a los culpables. Comenzando Cogan su particular búsqueda de la justicia y salvaguardar el orden establecido, echando mano este de otro sicario para que le ayude, Mickey (gran James Gandolfini).
Andrew Dominik guioniza una novela de George V. Higgins, ‘Cogan´s Trade’ (1974), trasladando la acción de Boston a la Nueva Orleans post-Katrina, y enmarcando la acción durante una campaña electoral a la presidencia, esto Dominik lo utiliza para a través de los diferentes discursos políticos que se escuchan bien por radio o por tele formando paralelismo entre la visión idealista de los candidatos y la pragmática de la mafia, ejemplo, cuando los dos patosos roban la partida de póker se oye una soflama sobre la negación de la crisis, sutil, o cuando Cogan busca a los ladrones este oye en la radio que la economía ha fallado, se requieren medidas extremas, Cogan las va a tomar, son cínicas, establece con ironía la crisis de valores que nos asola, donde las reglas se retuercen en pos de lograr el objetivo, si por el camino hay que eliminar chivos expiatorios pues es lo que hay, es el feroz Capitalismo en toda su expresión, al que se ataca por su espíritu despiadado y frío, sugiriendo semejanzas entre los métodos banqueros globales y la de los gánsteres, se comenta incluso que los sicarios han tenido que bajar sus precios por la crisis, como en el mundo de las altas finanzas en el de esta mafia no se sabe quién manda. De todo ello rezuma un tono Nihilista.
La cinta es un triste y pesimista recorrido hacia la decadencia de nuestra sociedad, un thriller seco y duro, con una ambientación feista extraordinaria que transmite aridez, calles solitarias, atmósfera gris que no llega a verse el sol, sensación creada por la fotografía de Greig Fraser (‘Déjame Entrar’ o ‘La Noche Más oscura’), y envuelto esto en la música de Marc Streinfeld (‘Gladiator’ o ‘Black Hawk derribado’), con plácidos sonidos de piano, en contraposición a la violencia latente del film, sumado a una buena galería de canciones de los 50 o 70, que consiguen la extraña impresión de atemporalidad. Dominik sabe puntear la acción con dosis ingenioso de humor negro, despuntando el film en unos diálogos y frases espléndidas que recuerdan a Tarantino, Quentin a su vez tomó prestado esto (como todo el cine de este director es todo una copia) del escritor Higgins, que hizo su marca este tipo de charlas que parecen intrascendentes y en realidad marcan a cada personaje a fuego, desbordando inteligencia y mordacidad sobresaliente en muchos momentos, destacando los ententes que mantienen Pitt con Jenkins, y el que tiene este con Gandolfini en la habitación de un hotel, kilates de calidad inundan los fotogramas. Salpicada la trama con brotes de una violencia sádica, realista, doliente, rodada con maestría por Dominik, manejando recursos de modo perspicaz para despojar a este salvajismo de cualquier belleza, para ello la mejor muestra es un asesinato en que de noche Cogan dispara de un coche a otro al piloto (no digo a quien por no spoilear), con un ralentí que se hunde en las entrañas, alargando el tiempo para mostrarnos la muerte desde diferentes ángulos, se rompe la ventanilla, y vemos compungidos como las balas penetran en la cabeza de la víctima, sublime.
Dominik construye personajes de una gran solidez, los humaniza y les confiere un fondo en sus actos, esto es potenciado por unos actores excelentes, empezando por un Brad Pitt enorme, tarda en aparece pero cuando lo hace deja huella, entra en pantalla a ritmo de Johnny Cash ‘The Man Comes Around’, sabe que la cámara lo quiere y lo aprovecha con un carisma aterrador, su pose es de una seguridad radiante, su mirada te atraviesa, su naturalidad al hablar es inquietante por lo que se esconde tras sus palabras, posee un poder de intimidación pavoroso, es el individualismo en persona, su lenguaje gestual es impresionante, excelente. James Gandolfini compone a un inseguro matón, un alcohólico deprimido por el divorcio de su esposa, tiene su gran momento en un cínico monólogo, Gandolfini detenta una personalidad arrolladora que pulió en ‘Los Soprano’, sabe emitir que tras su rudeza externa esconde un corazón frágil. Ray Liotta encarna con complejidad al organizador de partidas de póker, sabe dotar a su papel de humanidad, a pesar de lo rastrero que es. Richard Jenkins demuestra con poco lo gran actor que es. Scoot McNairy borda su rol de ratero perdedor, lo mejor que se puede decir de él es que no te puedes creer que actúe, tiene que ser así de patético, estupendo. (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película está surcada por escenas de gran brillantez, empezando por su fascinante entrada en pantalla, un tipo avanza por un callejón desolado, sale a una gran explanada, el viento remueve cientos papeles a su alrededor, vemos su triste rostro, y de fondo dos enormes carteles publicitarios con los candidatos a la presidencia, McCain y Obama, con sus dos demagógicos slogans, entre medias de este sombrío recorrido oímos a uno de los candidatos soltar una soflama sobre ‘El Sueño Americano’, esto es interrumpido 3 veces por impactante montaje en el que surgen las tres palabras del título (‘Kill Them Softly’), declaración de intenciones, está patético atraco de un humor negrísimo, atracadores con guantes de cocina, medias en la cabeza y una escopeta tan recortada que sobresalen los cartuchos, la desgarradora paliza nocturna y lloviendo, a cámara lenta a Markie, de una intensidad que se sufre en primera persona, la sangre nos salpica, su llanto lastimero, los vómitos de sangre, el sonido de los golpes nos atraviesa, desgarradora, la antes referida del disparo a un conductor es desgarradora, la discusión entre ‘el conductor’ y Cogan sobre como limpiar el problema y que hay que acabar con quien la calle cree que es responsable, aunque no sea culpable, hay que infundir respeto, que frialdad, hay más escenas de calado pero quiere spoilear, solo mencionar que el diálogo final entre ‘El Conductor’ y Cogan es de los que recordaras por siempre, coronado por un monólogo (spoiler) sublime del último, una desgarradora reflexión sobre los valores americanos en enfrentados a la hipocresía política, brillante.

En conjunto queda una notable propuesta de cine negro, inundada de frescura y chispa, con estupendas charlas, acción muy bien rodada, y todo cargado de mensajes subliminales ambiguos, sumándole a esto unos actores en estado de gracia, inventa nada, pero tampoco lo hace Tarantino. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

Monólogo final de Cogan, ‘El Conductor’ le está regateando el precio a pagar por cada asesinato, en la tele del bar donde están se escucha al Obama triunfador de las elecciones loar ‘El Sueño americano’ y de la Comunidad que debe ser el pueblo americano, ‘El Conductor’ le dice que escuche, y Cogan le espeta:

<Somos un pueblo>, es un mito creado por Thomas Jefferson, Jefferson es un Santo, escribió la frase <Todos los hombres fueron creados iguales>, que él no creía pues permitió que sus hijos vivieran como esclavos. Era un snob harto de pagar impuestos a los británicos, si, escribió unas bellas palabras y agitó a la plebe que lucho y murió por ellas, mientras él bebía vino y se follaba a su esclava. Este tío (señalando a la tele donde está Obama) quiere que creamos que vivimos en una comunidad, no me hagas reír. Yo vivo en América, y en América estas solo. América no es un país, solo es un negocio. Así que paga hijo de puta! (fundido a negro).

(Lapidario sentimiento individualista)
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