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Voto de TOM REGAN:
7
El signo de la cruz
Voto de TOM REGAN:
7
Drama Imperio Romano, siglo I d. C. Después del gran incendio de Roma, el emperador Nerón, decide culpar a los cristianos y publica un edicto por el cual todos ellos deberán ser arrestados y enviados a la arena del circo. Entre los detenidos se encuentran dos viejos cristianos y la hermosa hija de uno de ellos, de la que se enamora Marcus: el más alto funcionario de Roma. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2021
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/04(03/04/21) Con motivo de la Semana Santa he visto esta cinta. Un envejecido film en su mensaje ultra religioso católico enmohecido (rallando en lo martirologio), sobre como la fe es inflexible ante el paganismo criminal, se quiere contrastar la decadencia moral del Imperio Romano (con sus orgias, bacanales, masacres de cristianos y genocidios en el Coliseo), frente a la pureza cristiana. Pero osado y refrescante en muchos de sus elementos, lo hacen metraje recomendable. Film épico producido y dirigido por Cecil B. DeMille. Basado en la obra original de 1895 (con muchas similitudes con “Quo vadis?”) del dramaturgo inglés Wilson Barrett, guión de Waldemar Young (“Tres lanceros bengalíes”) y Sidney Buchman (“Caballero sin espada”) protagonizada por (un sosainas) Fredric March, (una modosita) Elissa Landi, pero sobre todo está una estelar Claudette Colbert, arrolladora en su perfidia y lujuria (Homérico su gesto y mirada cuando Marco la llama ramera), así como el gran roba escenas Charles Laughton (con nariz postiza) como un afeminado Emperador Nerón, entonces el actor era un desconocido en USA.

Tiene momentos tan esplendorosos como su inicio con Nerón ocioso tocando la lira mientras ve arder desde su palacio Roma, incendio que ha provocado él; La mítica de escena en la que Poppaea (Claudette Colbert) se baña en una enorme bañera llena de leche de asno, desnuda con sus pechos flotando y moviéndose dejando ver (si estás muy atento, creo) sus pezones, con sirvientes llenado la bañera, con un leopardo vivo de adorno, y con ese final con la Emperatriz pidiendo a una de sus doncellas que se meta con ella, y entonces la cámara deja ver enfocando los pies, cae el vestido y se quita el calzado, dejando entrever el liobetrtinaje lésbica dela jerarca. Secuencia que tardó varios días en rodarse, DeMille anunció a la prensa que se utilizó leche de asno real; sin embargo, en realidad era leche de vaca en polvo. Después de unos días bajo las luces calientes, la leche se volvió amarga, lo que hizo que a Colbert le resultara muy desagradable trabajar con el hedor; Tenemos durante una reunión clandestina de cristianos en unas ruinas a las afueras de Roma, que se convierte en una emboscada con masacre de seguidores de Jesús, con salvaje ataque de arqueros soldados romanos, con flechas en cuellos de mujeres, y hasta un niño es asesinado mientras es sostenido en brazos por su madre; Hay una escena de seducción lésbica atronadora en medio de una bacanal orgiástica, con un baile formidable, donde Ancaria (Joyzelle Joyner) ofrece danza, “Luna desnuda”, cual serpiente lúbrica acariciando suavemente los pechos de una frígida cristiana mientras pronuncia una "poesía"; Y para coronarlo todo el tramo sádico del Coliseo Romano, todo un festín sanguinario, con combates de gladiadores, y con animales de todo pelaje (leones, elefantes, cocodrilos gorilas, tigres, hasta enanos) destrozando personas. Todo esto filmado con gran afán provocador y de impacto, que lo consigue, creando un espectáculo visual fascinante por momentos, mezclando los sensual con lo atávico de la violencia (gracias todo esto a que aún no estaba en vigor el Código Hays de auto censura), aunque cojeando en su núcleo central de la historia de amor entre el militar romano y la cristiana, muy naif, y resuelto de un modo grimante.

La reacción de la Iglesia Católica en los Estados Unidos al contenido de esta película y de Ann Vickers ayudó a llevar a la formación en 1934 de la Legión Católica de la Decencia, organización dedicada a identificar y combatir el contenido objetable, desde el punto de vista de la Iglesia, en imágenes en movimiento.

La dirección de arte y el diseño de vestuario corrieron a cargo de Mitchell Leisen (posteriormente director de éxito con obras como “La muerte de vacaciones” o “Recuerdo de una noche”), también actuó como asistente de dirección. Para ahorrar gastos de producción durante la Gran Depresión, se reutilizaron los decorados existentes, así como los trajes que quedaron de la realización de “Los Diez Mandamientos”. Karl Struss fue nominado a un premio de la Academia a la mejor fotografía. Fue la tercera y última de la trilogía bíblica de DeMille, después de Los diez mandamientos (1923) y El rey de reyes (1927).

Como ya he comentado, De Mille enfrenta la depravación supuesta de los decadentes romanos en su capital, con sus dioses amoldados, con sus pecados a ojos de la moral inquebrantable cristiana, que desprende dulzura, castidad, y solidaridad. Epítome de esto es la Emperatriz y el Emperador, ella encarnada por una resplandeciente lasciva Claudette Colbert, con unos sexys modelitos que dejan poco a la imaginación, exhibiéndose como arpía manipuladora, lujuriosa, adultera, con esclavas sexuales, capaz de mandar (por medio de su esposo Emperador) a gente inocente a los leones por celos, mujer a la que n o la duele la llamen ‘ramera’ (genial su gesto encogiendo los hombros y sonriendo pícaramente ante esto). Tan bien lo hizo la actriz franco-estadounidense que el productor y director la fichó para dar vida a la mítica Cleopatra en su biopic del 1934; Charles Laughton vuelve a demostrar (da igual cuando leas esto) que es con justicia uno de los mejores actores de la historia, un titán que aquí destila amaneramiento, indolencia, sociopatía, genial emitiendo tedio en medio de la masacre en el Coliseo de Roma, ello teniendo a sus pies a un esclavo negro, Sublime. Son las verdaderas estrellas a la sombra de los aburridos protagonistas; Aunque su final me resulta grimante (spoiler).

Y es que los protagonistas Mercia y Marco resultan muy naif, ella una visceral cristiana sin dudas morales, una mera autómata fundamentalista, aunque muy bella Elissa Landi (ello por mor de una labor de peluquería anacrónica), tanto como plana de carácter. Es la obsesión del prefecto de Roma Marco Soberbio embestido por Frederic March (ganó el Oscar al año anterior por su actuación en “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”),... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
...se supone tiene una conversión de pagano a cristiano ferviente, en realidad todo lo hace por una joven que se le resiste y no sabe cómo camelársela, llega al extremo final de en su huida hacia adelante por conseguir su amor de cruzar una línea suicida (¿?); También tiene importancia el personaje de Tigellinus encarnado por Ian Keith, segundo al mando de Nerón, despiadado militar que odia a los cristianos, un sádico que tiene su gran momento cuando en las mazmorras torturan al joven Esteban (buen Tommy Conlon), lo hace bajar con el verdugo mudo a un lugar que para dar más terror no se ve, solo vemos que de allí sale humo, arriba observándolo está Tigellinus con un rostro de retorcido sádico disfrutando, mientras oímos los gritos de dolor del desgraciado.

El rush final con epicentro en el Coliseo de Roma, entrando en él con una cámara elevada que desciende desde loa lto de las gradas, vemos el programa de los actos, desciende del todo hasta llegar a las mazmorras del sótano con los cristianos presos. A partir de entonces la ágil edición alternará la crueldad en la arena con estos reos esperando ser devorados por las fieras. Aquí se da el choque brutal entre el salvajismo del Imperio de Nerón y la Fe Crsitian tiene su gran combate, ganado para el espectador (por lo menos para mí) el festín de imaginación sobre la arena, más que lo que pasa en el sótano con los cristianos esperando su hora de ser masacrados para deleite del público. Sobre la superficie vemos elefantes aplastando gente, incluso a un hombre lo vemos devorado por un paquidermo (menuda fantasía, desde cuando los elefantes son carnívoros?), hay toros enfrentados a hombres, tigres y leones destinados a devorar gente, cocodrilos dispuestos a comerse a una mujer atada estirada sobre unas estacas, ataviada únicamente con una ristra de flores en su pechos y entrepierna. Vemos un ‘gorila’ acercarse a una mujer atada a un palo gritando, pero el mico canta a la legua es un hombre disfrazado, en realidad es el filipino Charles Gemora (nombre real Carlos Cruz Gemora), fue un maquillador de Hollywood conocido como "el Rey de los Hombres Gorila" por sus prolíficas apariciones en muchas películas de Hollywood vistiendo traje de gorila. Hay una batalla entre Amazonas y enanos, de lo más provocativo, hay batallas de gladiadores, decapitaciones, empalamientos. Todo esto mientras vemos de vez en cuando al público que va del entusiasmo morboso, otros está aterrorizados cual ve un film de horror, y otros parecen aburridos, cual si fuera poco lo que hay frente a ellos, como por ejemplo el Emperador Nerón, con su displicencia y bostezos.
Marcus dice sobre los cristianos: "Están tan insatisfechos con el mundo que les gustaría destruirlo".

Spoiler:

El final con Mercia empujando y manipulando a Esteban para que suba a la arena para ser matado me resulta repugnante. La guinda es como marco va a salvar a Mercia y termina suicidándose con ella con tal de conseguir que la ame unos segundos antes de ser devorados por los leones. Una actitud por cierto, alejada de los preceptos cristianos de salvaguardar la vida por encima de todo, y lo que hace el radicalismo cristiano de ella es inmolarse en un suicidio consentido, de hecho suben las escaleras hacia la superficie gustosamente, cual si arriba estuviera el cielo, y yo repito, es un suicidio; aparte queda la licencia de como la puerta de la mazmorra del Coliseo a la arena resulta ridículo, no hay soldados que los empujen a subir, los condenados suben por voluntad propia, ejemplo es Esteban y al final Mercia y Marco. Y vemos la puerta abierta y fuera de plano la masacre, pero como los supuestos leones no entran por las mazmorras? No debería haber empezado la carnicería y cerrar la puerta? Quizás es ser muy pejigueras.

Me queda una película que narrativamente kitsch, hija de su tiempo y de su conservador director y productor, pero visualmente con momentos homéricos que la hacen degustable en su transgresión y frescura. Fuerza y honor!!!
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