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Voto de The Motorcycle Boy:
6

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6
6.4
29,883
Drama. Aventuras. Thriller
El Apolo XIII inicia su viaje a la Luna en abril de 1970. Cuando está a punto de llegar a su destino, se produce una explosión en el espacio que les hace perder oxígeno y, además, cambia el rumbo de la nave. La situación de los tripulantes se hace desesperada cuando el oxígeno empieza a agotarse. Mientras tanto, el mundo entero vive pendiente del desenlace de tan angustiosa aventura. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2009
30 de abril de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apolo 13 narra las aventuras reales de un grupo de astronautas en su misión de alunizar allá por 1970. La película queda estructurada claramente en dos partes.
Por un lado, está la parte buena de la película. La parte del astronauta. La relacionada con las aventuras y dificultades de los tres astronautas y de la base de control de Houston. La represantada por Tom Hanks, Bill Paxton, Kevin Bacon, Gary Sinise y Ed Harris. Es lo mejor de la película. Además de regalar imágenes muy bonitas visualmente, uno vive los problemas de los tres astronautas, sus ilusiones, sus frustraciones, su ingenio, su pena. Siente la agonía de estar en el espacio sin saber si volverán algún día a casa. Vive aquello de… Houston, tenemos un problema!.
Por el otro, está la parte dulce del film. La parte que daña a la película. La sensiblería de Ron Howard al retratar a la sociedad norteamericana. El patriotismo mundial en pro de los EE.UU con el que se representa al mundo. Uno se cansa de ver a esposas llorar delante de un televisor viendo las penas de sus maridos, a un cura dando palmaditas en la espalda cada dos por tres, la relevancia de salir o no en la TV, niños monos preocupados por su papa o la “bomba” de ver a Neil Armstrong entretener a la anciana madre del piloto de la nave espacial. Madre que tiene el papel mas irrelevante y superfluo de la historia del cine. Un pastel excesivo en su conjunto, un lastre con el que carga la película.
En fin, si la primera parte espacial hubiese sido complementada por una parte terrestre menos edulcorada, la cosa hubiera dado para más. Quizás si no hubiese caído en las manos de Howard, o quizás era lo que tocaba, hubiese caído en las manos de quién hubiese caído. Quizás había que vender el ingenio de los norteamericanos. Lo buenos que son y lo felices que están siempre ellos, con sus aventuras en sus juguetitos espaciales. Cómo vela la sociedad mundial (no penséis que sólo se preocupan en USA de los pobres astronautas) por ellos y que felicidad irradian.
Conclusión: tratada de otra manera, daba para más. Pastel terrestre > Aventura espacial.
Por un lado, está la parte buena de la película. La parte del astronauta. La relacionada con las aventuras y dificultades de los tres astronautas y de la base de control de Houston. La represantada por Tom Hanks, Bill Paxton, Kevin Bacon, Gary Sinise y Ed Harris. Es lo mejor de la película. Además de regalar imágenes muy bonitas visualmente, uno vive los problemas de los tres astronautas, sus ilusiones, sus frustraciones, su ingenio, su pena. Siente la agonía de estar en el espacio sin saber si volverán algún día a casa. Vive aquello de… Houston, tenemos un problema!.
Por el otro, está la parte dulce del film. La parte que daña a la película. La sensiblería de Ron Howard al retratar a la sociedad norteamericana. El patriotismo mundial en pro de los EE.UU con el que se representa al mundo. Uno se cansa de ver a esposas llorar delante de un televisor viendo las penas de sus maridos, a un cura dando palmaditas en la espalda cada dos por tres, la relevancia de salir o no en la TV, niños monos preocupados por su papa o la “bomba” de ver a Neil Armstrong entretener a la anciana madre del piloto de la nave espacial. Madre que tiene el papel mas irrelevante y superfluo de la historia del cine. Un pastel excesivo en su conjunto, un lastre con el que carga la película.
En fin, si la primera parte espacial hubiese sido complementada por una parte terrestre menos edulcorada, la cosa hubiera dado para más. Quizás si no hubiese caído en las manos de Howard, o quizás era lo que tocaba, hubiese caído en las manos de quién hubiese caído. Quizás había que vender el ingenio de los norteamericanos. Lo buenos que son y lo felices que están siempre ellos, con sus aventuras en sus juguetitos espaciales. Cómo vela la sociedad mundial (no penséis que sólo se preocupan en USA de los pobres astronautas) por ellos y que felicidad irradian.
Conclusión: tratada de otra manera, daba para más. Pastel terrestre > Aventura espacial.