Tras la estúpida traducción al español del título original vive un trepidante film cómico. Los Coen empiezan a mostrar ya muchas de sus fílias temáticas y a encontrar varios de sus elementos icónicos y de narración visual que tan grandiosos frutos les irían dando en el futuro. A ello, añadir un excelente ojo para la naturaleza humana, llena de torpeza, bondad y estupidez a partes iguales.

El tiempo no solo lo respeta sinó que lo mejora: es un film sólido, loco, lúcido, que tiene la capacidad de sorprender, divertir y emocionar aún contando en su historia con el protagonismo de un bebé, algo de por sí irritante en cualquier ficción y que aquí nos regala la escena mejor planificada jamás con un pequeño con pañales o, para ser exactos, cinco.

Los Coen, desde el minuto cero, como siempre, a la vanguardia total de todos los demás. Sí, son muy listos y lo saben.