Una película retrasada 22 meses para aparecer en cartelera, para estrenarse en los cines. La esperaba, mayormente a causa de la intriga por lo nuevo del director, Ariel Winograd, debido a la confianza que me produjo ver sus productos y encontrar algo genial en cada uno de ellos. Sumado a que cuenta con un elenco excelso de actores y actrices dando lo mejor en sus escenas, la intención de la historia, que quiere contar y mostrar simples cosas, es notable y se logra, tierna y dulcemente.

Leonardo Sbaraglia es un director de un programa de T.V, donde lo que sucede se remonta a acontecimientos creados para el show en el cual ciertas personas debaten, y discuten, sobre el tema que los llevo a presentarse allí. Pura falsedad. El hombre tiene vínculos amorosos frecuentes y efímeros, y tuvo un romance, ahora terminado, con una estupenda Natalia Oreiro, con el fruto de Benito, hijo en común. Pronto, un sacudón en la vida del protagonista pondrá a prueba sus capacidades paternales, poco puestas en práctica, y tendrán que soportarse en busca de una verdad que inesperadamente sorprende a ambos.

Winograd es excelente en su método, donde combina emoción con comedia. La cinta está llena de situaciones cómicas, muy buenas todas, con grandes actores que las componen, y mezcladas con, intermitentemente, toques de drama. Los planos, muchos, son espectaculares, amables y prácticos para narrar la historia. Destaco el diseño de producción, impecable. La música muy correcta y la fotografía sobresaliente. Por sobre todos los puntos se ubica la gran interpretación de Benjamín Otero, como el hijo del principal, brillantemente encarnado por Sbaraglia, entrañable. En el trascurso de la trama, aparecen varios actores que, en verdad, ninguno afloja el ritmo ni decepciona en su momento. Entre tantos, Diego Peretti y Charo López resultan los mejores.

Es profundo el mensaje pero superficial a la vez, fácil de captar para mentes atentas y ensimismadas en el mundo que se nos exhibe. La falsedad de la vida del protagonista es evidente: su programa de televisión, sus relaciones sentimentales fugaces, su título impreciso de padre. De repente, sucede un torbellino que libera todo aquello y atrae la verdad. Reaparece su hijo, y con su madre una realidad oculta que sacude toda su monotonía, descubre lo importante que el pequeño Benito es en verdad y lo que significa para continuar su existencia, su exitoso programa empieza a decaer y el fracaso laboral toca su puerta. Son claves para entender como aquí comienza a arreglarse el mundo, como la mentira se corre y se prioriza lo esencial: la verdad.

Calificación: 8.5