La verdad es que me temía que este film fuera una especie de pseudo-documental mal elaborado, con tendencia al efectismo y a la lágrima fácil, e incluso a la demagogia. Pero no. Estamos ante una película honesta, con rigor histórico, que nos muestra un drama que nos pilla muy cerca y que no debemos olvidar para no incurrir en los mismos errores que en el pasado. Las interpretaciones son muy buenas (excepcionales Daniel Brühl y Leonardo Sbaraglia), las escenas muy elaboradas y, a pesar del largo metraje, el ritmo no decae y siempre resulta entretenida y con tensión. Ya es hora de que más películas españolas de denuncia vean la luz, siguiendo la estela de la memorable "El caso Almería", de Pedro Costa (1983).