En primer lugar, como publicista debo decir que la campaña promocional en torno a esta película solo puede calificarse como excelente. El hecho de que el espectador no sepa de qué trata la película ni a qué se enfrentan sus protagonistas hasta casi el final de la misma, las falsas noticias creadas en torno a ellas como “La bruja de Blair” (en varios telediarios estadounidenses se dieron noticias falsas en torno a avistamientos de una extraña criatura, ataques inexplicables en distintas partes del mundo que nadie se atribuía…) así como los miles y miles de blogs que circulaban en Internet intentando desentrañar el misterio de la criatura; generó una gran expectación en torno al largometraje. Además, estaba el hecho del uso de la cámara subjetiva, un recurso técnico poco empleado, pero que en las pocas ocasiones en que se ha utilizado ha conseguido excelentes resultados tanto de la crítica como del público (en España, de hecho, teníamos el caso reciente de “Rec”).

Sin embargo, como siempre se suele decir: no te hagas grandes ilusiones. Yo no seguí ese consejo y acabé la película no solo decepcionada, sino mareada y deseando que hubiese alguna farmacia de guardia donde comprar una pastilla para el dolor de la cabeza.

La película hubiese sido buena si no llegase a ser por el excesivo ruido en todos los sentidos: la cámara se movía demasiado deprisa como para que el espectador pudiese captar lo mínimo y las pocas veces en que estaba quieta resultaba ser escenas tan aburridas que olvidándome de los modales que uno debe tener en la sala de cine, bostecé ruidosamente; a este ruido debemos añadir el ruido en si, a mi parecer, acabé con dos puntos menos de audición en ambos oídos tras verla, de hecho, los oídos me pitaron durante horas y me planteé seriamente hacerme una revisión, pues una de mis acompañantes salió con un tímpano casi perforado; y el punto fuerte de la película, la famosa criatura se quedaba en un dibujo de anime mal hecho y que provocaba risas (las únicas de toda la película).

En conclusión: Si todavía estáis dispuesto a verla dos consejos: tapones para los oídos y una bolsa para las nauseas. Creedme, me agradeceréis ambos.