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España España · valencia
Voto de el feroz:
8
Aventuras En la segunda mitad del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se hizo célebre por sus victoriosas campañas contra los musulmanes durante la reconquista del Reino de Valencia. Acusado injustamente de traición, Rodrigo mata en duelo al padre de Jimena, que lo rechaza y se encierra en un convento. Este es el punto de partida de numerosas peripecias: las intrigas del conde García Ordóñez, el desafío del rey Ramiro de Aragón y ... [+]
16 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodrigo Diaz de Vivar "el Cid" más conocido como Charlton Heston: Así rezaba un viejo y graciosísimo chascarrilo de los años setenta, que no hacía otra cosa que poner sobre el tapete una verdad incontestable: El cine americano, o al menos el de esencias claramente anglosajonas se las pinta solo para llevar los personajes históricos a su terreno y hacerlo de forma que resulta tan icónica como inolvidable.

Con una fidelidad histórica que de nula raya lo inexistente, incluyendo la representación de una Valencia medieval que a los ojos de un norteamericano puede resultar convincente, pero que a los de una español, no digamos un urbanita valenciano, aparece absurda, una Sofía Loren con 120 arrobas de laca Nelly Spray para lucir un peinado de connotaciones arquitectónicas sesenteras, un Herbert Lom que la fortuna quiso que apareciera en pantalla con la boca tapada y debidamente caracterizado, evitando que años después el público lo identificara como un enojado inspector Dreyfus en las muchas sagas de la Pantera Rosa, e incorporando a un villano de opereta absolutamente ucrónico, un Cid hagiográfico en el sentido literal del término, destinado por Dios para salvar a la humanidad de las hordas de la maldad y la barbarie, pero eso sí, majestuosamente incorporado por Heston, y un guion de bellos diálogos llenos de arcaica solemnidad. Todo ello fue habilísimamente conjugado por Anthony Man de forma excelente para filmar otro de sus maravillosos westerns, en la línea épica de "Cimarrón" pero trasladando el epicismo a las luminosas estepas de la Castilla del siglo XI.

Con ello Man, y sobre todo Samuel Bronston demostraron que su ruptura con los estudios Majors de Hollywood respondía a cuestiones crematísticas y nunca estéticas, presentando una producción de estupendo calado artístico, ya que no histórico, servida con excelente pulso narrativo, y grandes actores, sin que los consejos y asesoramientos del ilustre Menéndez Pidal movieran a Man a cambiar un ápice del programa establecido.

Todo un magnífico espectáculo al son de la magistral partitura de Miklós Rózsa, para la diversión y el apasionamiento, poco apto para aquéllos que examinen la historia con microscopio electrónico, olvidando (lamentablemente) que el cine nació para apasionar y entretener,y en este caso con nota alta.
Desde aquí mi más sentido vasallaje a una Doña Urraca, bajo las facciones de la bellísima Geneviève Page a la que siempre recordaré como una preciosa Nadia en el "Miguel Strogoff" de Carmine Gallone. Para mí mucho más guapa que la Loren, e incluso más apropiada para el papel de Jimena.
el feroz
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