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España España · valencia
Voto de el feroz:
7
Aventuras. Drama Drama bíblico ambientado en el Antiguo Egipto que narra la historia de Moisés (Charlton Heston), favorito de la familia del faraón, que decide renunciar a su vida de privilegios para conducir a su pueblo, los hebreos esclavizados en Egipto, hacia la libertad. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para cuando uno lleva dos horas de visionado de este film, ya ha advertido que , lejos de alejarse de una supuesta realidad histórica a través de simples planteamientos formales (supongo que al espectador le importa un bledo saber si en la época de los faraones habría o no camellos, o si el éxodo sucedió durante los tiempos de Ramsés II, u otras zarandajas por el estilo..) De Mille, un macarthista convencido, y astuto "meapilas", lo hace de una forma más contundente, y a la vez más "sibilina", partiendo de la base de que el público americano difícilmente podría haber hecho una lectura completa, no digamos reflexiva o analítica del Antiguo Testamento. Así, aunque furibundo seguidor del Pentateuco, el director de hondas raíces episcopalianas introduce, como quien da la píldora con caramelo, más de un descarado revisionismo en la línea de lo puramente comercial, llevando los excesos bíblicos al campo de la tradición cristiana, con alusiones a la redención, a la fraternidad entre los hombres, la compasión y el respeto a la vida humana ( algo absolutamente inexistente en la historia hasta la promulgación de la Carta Magna de 1787 ( americana, por cierto) incluso al amor universal.
De esta manera, De Mille, en la pura línea de Holliwood,, vuelve, como tantos otros, a hacer trampa para sucumbir a la llamada de la taquilla, lo cual no es obstáculo para reconocer que el falseamiento le sale admirablemente bien ( siempre y cuando la película se juzgue desde la óptica del aprovechamiento de las grandes cualidades de su director, por no hacer mención a las que no tenía y de las cuales el film es también un buen exponente)

Sea como sea, "Los 10 Mandamientos" es un adecuado ( y brutal) divertimiento que, por fortuna, consigue ( lo que es habitual en De Mille) exponer los defectos de su director como si fueran virtudes, y no viceversa, lo cual no es poca cosa.

Así, los personajes se insertan en secuencias gigantescas que más que propias de una película, parecen hechas por un escaparatista o incluso por un artesano de Belenes, en casi monstruosas "cajas de escenario" donde todo parece perfectamente situado y atrezado con precisión milimétrica, haciendo uso no pocas veces de la cámara fija, para aprovechar la escenografía al máximo, y con plano general, (Conversación Brynner- Heston, y entrada "por el foro" de Anne Baxter con el hijo muerto en brazos mientras Heston sale "por el foro")
Diálogos imposibles, casi Shakesperianos, tan sobreexcedidos que llegan a rozar lo ridículo, y gestos operísticos, cuya grandilocuencia sólo parecería justificarse en la acción, subrayada para el público, de una alejada "general" en un gigantesco teatro de la West End londinense, pero que en una película llegan a resultar risibles, a pesar de la innegable belleza poética de muchos de ellos.

Tampoco ayuda demasiado la acostumbrada ineficacia de D. Mille en la elección de actores: un Heston de imponente (y pictórica planta) que por momentos pierde la compostura, Anne Baxter incorporando a una Nefertari imposible, y un Yul Brynner que adopta la postura de brazos en jarra demasiadas veces para resultar creíble, luciendo músculo y chulería a partes iguales, pero que a pesar de todo, y junto con los otros, transmite poderío y grandeza, y unos buenos decorados primorosamente pintados de color Kitch, y secuencias de plató con sospechosas sombras de interior, pero de apabullante preciosismo, completan el conjunto para ofrecernos arte tan falso (y bello) como puede serlo un Cristo de Velázquez o una Cleopatra de Tiépolo, si a eso vamos. (Incluso De Mille, sabe compensar con acierto tanto exceso histriónico con comedidas interpretaciones de antagonistas tan interesantes como Edward G. Robinson ( que podría haber añadido esta película a su legendaria colección pictórica) o Sir Cecil Hardwicke, con toda su templanza inglesa.

Así que, dejando atrás otras consideraciones, mi recomendación es coger la bolsa de palomitas ( evitando las de microondas, que son cancerígenas) y sumergirse en la acción para disfrutar del Holliwood más desmelenado, con todo su imponente aparataje. El inmenso esfuerzo realizado por todo un inmenso equipo de producción, bien merece, cuando menos, esa muestra de agradecimiento.
el feroz
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