Hace mucho tiempo vi una especie de minidocumental de un chico el cual tenía una madre con alzheimer, la cual no recordaba ya a su hijo, ni su nombre y el chico luchaba a diario por recordarle a su madre su nombre, y no dejar que mueran los recuerdos que ella pueda albergar de él. Muchas veces la mujer lloraba simplemente por ver el llanto de su hijo, y sin entender por qué este lloraba. Para la persona enferma es como ir muriendo en vida, y que todos dejen de existir, aun sin morir. Eso deja la escalofriante conclusión de que tan fuerte y a la vez tan frágil es la mente humana. Un poco de eso, recordé viendo esta película.

El cine asiático, tuvo un boom empezando el siglo 21, muchas películas como Old Boy, Memories of Murderer, La Trilogía de la venganza, The Chaser, etc dan saldo de grandes obras. Luego se remataron en años venideros con otras películas con tramas muy buenas pero que no parecían construir algo tan diferente a lo anterior visto como I Saw the Devil, The Hovering Blade, The Suspect X, Blind, Montage, etc. Pero esta vez sale una genial película, quizás más sicológica que cargada de acción, pues nos narra la lucha interior del personaje principal contra el Alzheimer. Al principio es muy fácil empatizar con el protagonista a pesar de sus crímenes, pues es una suerte de “justiciero”, pero que no escapa de ser un criminal, aunque su pasado nos deja ver la justificación de su oscura sicología.

Lo más interesante es que la trama juega con el espectador, y no es fácil saber hasta donde todo es verdad o todo es falso hasta cierto punto de avanzada la trama. Algo muy destacable es el antagonista, pues tiene un rostro gélido y un aire pálidamente cínico. La verdad una excelente película, y un gran thriller que además de entretener deja ver matices reales de una gravísima enfermedad.