Media votos
6.3
Votos
3,662
Críticas
65
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de El Fauno:
8
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/8.png)
6.3
1,897
Drama. Romance
Maurice (Peter O'Toole), Ian (Leslie Philips) y Donald (Richard Griffiths) son tres jubilados de cierta edad que se reúnen todos los días en su bar preferido para tomar una copa, lamentar la situación mundial e intercambiar comentarios. La edad ha ralentizado sus cuerpos pero no sus ágiles mentes. Ian, que es un poco maniático, espera ansioso la llegada de la hija adolescente de su sobrina, que viene a cuidarlo. Pero, cuando, por fin, ... [+]
29 de septiembre de 2007
12 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre tendemos a pensar que la gente mayor ya no siente, ya no vive, no llora, ni ríe, ya nos les importa nada ni nadie. Los jovenes solemos imponernos los prejuicios de que los ancianos, los viejos, sencillamente ya no piensan en nada fuera de su común cotidianeidad. Los definimos como seres previsibles, aburridos, sin ningún tipo de ambición, carentes de ilusiones, con muchos conocimientos que consideramos inutiles y apenas nos paramos a escuchar, sin pensar en sus multiples vidas tras su envejecido retrato presente, vidas en las que recorrieron mares tempestuosos de obstaculos vitales, conocieron mujeres, conocieron el amor, el dolor y la vida. Nunca nos paramos a pensar que tal vez también son personas que sigan sintiendo, que sigan amando y anhelando placer. Para algunos es casi inconcebible hablar con una persona mayor sobre temas tan "escabrosos" y parece que "antinaturales" (para como los plasma la sociedad de hoy) como es el sexo. Damos por sentado que ellos jamas lo conocieron o supieron de él, debido a la estricta moralidad de la época en la que vivieron. No nos damos cuenta que el amor es algo que se siente a cualquier edad, algo que se desea en cualquier época o dimensión; y el sexo es su cara oculta, su parte física. Algo de lo que el amante de nuestra "Venus" sabe más de lo que parece. Una afición ésta, que, aún en los últimos momentos de su existencia, sigue sin querer abandonar, especialemente en el mometo en el que conoce a una rebelde e ignorante jovencita que le reactivará los mecanismos más oxidados de su talentosa virtud para atraer.
Ver a Peter O,Toole encarnar con tanta maestría un papel que casi parece amoldarse a su personalidad es una delicia hasta para el más exigente de los cinéfilos. Su personaje va evolucionando desde una base puramente cómica hasta un fondo enormemente dramático. Descubrimos que, aparte de ser un "viejo verde" y regodearse en ello, es una persona consecuente, cínica, haciendo gala de un humor negro poco habitual en personas de su edad, y tambíen culto y conocedor del universo de las mujeres. La película practicamente le ofrece un recital interpretativo, consiguiendo componer un vivo retrato de la vejez, poético, hermoso y divertido, que hubiera sido merecidísimo ganador del Oscar al mejor Actor. Su parteniere en la ficción, la primeriza Jodie Whittaker, le secunda con naturalidad y soltura, sosteniendo muy notablemente sus escenas más íntimas y delicadas, muy especialmente cuando ambos aparecen en pantalla, dando lugar a numerosas escenas de una belleza, éstetica e interior, exquisita.
La representación de un amor platónico, de una especie de recordatorio y última oportunidad para degustar el fresco sabor de la efervescente juventud queda magnificamente plasmado, ya no sólo en la relación de O,Toole y Jodie...
Ver a Peter O,Toole encarnar con tanta maestría un papel que casi parece amoldarse a su personalidad es una delicia hasta para el más exigente de los cinéfilos. Su personaje va evolucionando desde una base puramente cómica hasta un fondo enormemente dramático. Descubrimos que, aparte de ser un "viejo verde" y regodearse en ello, es una persona consecuente, cínica, haciendo gala de un humor negro poco habitual en personas de su edad, y tambíen culto y conocedor del universo de las mujeres. La película practicamente le ofrece un recital interpretativo, consiguiendo componer un vivo retrato de la vejez, poético, hermoso y divertido, que hubiera sido merecidísimo ganador del Oscar al mejor Actor. Su parteniere en la ficción, la primeriza Jodie Whittaker, le secunda con naturalidad y soltura, sosteniendo muy notablemente sus escenas más íntimas y delicadas, muy especialmente cuando ambos aparecen en pantalla, dando lugar a numerosas escenas de una belleza, éstetica e interior, exquisita.
La representación de un amor platónico, de una especie de recordatorio y última oportunidad para degustar el fresco sabor de la efervescente juventud queda magnificamente plasmado, ya no sólo en la relación de O,Toole y Jodie...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
...sino también en la acertada y cuidada dirección de Roger Michell, que consigue momentos de una genialidad desbordante, con secuencias, escenas y planos verdaderamente originales en los que la cámara se adentra en un punto de vista subjetivo respecto al espectador, situandose como la misma cámara que filma la escena de una película ficticia en la que Maurice se encuentra actuando, retirandose lentamente por el carríl en el momento en el que sufre un ligero decaimiento, ampliando el plano, y descubriendo, para sorpresa nuestra, el plano subjetivo elegido, en el momento en el que el operador y ayudante de cámara abren la lente para limpiarla. Sin duda un plano de esos que perduran en la memoria colectiva del cinéfilo.
La cuestión no se queda ahí. No hay que olvidar que Michell es un director que, debido al éxito que consiguió en su momento con la amable aunque muy comercial comedia "Notting Hill", no ha vuelto a ser tomado en serio por muchos que lo tachan desde entonces como un cineasta mediocre, sin nada que ofrecer más alla de productos semi-interesantes con poca visión de futuro. Todo ello a pesar de quedar claras sus virtudes a la hora de dirigir, sobre todo en esta cinta, en el que quedan especialmente latentes. De esta forma no creo que sea descabellado decir que sin duda esta es una de las obras más destacables de su filmografía. Roger alcanza momentos de autentica poesía, ya no sólo verbal (con recital de poesía incluido), sino también visual, en momentos claves en los que los personajes se encuentran en situaciones íntimas o importantes en el curso de la historia. Cada conversación entre Maurice y Jessie es una autentica delicia, y el guión es por tanto otro de los valores más destacables del filme. Partiendo de una historia sencilla, sin muchas pretensiones, pero otorgandole unos matices y un trasfondo inmenso rodeado de momentos brillantes, con un pulso narrativo sorprendentemente acertado, sin resultar ni excesivamente tedioso ni demasiado rapido en querer sacar sus conclusiones la cinta va tomandose su tiempo para desenvolver con soltura y eficacia el destino de sus personajes. Unos personajes moviendose casi al mismo ritmo que las acompasadas canciones de Corinne Bailey Rae que salpican toda la película acoplada a una fotografía hermosa, natural y eficaz.
La conclusión que nos queda es que el Amor sana y destruye. En los últimos momentos de su existencia Maurice se destapa ante su exmujer, revelandole sin palabras en un inmenso momento del film, que nunca la ha dejado de querer, a pesar de sus muchos desvaríos. La lealtad y la fidelidad son conceptos bien distintos. Maurice no fue fiel, pero siempre fue leal. Maurice amó, vivió y rió, lloró, sintió y pensó, y falleció viendo el mar... junto a su última Venus... la persona que significó la última gran conquista de su tumultuosa vida, y aquella que nos hizo ver... que incluso las personas mayores sienten tanto como nosotros... A veces... incluso más.
La cuestión no se queda ahí. No hay que olvidar que Michell es un director que, debido al éxito que consiguió en su momento con la amable aunque muy comercial comedia "Notting Hill", no ha vuelto a ser tomado en serio por muchos que lo tachan desde entonces como un cineasta mediocre, sin nada que ofrecer más alla de productos semi-interesantes con poca visión de futuro. Todo ello a pesar de quedar claras sus virtudes a la hora de dirigir, sobre todo en esta cinta, en el que quedan especialmente latentes. De esta forma no creo que sea descabellado decir que sin duda esta es una de las obras más destacables de su filmografía. Roger alcanza momentos de autentica poesía, ya no sólo verbal (con recital de poesía incluido), sino también visual, en momentos claves en los que los personajes se encuentran en situaciones íntimas o importantes en el curso de la historia. Cada conversación entre Maurice y Jessie es una autentica delicia, y el guión es por tanto otro de los valores más destacables del filme. Partiendo de una historia sencilla, sin muchas pretensiones, pero otorgandole unos matices y un trasfondo inmenso rodeado de momentos brillantes, con un pulso narrativo sorprendentemente acertado, sin resultar ni excesivamente tedioso ni demasiado rapido en querer sacar sus conclusiones la cinta va tomandose su tiempo para desenvolver con soltura y eficacia el destino de sus personajes. Unos personajes moviendose casi al mismo ritmo que las acompasadas canciones de Corinne Bailey Rae que salpican toda la película acoplada a una fotografía hermosa, natural y eficaz.
La conclusión que nos queda es que el Amor sana y destruye. En los últimos momentos de su existencia Maurice se destapa ante su exmujer, revelandole sin palabras en un inmenso momento del film, que nunca la ha dejado de querer, a pesar de sus muchos desvaríos. La lealtad y la fidelidad son conceptos bien distintos. Maurice no fue fiel, pero siempre fue leal. Maurice amó, vivió y rió, lloró, sintió y pensó, y falleció viendo el mar... junto a su última Venus... la persona que significó la última gran conquista de su tumultuosa vida, y aquella que nos hizo ver... que incluso las personas mayores sienten tanto como nosotros... A veces... incluso más.