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Voto de ZiudadanoX:
8
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Aventuras. Western
Matt Calder (Robert Mitchum) llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay (Marilyn Monroe), la cantante del saloon, que le haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que ha comprado junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con los caballos dejándoles indefensos ante el ataque de ... [+]
14 de junio de 2011
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres años habían transcurrido desde el estreno de ‘La Reina de África’ y Otto Preminger realizó su primera incursión en el western con una réplica moralista a la obra maestra de John Huston. Compacta, ceñida a los cánones clásicos y cargada hasta las cachas de valores tradicionales, ‘Río sin retorno’ ofrece una narración extraordinaria en la que se ensalzan la familia, el trabajo y la violencia ‘legítima’, al tiempo que se condenan el culto al becerro de oro y la vida licenciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los miembros de la Asociación Nacional del Rifle adeudan un colosal monumento a Otto Preminger por este filme, cuyo mensaje supremo radica en que resulta lícito matar a alguien, incluso por la espalda, si es por una buena causa.
Un 8 no parece una nota demasiado elevada para este filme de solidez extraordinaria, sujetado en todo momento por las anchísimas -y viriles- espaldas de Robert Mitchum, cuya solvencia como actor eleva la cinta al Olimpo del género a pesar de lo ridículamente infantil que nos resulta el planteamiento de los personajes: el propio Mitchum como hombre ímprobo, trabajador, amante de la familia, alejado del juego y aficionado al rifle; una Marilyn Monroe reducida a la caricatura de rubia con curvas, descarriada a más no poder; un malo que no sólo asesina, sino que juega y –aún peor- es capaz de abandonar a su suerte a una mujer y un niño; unos indios despersonalizados que sólo cumplen su papel de amenaza a lo largo de todo el trayecto.
Un posible plan para el fin de semana es el visionado de ambas películas, ‘La Reina de África’ y ‘Río sin retorno’, con una comparación que a uno se le antoja regocijante: en ambos casos esta variación de ‘road movie’ sirve para que el macho atraiga a la hembra a su terreno; solo que Hepburn viaja desde lo estrictamente piadoso hasta la vida real, mientras que Monroe hace el recorrido contrario, desde lo más sórdido de la realidad hasta la supuesta seguridad de una vida convencional.
Un 8 no parece una nota demasiado elevada para este filme de solidez extraordinaria, sujetado en todo momento por las anchísimas -y viriles- espaldas de Robert Mitchum, cuya solvencia como actor eleva la cinta al Olimpo del género a pesar de lo ridículamente infantil que nos resulta el planteamiento de los personajes: el propio Mitchum como hombre ímprobo, trabajador, amante de la familia, alejado del juego y aficionado al rifle; una Marilyn Monroe reducida a la caricatura de rubia con curvas, descarriada a más no poder; un malo que no sólo asesina, sino que juega y –aún peor- es capaz de abandonar a su suerte a una mujer y un niño; unos indios despersonalizados que sólo cumplen su papel de amenaza a lo largo de todo el trayecto.
Un posible plan para el fin de semana es el visionado de ambas películas, ‘La Reina de África’ y ‘Río sin retorno’, con una comparación que a uno se le antoja regocijante: en ambos casos esta variación de ‘road movie’ sirve para que el macho atraiga a la hembra a su terreno; solo que Hepburn viaja desde lo estrictamente piadoso hasta la vida real, mientras que Monroe hace el recorrido contrario, desde lo más sórdido de la realidad hasta la supuesta seguridad de una vida convencional.