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Voto de Nathaniel W Sommer:
7

Voto de Nathaniel W Sommer:
7
6.0
40,887
Thriller
Madrid, principios del siglo XXI. Un día, el inspector de policía Santos Trinidad, volviendo a casa muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino ... [+]
20 de noviembre de 2011
20 de noviembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Enrique Urbizo (La vida mancha, 2003), no habrá paz para los malvados es quizás el mejor thriller que se ha realizado en nuestro país. La película confirma a Urbizo, que ya había demostrado en La caja 507 (2002) dominar las convenciones del género, como un maestro del cine policiaco.
Urbizo, excelente conocedor de los engranajes del cine, conduce al espectador tras los pasos de su protagonista, el policia Santos Trinidad, con un firmísimo pulso tras la cámara pero tomando una perspectiva distante.
Cada secuencia, cada plano del film, es funcional, frio, está saturado de una violencia a la que el espectador es ajeno. Violencia en cada palabra, en cada gesto, una violencia muda que lo envuelve todo alrededor del personaje de Santos.
Jamás llegamos a comprender o identificarnos con Santos, un enorme José Coronado en el mejor papel de su carrera, porque él es un desecho social que se ríe de todo y se odia a sí mismo, un hombre sin escrúpulos que no pertenece a ningún sitio y al que nadie quiere, pero que posee un magnetismo salvaje que atrapa irremediablemente al espectador.
Durante prácticamente todo el film, seguiremos en paralelo la investigación de Santos y de la jueza Chacón. Es el personaje de la jueza totalmente opuesto al del protagonista; Chacón conoce como nadie los círculos de la burocracia pero es incapaz de asomarse a ese mundo sucio y despiadado en que habita Santos. Esta dualidad, metáfora de la irreconciliable fractura de estos tiempos es uno de los aspectos más interesantes del film.
Sin embargo, lo mejor de No Habrá Paz Para Los Malvados radica en las poderosísimas escenas que abren y cierran la película, las dos únicas escenas de acción del film donde se apuesta por un tratamiento sequísimo, una explosión de violencia donde el ritmo se transmite de forma excepcional en cada corte. Son también las dos escenas más simbólicas, las que nos presentan a Santos como quien realmente es, un hombre devastado y devastador.
Muy probablemente, será difícil para No Habrá Paz Para Los Malvados, encontrar su público. El film, siendo una película de autor, decepcionará a quienes busquen un trepidante entretenimiento, pero también está en las antípodas del cine de vertiente puramente dramática, cómica o romántica por el que suele apostarse en España. Lo cierto es que, sin ser una obra maestra, y compitiendo en un terreno prácticamente inhóspito para el cine español, No Habrá Paz Para Los Malvados es una excelente película.
Urbizo, excelente conocedor de los engranajes del cine, conduce al espectador tras los pasos de su protagonista, el policia Santos Trinidad, con un firmísimo pulso tras la cámara pero tomando una perspectiva distante.
Cada secuencia, cada plano del film, es funcional, frio, está saturado de una violencia a la que el espectador es ajeno. Violencia en cada palabra, en cada gesto, una violencia muda que lo envuelve todo alrededor del personaje de Santos.
Jamás llegamos a comprender o identificarnos con Santos, un enorme José Coronado en el mejor papel de su carrera, porque él es un desecho social que se ríe de todo y se odia a sí mismo, un hombre sin escrúpulos que no pertenece a ningún sitio y al que nadie quiere, pero que posee un magnetismo salvaje que atrapa irremediablemente al espectador.
Durante prácticamente todo el film, seguiremos en paralelo la investigación de Santos y de la jueza Chacón. Es el personaje de la jueza totalmente opuesto al del protagonista; Chacón conoce como nadie los círculos de la burocracia pero es incapaz de asomarse a ese mundo sucio y despiadado en que habita Santos. Esta dualidad, metáfora de la irreconciliable fractura de estos tiempos es uno de los aspectos más interesantes del film.
Sin embargo, lo mejor de No Habrá Paz Para Los Malvados radica en las poderosísimas escenas que abren y cierran la película, las dos únicas escenas de acción del film donde se apuesta por un tratamiento sequísimo, una explosión de violencia donde el ritmo se transmite de forma excepcional en cada corte. Son también las dos escenas más simbólicas, las que nos presentan a Santos como quien realmente es, un hombre devastado y devastador.
Muy probablemente, será difícil para No Habrá Paz Para Los Malvados, encontrar su público. El film, siendo una película de autor, decepcionará a quienes busquen un trepidante entretenimiento, pero también está en las antípodas del cine de vertiente puramente dramática, cómica o romántica por el que suele apostarse en España. Lo cierto es que, sin ser una obra maestra, y compitiendo en un terreno prácticamente inhóspito para el cine español, No Habrá Paz Para Los Malvados es una excelente película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Madrid, 5:15 de la madrugada; la hora a la que los bares cierran y el diablo camina. El policía Santos Trinidad entra tambaleándose en un burdel. Pide una copa. “- Está cerrado”. Saca su placa. “-¿Qué te apuestas?”.
Al policía Santos Trinidad la noche se le va de las manos. Su revólver humea, sobre el suelo sucio y con olor a desinfectante, tres personas no volverán a levantarse.
Uno ha huido, y quizá lo ha visto todo.
La primera secuencia de No Habrá Paz Para Los Malvados, lo dice todo sobre el film. Estamos ante un thriller de manual, de narración áspera y seca, de diálogos milimétricos y planos precisos. Sin sentimentalismos, sin héroes, sin concesiones.
Al policía Santos Trinidad la noche se le va de las manos. Su revólver humea, sobre el suelo sucio y con olor a desinfectante, tres personas no volverán a levantarse.
Uno ha huido, y quizá lo ha visto todo.
La primera secuencia de No Habrá Paz Para Los Malvados, lo dice todo sobre el film. Estamos ante un thriller de manual, de narración áspera y seca, de diálogos milimétricos y planos precisos. Sin sentimentalismos, sin héroes, sin concesiones.