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España España · Puerto Hurraco
Voto de Cirilo:
8
Terror. Drama Dyanne Thorne es Ilsa, la implacable comandante de un campamento médico nazi que usa sus prisioneros (muchas veces mujeres desnudas) para las torturas más dolorosas y brutales que le pasan por la cabeza en el nombre de la guerra, y para demostrar su supremacía sexual. También usa a los reclutas masculinos para acostarse con ellos y al día siguiente castrarlos. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
ILSA es una exuberante y pechugona comandante médico de las SS cuya misión es dirigir un campo de concentración en plena guerra mundial. En dicho campo se realizan experimentos a prisioneros con fines científicos, y ya nos podemos imaginar qué clase de siniestros experimentos. Ilsa además de proceder como una guardiana a la que le gusta especialmente el sadismo, es una ninfómana que se acuesta con los prisioneros recién llegados. Sólo lo pueden hacer una vez, todo hay que decirlo, porque al día siguiente les corta las pelotas (con fines científicos, eso si).

La historia se centra en las desventuras de algunos de los presos y especialmente de uno de ellos que por lo visto es un artista de la cópula, lo que provoca que los bajos de la loba nazi pidan guerra en lo sucesivo. Entre los cautivos hay un grupo de mujeres traídas para ser esterilizadas y ser mandadas después a distintos burdeles para el disfrute de los nazis. Las chicas son torturadas por puro capricho, y especialmente una, que no demuestra dolor y aguanta los envites a lo campeón.

Los ayudantes de Ilsa son un doctor gordinflas con bigote, gafas y una cara de panoli que tira de espaldas, y un par de lagartas con cara de mala leche que protagonizan una bonita escena de cama con el prisionero protagonista, mientras Ilsa observa atentamente. Dicho así parece demencial, y realmente lo es.

La película empieza con el archisobado letrero que advierte que la historia está basada en hechos reales, al menos en lo referente a los experimentos médicos, para terminar diciendo: “esperemos que estos crímenes atroces no vuelvan a repetirse nunca más”. El “porno-nazi” fue un recurso habitual en esos años, convirtiéndose casi en un género en si mismo, con títulos como “la última orgía de la GESTAPO” o “Salon Kitty” entre otras. Utilizar la parafernalia nazi o fascista para mostrar violencia gratuita solía dar buenos resultados, sobre todo si además le colocamos sexo “softcore” por doquier. En la primera secuencia ya apreciamos a nuestra protagonista en pelotas cabalgando encima de un tipo. Hay que decir que la actriz Dyanne Thorne está algo entrada en años y en carnes, pero es este físico de maciza lo que hace que le sienta mejor el uniforme, claro que si. Además hay que tener en cuenta que estamos en 1973, y los cánones estéticos eran algo diferentes.

No busquemos lecciones morales en la peli, ni siquiera hay que engañarse con que lo que estamos viendo es para mentalizar al personal de que nunca vuelva a ocurrir ni tonterías por el estilo. Los responsables del film aprovecharon las andanzas del doctor Mengele, la estética nazi y lo mezclaron con una rubia cachonda de malas pulgas. Así tuvieron el pretexto de mostrarnos explícitamente secuencias de sexo y violencia para que cierto público lo pasara en grande.

Y lo consiguieron.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cirilo
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