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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
6
Romance. Drama Un hombre y una mujer, hace años, vivieron una historia de amor fulgurante, inesperada, atrapada en un paréntesis convertido en un mito. En la actualidad, él, antiguo piloto de carreras, se pierde un poco por los caminos de su memoria. Su hijo entonces intenta ayudarle a encontrar a la mujer que su padre no supo guardar junto a él, pero a quien rememora continuamente... Secuela de "Un hombre y una mujer" (1966) que a su vez tuvo otra ... [+]
30 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les Plus Belles Années d'une Vie (2019), o Los años más bellos de una vida, es una película francesa que evoca a Une Homme et Une Femme (1966), o Un hombre y una mujer, que ganó el Oscar a mejor película extranjera en 1967. El mismo director, Claude Lelouch, vuelve a reunir a Anouk Aimée y Jean-Louis Trintignant para un drama romántico.

Por Nicolás Bianchi

En la última estación de la vida, cuando a las piernas les cuesta sostener al cuerpo y la mente sufre intermitencias, lo más feliz puede ser recordar los años y amores de la juventud. Es así como Les Plus Belles Années d'une Vie combina la amargura que significa la proximidad de la muerte con las memorias dulces que seguramente el tiempo mejoró.

La película es una secuela, más de 50 años después, de Une Homme et Une Famme, la ganadora del Oscar en 1967 que contaba la historia de una pareja de jóvenes que intentaban superar un duro trance, ya que ambos habían enviudado. Los personajes, y los actores que los interpretan, son los mismos, al igual que el director. Lelouch realizó la película a los 81 años, Trintignant a los 88 y Aimée a los 87.

Jean-Louis Duroc (Trintignant), ex corredor de carreras de autos, se encuentra internado en un geriátrico. Su estado general no es del todo bueno. Se puede parar pero para desplazarse necesita de una silla de ruedas. Su memoria empezó a fallar y no siempre está conectado a la realidad que lo rodea. Lo que sí hace repetidamente y con lucidez es evocar su romance con Anne (Aimée, absolutamente espléndida), al que considera, ahora al final, como el momento más feliz de su vida.

Es por eso que su hijo Antoine (Antoine Sire) busca a la ex novia para proponerle una visita que a su padre seguramente revitalizará. Ella acepta y el encuentro se produce. Él la reconoce pero no del todo. Le cuenta que le hace acordar, por su rostro y su voz, a una joven que amó, y ella le sigue el juego. Hay en la escena cierto nerviosismo, como si se tratara de dos amantes adolescentes, que Lelouch logra generar a la perfección.

La película desarrolla entonces esta nueva vieja relación entre ambos, en la que pesan más los recuerdos que el presente. Lelouch inserta distintas escenas de la película de 1966, a modo de rememoraciones o sueños de ambos, lo que realmente viste al relato actual. Hay además un giro fantasioso u onírico, en el que Jean-Louis imagina lo que le gustaría hacer y no puede, que completan los diálogos presentes y pasados.

Eso es prácticamente todo y se puede decir que es suficiente. No hay mayor profundidad, porque quizás no sea posible o porque se trataría de un camino de mayor oscuridad, que Lelouch no está dispuesto a transitar. Al final priman los recuerdos más felices, el amor que se sintió con más intensidad. Y ya no importa tanto qué es real y que no.
El Golo Cine
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