Comienza esta extraordinaria cinta con imágenes de la ciudad devastada por la bomba, hospitales, niños deformados, o sea, en plan documental, con la voz en off de la protagonista. Acto seguido aparece una actriz francesa, que ha ido a Hiroshima quince años después de la tragedia a rodar un film sobre la paz. Conoce a un arquitecto japonés, e inician una tórrida relación de día y medio. Pronto ella lo usa como psicoanalista, para contarle sus amores juveniles con un alemán en la Francia ocupapada, y su calvario cuando Francia es liberada. Esta relación con el japonés es también, pues, con alguien del bando enemigo. La actriz solamente pretende amar y ser feliz, pero, y es aquí donde Resnais escoge el camino de la ambigüedad moral, toma el camino menos recomendable. Al final, tras un recorrido de bares y calles, se dicen: tú eres Nevers, y tú eres Hiroshima. Film soberbio y polémico, a veces algo reiterativo, se adentra como pocos en los caminos del arrepentimiento, el olvido y la memoria, todo ello construido sobre un texto excelente de Marguerite Duras y unas interpretaciones soberbias. Una de las películas fundacionales de la nouvelle vague, un film fudamental.