Uno de los componentes de la famosa fórmula cómica de Laurel y Hardy fue el conocido tip-for-tat. Intercambiaban destrozos de objetos con un oponente hasta que al final los dos acaban en la ruina. Esto se hace presente en este cortometraje de 1935, en donde la célebre pareja tienen un negocio de productos eléctricos y su vecino una tienda. Se caen mal desde un anterior cortometraje, y eso va a llevar a un continuo enfrentamiento de los dos bandos.

Hay que verla con la inocencia y la falta de cinismo de una época en que el humor era otra cosa, algo más puro y más humano, sin llegar a la banalidad actual. Merecido 7 de nota final por el buen momento que hacen pasar aún viéndolo casi 80 años después.